_
_
_
_
_
Tribuna:TEMAS PARA DEBATE / LA LOAPA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las falsas líneas divisorias

El lunes 2 de agosto, el mismo día que cincuenta diputados presentábamos un recurso previo de inconstitucionalidad contra la LOAPA, este periódico publicaba un chiste gráfico de Máximo que me produjo una honda impresión. Bajo el título genérico de LOAPAÑA, el mapa de España aparecía dividido en tres países: el país español, el país vasco y el país catalán.Todo chiste gráfico es una simplificación, pero ésta tenía la virtud de resumir en un solo trazo lo que a mi entender constituye el resultado global del planteamiento y la discusión parlamentaria de la LOAPA.

A lo largo de estos meses, los dos grupos que apoyan la LOAPA -UCD y el PSOE- han planteado el debate sobre la misma como un choque entre las fuerzas que defienden la integridad del Estado español y las que defienden los privilegios supuestos de Euskadi y Cataluña. Sé perfectamente que por parte del Partido Nacionalista Vasco y de Convergencia Unió ha habido una utilización electoralista de determinados aspectos de la LOAPA (aunque UCD y el PSOE les han puesto a menudo las cosas corno a Fernando VII). Pero la conclusión simplificada del debate ha sido esta: "país español", por un lado (y, por consiguiente, "solidaridad", "visión de Estado", etc.); "país vasco" y "país catalán", por el otro (y, por consiguiente, "privilegio", "insolidaridad", "provincianismo", etc).

El resultado final ha sido un inmenso y peligrosísimo equívoco. Más allá de la complejidad del debate técnico, de la ínterminable polémica sobre una ley que la mayoría de los ciudadanos no entiende, lo que queda es esta visión simplificada, elemental y contundente que el chiste de Máximo refleja perfectamente. Este resultado final no sólo es un tremendo error de las fuerzas que han impulsado la LOAPA. Es algo más. De hecho, es la apertura de una grave fisura en el cuerpo político español mediante una línea divisoria artificial y desfasada en el tiempo y en el espacio.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En el curso del debate parlamentario me ha llamado constantemente la atención, por ejemplo, el planteamiento ideológico en que han basado sus argumentos los diputados y senadores socialistas.

En el fondo del fondo, los socialistas siguen viviendo el tema de las nacionalidades y de los nacionalismos con la vieja óptica que identifica nacionalismo con burguesía. Predomina todavía en el socialismo español -y en general en grandes sectores de la izquierda, incluyendo a los que se proclaman socialdemócratas y también, aunque afortunadamente en grado menor, entre algunos núcleos comunistas- la concepción de que la modernización del Estado sólo puede hacerse desde el centro, es decir, desde el centralismo político (que no está reñido con la descentralización de la Administración).

En esta línea de pensamiento coinciden varias motivaciones. Una de ellas, estrictamente ideológica, consiste en rechazar los nacionalismos en nombre de la unidad de la clase obrera. Otra, más política, tiene raíces históricas muy propias de nuestro país, puesto que no hay que olvidar, en efecto, que en la construcción del Estado español contemporáneo el liberalismo se identificó con la centralización política.

No seré yo quien niegue que los nacionalismos catalán y vasco, en sus momentos iniciales, reflejaban los intereses de una burguesía especialmente, cerrada en sus concepciones sociales y claramente beligerante contra el movimiento obrero. Ni negaré tampoco que esto sigue siendo verdad hoy en importantes sectores de estos mismos nacionalismos.

Pero la cuestión no surgió ni se presenta hoy de manera tan lineal. No creo que sea necesario hacer ningún discurso histórico para demostrar que tras la experiencia de los años treinta y la lucha contra el franquismo es un inmenso error seguir considerando -aunque sea de manera tangencial- que la cuestión de las naciónalidades en España es una cuestión burguesa". En la práctica, en lugares como Cataluña y Euskadi, que son zonas de inmigración, esto lleva a dividir a la población según líneas artificiales, como, por ejemplo, el lugar de nacimiento o la lengua familiar.

Y la propia representatividad de los partidos políticos resulta deformada, porque tienden a aparecer no sólo como defensores de intereses sociales determinados, smio como representantes de los "ciudadanos originarios", unos, y de los "ciudadanos inmigrados", otros. Este es seguramente el principal peligro que hoy se cierne sobre la vida política en Cataluña y en Euskadi, peligro que es especialmente nefasto para los trabajadores y que el planteamiento de la LOAPA puede agravar.

Lo más sorprendente es que a estas alturas este sea un tema no resuelto y que en cada curva del debate de la LOAPA hayan reaparecido flecos del mismo. Pero las consecuencias están ahí. Y aunque es fácil comprobar que ha habido y hay otras cosas de fondo y que detrás de la LOAPA se están ventilando grandes intereses electorales, lo que me preocupa ahora es el chiste de Máximo, porque así es cómo la mayoría de los ciudadanos ha visto la cuestión.

El problema de fondo es que un texto legal de las dimensiones y las implicacíones del Título-VIII de la Constitución no se puede llevar a la práctica por ningún Gobierno de minoría, sea de derecha, de centro o de izquierda, ni tampoco por una mayoría de dos partidos que excluye a fuerzas decisivas para el éxito de la tarea. ¿Cómo se puede institucionalizar el Estado de las autonomías en un país, como el nuestro, en el que el centralismo va ligado a toda una concepción de España y en el que ese centralismo ha configurado decisivamente toda la estructura del Estado si se acomete la tarea escindiendo a las fuerzas partidarias de las autonomías y estableciendo una línea divisoria radical entre ellas?

La gran fuerza de la Constitución es que la hicimos entre todos los que queríanios consolidar la democracia, aunque fuese desde puntos de vista y desde intereses sociales distintos; su debilidad es que se quiso aplicar y desarrollar desde un Gobierno de minoría.

Con las autonomías pasa lo mismo. Si en algún caso era necesario buscar un amplio acuerdo político, conseguir un consenso claro y transparente y, desde él, explicar claramente a los ciudadanos lo que se iba a hacer, con qué ritmos y con qué pausas, cómo se iban a presentar los problemas y cómo se iban a abordar, era precisamente en el tema de las autonomías, el más delicado de todos.

Desgraciadamente, se ha ido por otra vía. Un Gobierno minoritario, primero, un acuerdo excluyente después, un debate que ha creado líneas divisorias inextricables, una apelación a motivaciones ideológicas desfasadas, una crispación peligrosísima, una utilización electoral de temas de fondo y al final ese lamentable resultado: "país español", por un lado; "país vasco" y "país catalán", por otro.

Esta es hoy la situación. Y a este respecto he de decir, no por patriotismo de partido, sino porque me parece una enorme injusticia no hacerlo, que la actitud del PCE y el PSUC en todo el tema de la LOAPA es, precisamente, la que rompe este esquema maniqueo y demencial en que se nos ha querido precipitar. Ahí están unos partidos que no son nacionalústas en el sentido de definición ideológica y que, sin embargo, están claramente contra la LOAPA, es decir, contra este modelo de edificación del Estado de las autonomías y en favor de otro, que pasa por el acuerdo entre todas las fuerzas que quieren el fortalecimiento del sistema democrático.

Jordi Solé Turá es diputado y miembro del Comité Ejecutivo del PSUC.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_