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Partido de fútbol entre dos equipos de ciegos en Alcobendas

Los Viejos Rockeros disputaron el domingo un duro y emocionante partido de fútbol sala a La Nueva Ola Boys en el Pabellón Polideportivo cubierto de Alcobendas. Esta vez se impuso la veteranía y los rockeros ganaron por 4-0 a las jóvenes promesas.

La noticia no tiene, aparentemente, otro mensaje que la frialdad matemática de la goleada, ni los cronistas otra salida que la exaltación de la experiencia. Solo falta decir que, salvo los dos porteros, los jugadores de los dos equipos eran ciegos. O invidentes, según ellos suelen calificarse incurriendo en una clara contradicción, puesto que en Alcobendas se demostraría que las palabras no siempre se corresponden con los hechos. Para hacer posible el match, los organizadores habían encargado un balón de tamaño reglamentario que lleva, como único suplemento, una costura similar a la de las antiguas pelotas de cámara y bombín. En el cordón del cierre, el guarnicionero ensartó unas chapas de botella de refresco, convenientemente modificadas; cuatro a cada lado de la costura. El efecto del balón a cascabeles es muy parecido al chasqueteo de un sonajero, de modo que al botar señala un vago compás de rumba, y los futbolistas pueden localizarlo, dominarlo y disparar a gol. Y, por lo visto, inspira la misma música interior que el balón que suele escuchar Sócrates, el centrocampista de la Selección de Brasil.Sólo hubo dos limitaciones al Reglamento Abreviado de la irreal Federación Española: el árbitro era semividente ("porque hay que ser algo ciego para ser árbitro e, incluso, para valorar la intencionalidad de las faltas", dijo un experto) y los hinchas hubieron de aguantarse las ganas de abuchearle para que los contendientes pudieran oír el balón.

Los que estuvieron en el Polideportivo de Alcobendas (más de mil, según cálculos pesimistas) aseguran que, lejos de representar un problema, dichas limItaciones estimularon la participación popular (¡A córner! ¡Echarla a córner!) y no impidieron que los goles fueran de bella factura.

No estuvo Santamaria

En determinado momento corrió el bulo de que el seleccionador nacional, José Emilio Santamaría, estaba en el banquillo de los rockeros, pero a la vista del juego del equipO y de la marcha del marcador fue desmentido inmediatamente por la afición. Tampoco pudo confirmarse un segundo rumor: si el presidente Porta decidió revocar la dimisión que había mandado por carta a su secretario, no era para proveer a la Selección Nacional 'A' de balones a cascabeles, ni para contratarle un lazarillo.Dicen que, en las cuatro jugadas decisivas, el portero vidente ni las vio. A la salida, Miguel Moreno, uno de los goleadores, explicaba por lo bajinis que la capacidad de inserción social se demostraba goleando.

-Pero, ¿qué han querido probar ustedes?

-Que no hay más ciego que el que no quiere oír.

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