La confusión en el Congreso Mundial de Poetas llega hasta su clausura
Hoy se clausura el VI Congreso Mundial de Poetas que se viene celebrando en Madrid en un ambiente conflictivo. Anoche no se sabía qué figura iba a pronunciar el discurso final, aunque ya se aseguraba la ausencia de Luis Rosales, que se ha ido de vacaciones. Instalado en su casa de Cercedilla, Rosales recibió anteayer a un grupo de poetas latinoamericanos, de forma privada.
La denunciada ausencia de poetas españoles se convertió en absoluta cuando una treintena de ellos ha ofrecido su lugar en las lecturas a los extranjeros, como un acto de cortesía que algunos medios de comunicación han interpretado como una irónica contestación al congreso.
En el caso de Luis Rosales, con el que se contaba oficiosamente para la clausura, sin que él lo hubiera confirmado ni negado, y que ha asistido únicamente al acto de inauguración, el desacuerdo con este encuentro viene desde el principio.
Apenas diez días antes de comenzar el congreso, en una reunión en que se sentaban, entre otros, Rafael Morales, Rafael Montesinos, Eladio Cabañero, Manuel Ríos Ruiz, Hugo Gutiérrez Vega, Leopoldo de Luis, el presidente del congreso Justo Jorge Padrón y Luis Rosales, aconsejó éste al organizador que fuera pospuesto el congreso hasta el otoño, dada la inseguridad presupuestaria y la improbable presencia de los poetas anunciados.
El presidente, según declaró uno de los asistentes a la reunión, acusó entonces a Rosales de "intentar boicotear el congreso", asegurando que él era "el presidente y el que no quiera estar que se vaya". Luis Rosales, seguido de un grupo de poetas, abandonó la reunión tras dirigir algunas críticas, al parecer muy duras, al organizador del encuentro.
La imposible vuelta de Alberti
De hecho, ayer se rumoreaba que la presidencia intentaba la vuelta de Rafael Albertí para la clausura, vuelta que medios cercanos al poeta consideraban prácticamente imposible, en primer lugar, porque el tono del congreso ha sido, por decirlo suavemente, derechoso, incluyendo la censura política de la comunicación de una poeta argentina exiliada, Etelvina Estrada, que casualmente fue el contacto de Alberti con el congreso.Por otro lado, la presencia de cierto invitado oficial de la delegación de Taiwan, que reparte tarjetas en las que se presenta como miembro de dicha delegación y también de varias organizaciones, policiales y parapoliciales anticomunistas, y que regala chapas con la leyenda en inglés de amigo de la policía, no gusta ni al poeta ni a buen número de congresistas.
Tampoco parece que en el Ministerio de Cultura estén satisfechos. Fuentes oficiosas declararon que la ministra, Soledad Becerril, "había tenido que acudir a cubrir el parche porque, muy pocos dias antes de comenzar el congreso, su presidente vino a decir que estaban los poetas en el aire y no tenía donde meterlos".
De hecho, y según las mismas fuentes, si bien el Ministerio ofreció ayer una recepción a los poetas extranjeros, la ministra no podría asistir.
Babelia
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