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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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¿Hacia una internacional mitterrandista?

Los índices económicos señalan una catástrofe tal en Francia desde hace dos meses, que el Gobierno mismo reconoce la necesidad de acometer otro tipo de política. A decir verdad, aunque se me ha llegado a acusar de profetizar el apocalipsis, yo no podía prever que la hora de la verdad sonase tan pronto. Creí que, avisado por los desastres económicos de los gobiernos de :izquierdas anteriores, el primer Gabinete mitterrandista desconfiaría y tomaría algunas precauciones elementales que frenasen este proceso de degradación. Es obvio que yo desconocía el espíritu del sistema.Porque, evidentemente, se trata de juzgar a un sistema. Mi libro no tendría interés fuera de Francia si sólo fuese una crónica de política interior francesa; lo que me alentó a escribirlo fue la certeza de que tal experieticia política rebasaría su propio ámbito. Se pretende presentarle como un prototipo; se cree que es exportable, generalizable. Se. ha hablado de mitterrandismo, de "efecto Mitterrand", de "socíalismo mediterr,,íneo", de "socialismo de tercer tipo". Es preciso saber, por consiguiente, en qué consiste este tipo de socialismo.

La Prensa intemacional lo define a menudo, clesde hace un año, como un "sociilismo inodetado". Pero la moderación es una cualidad de los hom.bres, no de las estructuras, y aqtiéllos pasan, mientras que éstas permanecen. Entonces, ¿cuáles son dichas estructuras? ¿Acaso sin para que se pueda hablar de socialismo moderado las de la socialdemocracia? En absoluto. Todos los textos, todos los progranias y discursos están ahí: las estructuras mitterrandistas son las de un socialismo de Estado, cuya lógica es la "ruptura con el capitalismo". Esta fórmula se puede encontrar miles de veces en la literatura del partido socialista francés. Por supuesto, los-mitterrandistas se guardan mucho de querer abolir la empresa privada y la economía de mercadó, pero pretenden subordínarlas al poder político. ¿Se trata en este caso de doctrinas quizá excesivas, pero teóricas, y los actos enmiendan lo que los discursos pueden tener de exagerado? De ningún modo.

Nacionalizaciones y realidad

Desde hace un año, las nuevas nacionalizaciones se añaden a las antiguas, y la vida económica de un gran país industrializado, en el que la renta per cápita era la cuarta en el concierto mundial, seencuentra directa o indirectamente sometida al poder político en su casi totalidad. La nacionalización del crédito, en la práctica, permite controlar todo el conjunto. Sólo el hecho de que Francia pertenezca a la CEE y su inserción en el contexto intemacional mantiene el factor de la competencia. La metamorfosis de la economía, en lo esencial, ya se ha realizado.

Dicha metamorfosis ¿está llamada a una expansión internacional? En todos los países en los que fuertes nacionalizaciones han pro ducido ya sus efectos nocivos, el proceso se invierte o se detiene: tal es. el caso del Reino Unido o de Italia. En este último país, los socialistas participan en el poder y los mismos comunístas se oponen a toda extensión del sector público, fuente desde hace años de déficit y parálisis. En España, Felipe González, en nombre del PSOE ha precisado, después de mucho tiempo, su doctrina sobre el problema de las nacionalizaciones Con toda justeza, observó que la idea de las nacionalizaciones ha sido, históricamente, más bien privativa de las derechas.

El 'frente de clase'

La Europa meridional sabe por experiencia que la nacionalización de la economía es una manía auto ritaria de la derecha. El mitterrandismo económico no parece en este momento apto para una carrera intemacional.

Respecto al mitterrandismo político, tiene por dogina fundamental el frente de clase, es decir, la unión con el. Partido Comunista. Y en este punto tambíén Francia es un caso aislado que pesa sobre la opinión pública francesa y asimismo sobre la internacional. En Francia, las elecciones a la Presidencia y las legislativas de hace un año, así como las elecciones locales. de marzo de 1982, han demostrado que el PCF ha perdido la cuarta parte de sus electores en tres años y la tnitad en veinticinco años. Con el 15% de los votos escrutados y el 11 % de los electores inscritos, el comunismo francés se convierte rápidamente en marginal. Pero lo interesante de esto es que dicho fenómeno no es sólo privativo de Francia. Todos los partidos comunistas europeos acusan hoy un descenso en picado, tanto en seguidores como en electores. En España es evidente, como lo demuestran una vez más los espectaculares resultados de las elecciones en Andalucía. Lo mismo sucede en Finlandia o en un país pequeño, pero ínteresante política y estratégicamente: Islandía. En Portugal, la tentativa de gobierno comunista ha estado a punto de acabar muy mal: el partido socialista de Mario Soares guardará buen recuerdo de ello durante mucho tiempo. En Grecía, los socialistas de Andreas Papandreu, del PASOK, rechazan la unidad de acción con los comunistas. El primer ministro griego no ha. cumplido, finalmente, sus amenazas de abandonar la OTAN y la CEE, en el seno de la cual es uno de los promotores de la entrada de España. Esta conducta le granjea violentos ataques por parte de los comunistas, aunque se haya negado a suscribir la condena europea a, la ley marcial en Polonia.

En Italia, los socialistas de Bettino Craxi que partícipan en el Gobierno están en guerra declarada con los comunistas. EI PSI no ha olvidado que un cuarto de siglo de unión de la izquierda ha provocado la caída de sus votos en más de la mitad. El único partído cornunista importante que subsiste en Europa es el italiano, aunque haya retrocedido tras su apogeo de 1976, en el que contaba con el 33% de los votos. Pero en el conjunto de la Europa no sovietizada el comunismo se ha convertido en un fenómeno de menor orden.

Al permitir entrat a los comunistas en su Gobierno, Mitterrand no ha establecído un modelo que debiera ser imitado en toda Europ a. No tengo la impresión de que Felipe González, si llega a presidente de Gobierno, tenga la intención de seguir sus pasos. Por consiguiente, ni desde el punto de vista económico ni desde el político parece tener Mitterrand muchos discípulos en Europa, ni en el Norte ni en el Sur. El mitterrand.ismo se nos aparece más bien como una experiencia aíslada.

Jean François Revel es escritor. Ex di.rector del semanario L'Express. Con el título La gráce de I'Etat (La gracia del Estado), juego de palabras sobre una frase de Mitterrand que hablaba de "estado de gracia" para el socialismo francés.

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