El Gobierno estudia una subida de la gasolina en torno a las tres pesetas por litro para finales de mes
La Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos analizará de forma preliminar, en su reunión de hoy, una subida de los precios de los carburantes que, según fuentes solventes, no será superior a las tres pesetas por litro y que podría producirse en el próximo Consejo de Ministros, a celebrarse a finales de este mes.La previsible evolución favorable de los precios del crudo en lo que queda de año -consecuencia del fracaso de la conferencia de la OPEP de Viena de este último fin de semana- parece ser un argumento de peso para limitar el alcance de esta primera subida en los últimos doce meses, pese al desfase en ingresos fiscales que se ha acumulado en el primer semestre de 1982.
El problema global de los precios de los productos derivados del petróleo ha sido analizado, en un primer estudio, por la Junta Superior de Precios, a partir de los datos presentados por los tres ministerios involucrados: Industria, Hacienda y Economía. Hoy, la comisión delegada revisará las cifras presentadas por la junta -que, por primera vez, participa en este proceso- y, en el intervalo hasta el próximo Consejo de Ministros, los tres ministerios mencionados darán el último repaso a los datos a la luz de la última información, tal como la reacción del mercado mundial de crudo a la conferencia de la OPEP que se ha celebrado en la capital austriaca.
Evolución de la peseta
Hasta ayer, los datos examinados por los organismos responsables hacían prever una subida del precio de las gasolinas no superior a las tres pesetas por litro. Esta mínima subida, no superior al 5%, trataría de compensar el desfase que se ha producido en los ingresos fiscales como consecuencia de la evolución alcista del dólar con relación a la peseta. Según fuentes informadas, este desfase sería del orden de los 30.000 millones de pesetas en unos ingresos autorizados por tal concepto de 311.000 millones.Afortunadamente, la fuerte depreciación de la moneda española -más del 15% con relación a la paridad peseta-dólar que se estimó en la última subida de los carburantes del 31 de julio de 1981 - ha podido ser compensada con una evolución más favorable en los precios del crudo, que han bajado en términos nominales y reales desde la misma fecha. En aquel momento, el coste medio del barril importado por España se situó en torno a los 34,50 dólares. En el primer semestre de este año, dicho coste medio ha bajado en unos dos dólares, según fuentes informadas.
Por otro lado, la recuperación de los consumos de las gasolinas ha permitido, a su vez, una mayor recaudación fiscal y ha alejado el peligro de una subida más importante en los precios de los derivados del petróleo. El incremento de los consumos era del orden del 2% a mediados de mayo, pero expertos del sector calculan que este aumento puede ser superior gracias a la celebración del Mundial de Fútbol y a una campaña turística que se presenta favorable.
Los precios del crudo
En cualquier caso, el alcance de la subida de los precios de los carburantes no será fijado hasta momentos antes de la celebración del próximo Consejo de Ministros, previsto para uno de los últimos días de julio. Esto es consecuencia del deseo de los responsables gubernamentales de sopesar la reacción en el mercado mundial del petróleo de la cumbre de la OPEP, finalizada sin acuerdos explícitos en Viena este pasado fin de semana.A este respecto puede afirmarse que el fracaso de los países más radicales para imponer sus tesis en Viena y el acuerdo tácito de que cada productor venda en el mercado el petróleo que su sentido de responsabilidad le dé a entender, va a producir un efecto claro de reducción de precios en los mercados libres e, incluso, en las ventas oficiales. Aunque el precio de referencia de la OPEP (34 dólares) no es previsible que experimente una reducción, sí cabe esperar mayores facilidades para la compra y el pago del crudo.
Las fuertes necesidades financieras de algunos países productores, que soportan desde hace más de un año un mercado francamente adverso, hace pensar que no tendrán otro remedio que vender en el mercado todo el crudo que puedan. De hecho, la conferencia de Viena ha dejado sin efecto la limitación de las ventas de cada país y, por dicha razón, algunos países tratarán de recuperar cuota de mercado a marchas forzadas.
Tal es el caso de Irán, Libia y Nigeria, quizá los productores con unas necesidades mas acuciantes de recuperar un mercado que han perdido por razones diversas, aunque muy concretas. Irán, por ejemplo, ha exigido en Viena que se le permita alcanzar un techo de ventas de tres millones diarios de barriles, frente al millón y medio de ahora. Libia, por su lado, ha pretendido que Arabia Saudí reduzca su producción para que pueda llegar a ese techo de 1,8 millones diarios que le permite vivir sin problemas financieros.
Nigeria y Venezuela han sido otros dos países que han presionado para una mayor libertad en la esperanza de recuperar clientes. Venezuela, de hecho, no ha tenido grandes problemas, pero sí ha reducido efectivamente sus entregas de crudo en Estados Unidos ante la competencia directa del petróleo mexicano, más próximo al mercado y ligeramente más barato. Nigeria, que ahora está un poco mejor que hace unos meses, trata de volver a sus niveles tradicionales de venta y a restablecer las paces con las compañías, que en un momento le declararon la guerra por sus altos precios.
La aparente decisión de estos países de vender más -para lo que tendrán que reducir precios vía mayores facilidades de pago-, permite pensar en una suave evolución de los precios internacionales, pero a la baja. Todo ello, señalaban ayer fuentes informadas, hace esperar una subida de los carburantes en España no excesivamente alta, aunque todo esté pendiente, en último extremo, de la evolución de la peseta con respecto al dólar, moneda de pago del petróleo.
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