Esperas y silencios
Creo útil que sus lectores queden informados de lo que, ocurriendo con harta frecuencia, se pueden llamar condiciones laborales existentes en la Universidad, a través de la exposición de mi caso, síntoma y reflejo. Llevo esperando seis meses y medio a que se me conteste, por parte de la autoridad administrativa correspondiente, a una propuesta perfectamente válida hecha en mi favor en la que se me proponía para ser contratado como profesor adjunto para el curso que ya está finalizando; propuesta que, por otro lado, lo único que hacía era reconocer la labor que estaba desarrollando desde principios de curso. Quizá la Administración -la que sea responsable de este silencio eterno- pretende, además de tenernos en una situación laboralmente inadmisible, el que trabajemos de negros para ella. Y luego van diciendo que estamos en Europa -tal vez la cuestión sea esa: dejar de estar y empezar a ser. /
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