La SWAPO y Suráfrica negocian la independencia de Namibia en la ONU

El presidente de la Organización del Pueblo de Africa del Oeste (SWAPO), Sam Nujoma, ha declarado en la capital argelina que este movimiento nacionalista y el Gobierno de Africa del Sur iniciarán hoy "negociaciones indirectas" sobre la independencia de Namibia, en las Naciones Unidas. Estados Unidos actuará como intermediario en ese proceso, destinado a promover la celebración de elecciones, en ese territorio, bajo supervisión de los cascos azules de la ONU.

Nujoma ha asegurado que "por el momento" su organización no desea sentarse a la misma mesa en que lo hagan los representantes de Pretoria y, por ello, las negociaciones se desarrollarán bajo forma de discusiones y proposiciones que serán transmitidas a Africa del Sur por el llamado Grupo de Contacto Occidental, integrado por Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Canadá y Alemania Federal. El objeto de las negociaciones es llegar a un acuerdo de todas las partes sobre el plan elaborado por las Naciones Unidas para la independencia de Namibia, a través de la resolución 435, adoptada por el Consejo de Seguridad en septiembre de 1978.Esta última, prevé un alto el fuego entre Africa del Sur y la SWAPO, y la celebración de elecciones bajo control de la ONU en la que participarían los nacionalistas. La futura asamblea tendría como misión elaborar una constitución de ese territorio, situado entre Angola y Africa del Sur y provisto de cuantiosas riquezas mineras.

Tras largos años de bloqueo político, el tema de Namibia puede encaminarse hacia una solución moderada, del tipo de la adoptada por los nacionalistas de Zimbabue (ex Rodesia) en 1980. Los elementos que pueden haber condicionado una mayor flexibilidad por parte de la guerrilla de Nujoma son el impacto del desgaste que tiene en ésta la acción militar del Ejército surafricano y el considerable cansancio de los países de la Línea del Frente (Zambia, Tanzania, Mozambique, Angola y Bostwana), que estiman que el ejemplo de Zimbabue puede ser irItitado, por la SWAPO, y han recomendado a los nacionalistas las negociación política con Pretoria.

El elemento que parece haber sido más determinante en el proceso de apertura, por parte de Pretoria, lo constituye la presión diplomática hecha por la Administración norteamericana, con el objetivo de neutralizar la fracción más radical del Gobierno de Luanda, reanudar relaciones con éste y obtener la salida del cuerpo expedicionario cubano. Los tres aspectos están ligados estrechamente a la solución del caso de Namibia y fueron objeto de negociaciones entre el secretario de Estado adjunto norteamericano, Chester Crocker, y el ministro angoleño de Exteriores, Paulo Jorge, celebradas en París en enero de este año.

Desde que Ronald Reagan accediera a la presidencia, Crocker, un antiguo funcionario de la Administracíón Carter, ha tenido como misión establecer las bases de la nueva política norteamericana en el cono austral africano.

En enero de 1981, Crocker y otros dos altos funcionarios de la cancillería norteamericana, William Clark y Elliot Abrams, se entrevistaron con el primer ministro surafricano, Pieter Botha, al que recomendaron hacer presión sobre el dirigente del partido de la minoría blanca de Namibia, Dick Mudge, para que éste aceptara el plan de las Naciones Unidas. A cambio de ello, Estados Unidos han prometido un apoyo diplomático a Pretoria.