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La LOAPA

( ... ) La propuesta del secretario general del PSOE, señor González, sobre la no promulgación de la LOAPA en el BOE, una vez que fuera aprobada por las dos Cámaras, sin antes haber logrado el pasaporte de constitucionalidad por parte del Tribunal Constitucional, ha sido una propuesta salomónica que, también salomónicamente, se ha apresurado a aceptar el Gobierno.UCD y PSOE se distancian, de esta manera, de una criatura propia como es este proyecto de la LOAPA, de la que tuvieron que echar mano apresurada cuando se percataron de hacia dónde les conducía el absurdo e inviable primitivo proyecto autonómico. Y rectificar es, desde luego, de sabios. Así que, si la LOAPA se muestra ahora más o menos inviable o su constitucionalidad ofrece tantas dudas, al menos para ciertas minorías parlamentarias, la decisión del señor González, aceptada por el Gobierno, y que contenta a esas minonas, o por lo menos a alguna de ellas -la catalana, concretamente-, no merece sino un aplauso: ofrece una salida honrosa para todos.

Pero ocurre que la LOAPA está en el Parlamento y que las dos Cámaras pueden aguzar de tal modo su sentido jurídico y extraer de la ley que discuten todo excesivo tinte político como para que el Tribunal Constitucional, no sólo vea facilitada su tarea de estricto pronunciamíento urídico, sino para que éste sea positivo. Porque dejar pasar la ley con todas las dudas actuales de inconstitucionalidad que ha suscitado el proyecto sería, no solamente absurdo, sino una pirueta parlamentaria, nada salomónica esta vez. Eso sólo serviría para que UCD y PSOE salvaran la cara y no dieran su brazo a torcer en torno al proyecto presentado, pero para dar la razón a quienes lo rechazan y rechazarán la ley, y por tanto, para que ésta quedara en el mundo de los posibles por decisión del Tribunal Constitucional. Y, en el juego, quedan implicadas demasiadas cosas serias: la credibilidad parlamentaria y la utilización del Tribunal Constitucional para que saque las castañas del fuego a una situación creada por el voluntarismo, la impremeditación o el puro prestigio partidista de quienes no quieren ser ellos quienes retiren un proyecto y una ley que saben ofrece dudas de inconstitucionalidad. ( ... )

, 29 de junio

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