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El niño herido en Rentería se despertó preguntando por la selección española

Aunque su estado clínico no ha sufrido variación alguna y continúa siendo crítico, el niño Alberto Muñagorri, cuyo cuerpo fue destrozado el sábado, en Rentería, por una bomba, ha iniciado un proceso, anímico de recuperación. Ayer, el niño ensayó una leve sonrisa ante su madre, solicitando un beso, cuando ésta se dirigió a él diciendo: '"Vaya pelambrera que tienes, te vamos a cortar el pelo". En sus primeras palabras se interesó por los resultados de la selección.

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Por su parte, el padre del niño ha negado haber efectuado declaraciones en las que repartía la responsabilidad entre los terroristas, la Policía Municipal y la Policía Nacional.Los recuerdos de Alberto Muñagorri se interrumpen la noche del viernes, con las imágenes del partido España-Irlanda, que vio por televisión en su casa, mientras comía moras. A partir de entonces, se abre en la mente del pequeño un paréntesis que se cierra en la unidad de cuidados intensivos de la clínica de la Cruz Roja de San Sebastián. El niño atribuye confusamente su situación precisamente a las moras que comió la noche del viernes, que le "habrían sentado mal".

Sus primeras palabras desde la cama han sido para preguntar cuál fue el resultado que había conseguido la selección española en el Vicente Calderón, estadio en el que estaba previsto que jugará esta semana el equipo español caso de haber salido campeón de grupo en la fase previa. Al ser segunda de su grupo, jugará en el Bernabéu. La madre del niño, que no es aficionada al fútbol, contestó, para satisfacer la curiosidad del pequeño, que la selección española había conseguido un empate, resultado que mereció el siguiente comentario de Alberto Muñagorri: "¡Vaya mantas!".

El pequeño no parece sentir dolor, y únicamente se queja, pidiendo que le dejen dormir y que le quiten los apósitos, cuando los médicos le molestan para inspeccionar sus múltiples heridas. Ignora todavía que le han amputado una pierna y pide a su madre que le limpie, porque se encuentra incómodo; que le quiten los apósitos que cubren sus heridas, que le den de comer y que le dejen dormir. Ante sus continuas peticiones, ayer las enfermeras le dieron un vaso de cola-cao, que bebió con ganas.

Su madre ha afirmado que el niño posee un temperamento inquieto y está haciendo gala de una sorprendente valentía. Un cuñado del padre del pequeño, ha desmentido rotundamente que éste perteneciera a Herri Batasuna, tal como se había apuntado en algunas informaciones, así como que hubiera realizado unas declaraciones en las que repartía por igual la responsabilidad del suceso entre los autores de la colocación del artefacto, las policías y su propio hijo, que en las declaraciones que se le atribuyen sería ",responsable de haber propinado una patada al bulto". Apesadumbrada, la madre, Sara Berdasco, señaló ayer a EL PAIS: "Si al menos mi hijo fuese la última víctima, de uno y otro lado".

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El hermano mayor de la familia, Fran Muñagorri, que cumplió quince años el pasado domingo, no pudo evitar volver la vista atrás cuando vio a Alberto destrozado en el suelo por la explosión, según ha declarado su madre. "La pequeña Marian, de trece años, no cesa de llorar incapaz de decir nada, todos estamos derrumbados" ha añadido Sara Berdasco.

El matrimonio, una familia normal de clase media, ha recibido un telegrama de condolencia del presidente Calvo Sotelo. Los familiares del niño presentarán probablemente una querella por este suceso, del que hacen responsable tanto a la Policía Municipal de Rentería como a la Policía Nacional y al Gobierno Civil. La dirección de la Policía Nacional ha señalado, por otra parte, que la jefatura de este cuerpo y los Equipos de Localización y Desactivación de Explosivos (EDEX) no tuvieron conocimiento de la existencia de un bulto sospechoso hasta después de producirse la explosión.

Vecinos de Rentería conocían, al parecer, las sospechas de la Policía Municipal de que la mochila pudiera contener una bomba, y de hecho, algunas personas comentaron la mañana del sábado, entre bromas y veras, tal circunstancia. Un familiar del niño herido, que era partícipe de estos comentarios, pasé delante de la mochila, sobre las nueve de la mañana, sin decidirse, tras algunas dudas, a adoptar ningún tipo de iniciativa.

Los dos policías municipales que descubrieron la bolsa a primera hora ele la madrugada del sábado han confirmado que alertaron a la comisaría de policía de Pasajes y a la empresa Iberduero a través sucesivas comunicaciones telefónicas esa misma noche. Los agentes; municipales cerraron la calzaza, colocando vehículos en la calzada, pero después procedieron a retirarlos, al producirse una urgencia en uno de los domicilios de esa zona. La Policía Municipal de Rentería advirtió a los funcionarios encargados de la recogida de basuras que no tocaran el paquete sospechoso cuando efectuaran su servicio por la ciudad.

En distintos ambientes de Rentería se palpa un clima de indignación. Grupos de personas, vecinos de Rentería, y al parecer políticamente independientes, se plantean la posibilidad de adoptar algunas iniciativas en protesta por estos hechos. Durante las manifestaciones que tuvieron lugar tras el pleno del sábado, el grupo que gritó "Gora ETA Militarra" y "Policía asesina" arrojó monedas a la cabeza de la manifestación que pedía paz y el cese del derramamiento de sangre. Los componentes del primer grupo gritaron también: "Estos son los chicos de Rosón", en referencia expresa a los militantes de Euskadiko Ezkerra que, junto con los del PSE-PSOE, encabezaban la manifestación.

Nota de la Policía Nacional

Por su parte, la Inspección General de la Policía Nacional emitió ayer una nota en la que asegura: "La Policía Nacional en ningún momento tuvo conocimiento previo, de la existencia del artefacto, ni a nivel de Jefatura ni de los Equipos de Desactivación de Explosivos (EDEX), recibiendo la primera comunicación una vez que se había producido la explosión. Con esto se quiere dejar sentada la integridad profesional de los EDEX, que bajo ninguna circunstancia regatean sus esfuerzos ante la mínima posibilidad de existencia de artefactos explosivos, aunque, por fortuna, muchas veces resulten falsas alarmas".

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