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Schmidt acusa a Reagan de violar los acuerdos de Versalles al ampliar unilateralmente las sanciones tecnológicas y comerciales a Moscú

El canciller de Alemania Federal, Helmut Schmidt, acusó ayer a Estados Unidos de violar parte de lo acordado con sus aliados europeos en las últimas cumbres de Versalles y Bonn, al ampliar unilateralmente las sanciones tecnológicas occidentales contra los soviéticos.En una declaración gubernamental pronunciada ante el Parlamento de Bonn, Schmidt advirtió que, después de Versalles, nadie podría contar con la República Federal de Alemania para una guerra comercial con la Unión Soviética, de la que dijo que podría inaugurar una nueva y peligrosa guerra fría.

Schmidt se remitió, en sus críticas, a la reciente declaración del Consejo de Ministros de las Comunidades Europeas, según la cual la decisión norteamericana, destinada a torpedear la construcción de un gasoducto soviético con ayuda de Europa occidental, al que se opone Washington por razones estratégicas, es contraria a los principios del derecho internacional y no será, por tanto, reconocida por los tribunales comunitarios.

Las nuevas medidas norteamericanas, adoptadas el pasado viernes, pretenden que cualquier compañía que tiene tecnología de procedencia estadounidense no venda absolutamente nada a la Unión Soviética. Ayer, incluso, un portavoz norteamericano señaló que Washington no descarta adoptar medidas de represalia, impidiéndolas hacer negocios en Estados Unidos, contra aquellas empresas que violen el embargo.

El canciller alemán acusó a Estados Unidos de no haber consultado para nada a los aliados antes de dar ese grave paso, crítica en la que también coincidió, en su posterior respuesta, aunque con mucho menos convicción, el jefe de la oposición conservadora, Helmut Kohl.

El canciller Schmidt responsabilizó también al Gobierno norteamericano de la crisis de crecimiento de las economías europeas occidentales, que achacó a los altos tipos de interés norteamericanos, derivados a su vez, explicó, del enorme déficit presupuestario de aquel país.

Por otra parte, un nuevo frente en la guerra comercial que opone a Europa occidental y Estados Unidos se abrió ayer en Luxemburgo al negarse la Comunidad Económica Europea (CEE),- presionada por Francia y Grecia, a aceptar el aumento del 0,50% en el precio de los créditos a países pobres que propone la OCDE, con el apoyo de Washington, informa Soledad Gallego Díaz, desde Bruselas.

La decisión de los ministros de Finanzas de los diez es provisional, porque serán los jefes de Estado y de Gobierno, que se reúnen los próximos días 28 y 29 en Bruselas, quienes adoptarán una posición definitiva al respecto. De momento, la actitud del Consejo de Ministros de negarse a aceptar la llamada propuesta Wallen supone que, a partir de hoy, viernes, no existe ningún acuerdo internacional sobre los tipos de interés que deben gravar los créditos internacioriales.

La CEE ha pedido una prórroga de los tipos actuales hasta el próximo día 30, pero Estados Unidos y Japón habían ariunci9do ya que no aceptarían nuevos aplazamientos (los diez han logrado aplazar la jecisión definitiva de la OCDE en dos ocasiones). El ministro belga, presidente de turno del Consejo Comunitario, sañaló, sin embargo, que realizaría un nuevo intento para convencer a ambos países.

El comisario Wilhelm Haferkampf, encargado de las relaciones exteriores de la CEE, advirtió a los ministros de Finanzas el peligro que se corría si no adoptaban inmediatamente una decision favorable: una guerra de tipos de interés que no beneficiaría en nada a Europa.

Sin embargo, la firme actitud de Francia, que acepta prácticamente todos los puntos de la propuesta Wallen -entre ellos el aumento de los tipos de interés para la Unión Soviética y Checoslovaquia, tal y como quería Washington-, pero que no está dispuesta a respaldar un encarecimiento de los créditos para los países pobres, impidió que los diez.aprobaran la propuesta. París ha estado apoyada en todo momento por Grecia, que no plantea solamente la reduccion de los tipos de interés, sino que exige también su propia reclasificación. Atenas está considerada en la categoría de países ricos y pretende pasar a la de países intermedios.

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