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La invasión israelí de Líbano

La Unión Soviética da explicaciones a Libia

El comandante Abdelssalam Jallud, número dos de Libia, ha visitado la URSS por segunda vez en un mes y ha recibido "difíciles explicaciones" por parte de Moscú sobre la actitud soviética ante los acontecimientos de Líbano, según manifestaron ayer observadores diplomáticos occidentales en la capital de la Unión Soviética.La visita de Jallud, que se inició el viernes y duró hasta el lunes, apenas ha encontrado eco en los medios de comunicación de la URSS. Algunas líneas de la agencia oficial Tass y del órgano del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, Pravda, se limitaron ayer a anunciar que el dirigente libio se detuvo en la capital soviética "en ruta hacia su país".

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La Prensa no dice una palabra sobre los interlocutores del número dos libio en la capital soviética, en esta segunda visita. El 27 de mayo pasado fue recibido por el presidente soviético, Leónidas Breznev, y por el ministro de Defensa, Dimitri Ustinov.

Esta segunda visita, vinculada sin duda alguna a los acontecimientos de Líbano, se produce en un momento en que las relaciones entre la URS S y los países árabes más intransigentes del Frente de la Firmeza atraviesan un momento difícil.

Según los observadores diplomáticos, el dirigente libio puede haber transmitido a sus interlocutores la amargura y la inquietud de quienes luchan en Líbano contra las tropas israelíes. Los palestinos han expresado en varias ocasiones su decepción ante lo que su dirigente Abu Iyad ha calificado como "inexplicable pasividad" de los soviéticos.

El 14 de junio, una vez que las tropas israelíes hubiesen consolidado sus objetivos en territorio libanés, el Kremlin condenó categóricamente la "insolente agresión" contra Líbano.

Desde la entrada de las fuerzas hebreas en Líbano, los dirigentes soviéticos adoptaron un "tono bajo" en sus reacciones, que se centraron en prodigar consejos y llamamientos a la moderación para evitar a sus aliados árabes que se encontrasen, a su vez, en una delicada posición.

Esta actitud se ha manifestado especialmente con relación a Siria, país que el ¡Cremlin quiere convertir en el núcleo central de su política en Oriente Próximo, con el fin de abrir un camino en la región a su diplomacia.

Esta estrategia quedó plasmada ayer en la importancia que la Prensa soviética ha concedido a las declaraciones del ministro sirio de Información, Ahmed Iskander, que ha manifestado el deseo de su Gobierno de firmar una alianza con la URSS.

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