Las crisis se entrecruzan

Finalmente, el tan esperado alto el fuego y de los combates en las islas Malvinas ha serenado el ánimo de todos, pero no mucho el de las madres y de las viudas que, en Argentina y en el Reino Unido, lloran los muertos perdidos en una guerra absurda y atroz.Mientras tanto, el dictador argentino, primer responsable de la aventura militar y del consiguiente desastre, está comenzando a pagar, y pagará, se presume que muy cara, la mala acción cometida.

La nueva situación creada en Líbano por Israel (después de inconcebibles vacilaciones americanas) deja con el aliento suspendido; nadie puede olvidar que, mientras de un lado Estados Unidos había puesto el veto a la dura moción antiisraelí, pocas horas después el presidente Reagan escribía dos cartas a su amigo Beguin invitándole muy enérgicamente,a suspender cualquier acción bélica.

Más tarde ha llegado el severo y amenazante desafío militar dirigido no sólo a Israel, y no soslayado por Pravda, de una intervención armada soviética a favor de Siria, y es demasiadó evidente que esta última advertencia representa una ulterior fuente de gravísimas preocupaciones, no sólo en el Oriente Próximo, sino en el mundo estero.

Sin ninguna duda, el cruel ataque de Beguin en el territorio libanés ha comprometido la simpatía general que el mundo occidental tenía por Israel. (...)

17 de junio