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La guerra en el Atlántico sur

El Reino Unido teme perder la guerra de la propaganda en el conflicto de las Malvinas

Andrés Ortega

Con las tropas británicas estrechando su cerco sobre Port Stanley (Puerto Argentino), el Reino Unido puede estar ganando -con dificultades- la guerra de las Malvinas, pero parece estar perdiendo la batalla de la información. El Gobierno está más profundamente dividido sobre la guerra y sobre el futuro del archipiélago de lo que se decía hasta ahora. Pese a todo, Margaret Thatcher está considerando realizar una visita a las Malvinas cuando termine la guerra. Así lo ha manifestado en una respuesta por escrito a una pregunta formulada por un diputado del Partido Conservador.

El Ministerio de Defensa no sólo informa poco, sino que informa mal. Se mantiene el silencio oficial sobre las bajas británicas en los buques de desembarco Sir Tristam y Sir Galahad. Fuentes bien informadas han indicando que habría habido entre cuarenta y 65 muertos y un número mucho más elevado de heridos. Esta es una cifra política y humanamente desastrosa, pero que no justifica las razones del ministro de Defensa, John Nott, de no querer proprocionar información útil al enemigo, un argumento que la propia primera ministra Margaret Thatcher no ha utilizado. Al parecer, son los militares en Londres los que han insistido en el silencio.Otras fuentes han apuntado al recelo mutuo entre la oficina de la primera ministra, el Ministerio de Defensa y el Foreign Office, que reconoce la necesidad de implicar a Argentina en el futuro a larzo plazo de las Malvinas. Thatcher rechaza esta actitud y ayer, en respuesta a una carta del líder laborista Michael Foot, señaló que sería impensable negociar con los argentinos despues de los desembarcos y de las bajas británicos. Sería una traición a los que han muerto, replicó Thatcher.

Uno se puede preguntar, como el comentarista Simon Jenkins, en The Times, por el significado de la palabra traición estos días. Pero el Parlamento se calla sobre la guerra en sí.

La amenaza de ser calificados de traidores -la puñalada por la espalda a las tropas- ha hecho tragarse muchas lenguas. Y ya se levantan voces de traición en la Prensa por las huelgas de enfermeras o la amenaza de una paralización de los ferrocarriles el 28 de junio, todo por motivos salariales.

Un buen ejemplo del tipo de información facilitada por el Ministerio de Defensa es el comunicado al mediodía de ayer. Todos los datos, escasos, se referían al miércoles y al jueves. Las fuerzas británicas siguen consolidando sus posiciones y avanzando. Los buques han cañoneado las instalaciones militares argentinas. "Las patrullas agresivas y de reconocimiento se han proseguido", decía el Ministerio.

El asalto final sobre Port Stanley sigue siendo inminente, si no está ya en marcha. Los británicos han perdido grandes cantidades de materiales en los ataques aéreos argentinos. El frío sigue siendo un importante enemigo. Brian Barrow, enviado especial de la BBC a Punta Arenas (Chile) dijo ayer haber interceptado un mensaje -sin código- a Buenos Aires del general Mario Menéndez, gobernador argentino de las Malvinas:

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"Si las cosas siguen así, nuestra situación podrá derrumbarse rápidamente", habría dicho el general..

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