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La población mundial llegará a 6.100 millones de habitantes en el año 2000, según las Naciones Unidas

El citado informe, que cada año da cuenta de la evolución prevista de la población en el mundo y de la influencia de los programas de control impulsados por las Naciones Unidas, considera que "la política demográfica ha sido un éxito" y señala que "si se hubieran mantenido los niveles estables de fecundidad y las tasas descendentes de mortalidad prevalecientes en la década de los años cincuenta durante lo que resta de siglo, la población mundial proyectada hubiera sido de 7.500 millones". La diferencia entre ambas proyecciones, de 1.400 millones, es el resultado "del impacto de las políticas y programas demográficos nacionales, de los cambios en las condiciones socioeconómicas y de la asistencia internacional en materia de población".A la vista de la tendencia descendente de la fecundidad, las Na ciones Unidas estiman que la población mundial se estabilizará en 10.500 millones de habitantes en torno al año 2110. La tasa de crecimiento en el planeta aumentó de 1,76%, en el período 1950-1955, a 1,99% en 1960-1965. Estas últimas fechas, sin embargo, marcan el punto de inflexión, de modo que el índice de crecimiento de la población evoluciona a la baja, hasta llegar a 1,72% entre los años 1975 y 1980. Las previsiones del FNUAP cuentan con que pueda estabilizarse en tomo al 1,5 % hacia finales del presente siglo.

El informe sobre el Estado de la población mundial señala cinco factores que han favorecido o han hecho posible el control del crecimiento demográfico. En primer lugar, ha aumentado el número de Gobiernos con una comprensión precisa de los problemas relacionados con el crecimiento incontrolado de la población. El segundo factor son las investigaciones y análisis realizados durante la década de los años setenta, que han concedido un lugar prioritario a los problemas de población en la política de desarrollo. Numerosos Gobiernos han puesto en práctica políticas integrales que toman en consideración las relaciones que deben establecerse entre población, recursos, medio ambiente y desarrollo.

El tercer factor que ha destacado el informe es la existencia de un grupo importante de países que han realizado un avance considerable en la construcción de la infraestructura y los servicios necesarios para la aplicación de sus programas demográficos. En cuarto lugar, se ha aumentado la asignación de recursos en los presupuestos nacionales a los programas demográficos. Finalmente, el informe se refiere a la ayuda internacional prestada a los programas de población, que se ha convertido en un factor de significación, "al reconocer que el crecimiento global de la población está ligado a la erradicación de la pobreza y la consecución de un crecimiento más equilibrado entre población e ingreso".

La mayoría de los países quieren reducir la fecundidad

La situación actual, por lo que respecta a la actitud de los Gobiernos hacia las políticas y programas demográficos, se resume en el informe al afirmar que "cerca del 80 % de la población total del mundo en desarrollo reside en países que consideran sus niveles de fecundidad demasiado altos y desearían reducirlos". Por el contrario, "un grupo de países que representan sólo el 3% de la población total de los países en desarrollo desean incrementar sus niveles de fecundidad". El restante 17% de la población vive en países conformes con sus actuales niveles de población.

Entre los países que han logrado reducir de forma más notable su índice de natalidad destacan Cuba y China. La república del Caribe, con una población de diez millones de habitantes, ha experimentado una caída del 47 % en su tasa de natalidad entre los años 1965-1970 y 1975-1980. En cuanto a China, con una población estimada de 1.020 millones de habitantes, la tasa de natalidad ha descendido un 35 % en el mismo período. A continuación se sitúan un grupo de países, todos con población superior a los diez millones de habitantes, con caídas entre el 15 % y el 25 %, como Chile, Colombia, India, Indonesia, Corea del Sur, Malasia y Tailandia.

En cuanto a las actitudes gubernamentales frente a la mortalidad, 107 países de un total de 165 consideraban que la esperanza media de vida de sus habitantes era demasiado baja en 1980. De esos 107 países, 98 se encuentran en vías de desarrollo. En general, el éxito de las políticas destinadas a aumentar la esperanza media de vida es menor a la de los programas de limitación de natalidad y fecundidad.

Fracaso ante la mortalidad infantil

En 1974 se preveía la cifra de 74 años como promedio de vida, a escala mundial, para el año 2000. Las predicciones actuales de las Naciones Unidas son más prudentes y reconocen que, al final del presente siglo, en los países en vías de desarrollo la esperanza media de vida sólo será de 64 o 65 años. Una de las explicaciones que ofrece el informe del FNUAP son las altas tasas de mortalidad infantil que se mantienen en muchos países, en especial en Africa. En casi todos los países de la región subsahariana de Africa las tasas de mortalidad infantil se sitúan entre 90 y 170 fallecidos por cada 1.000 nacidos vivos. En el subcontinente indio, el índice permanece por encima de 120 por 1.000. La situación resulta más crítica si se comparan estas cifras con las tasas de los países desarrollados, en los que el índice es de sólo siete a quince fallecidos por cada 1.000 nacidos vivos.

La situación de la mujer, su nivel de educación y el hecho de que desarrolle una ocupación laboral fuera del hogar constituyen factores considerables de la política demográfica. Según el informe, en general, la fecundidad desciende a medida que aumenta el nivel de ingresos de la familia. Las mujeres que tienen estudios y ocupaciones laborales ajenas al hogar tienden a tener menos hijos. A su vez, la educación materna se ha revelado un elemento esencial para la reducción de la mortalidad infantil. En América Latina se ha comprobado que la probabilidad de muerte en el primer año de la existencia desciende de forma casi final a medida que aumenta el nivel de educación de la madre. Los hijos de madres analfabetas sufren un riesgo tres veces y media mayor que los de madres con diez o más años de educación.

El informe adelanta también los problemas con que deberá enfrentarse, en el año orwelliano de 1984, la Conferencia Internacional sobre Población, que tratará de ofrecer elementos para el diseño de las políticas demográficas de las dos próximas décadas. Entre otras cuestiones, destacan las consecuencias del desarrollo urbano incontrolado en los países en vías de desarrollo y los cambios que se están operando en la estructura de edades de la población a medida que desciende la natalidad y aumenta la edad media de supervivencia.

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