La muerte de Fassbinder es el final de un creador apasionado y lleno de conflictos internos
JOSE COMAS BonnLa policía mantiene reserva sobre la causa del fallecimiento, ocurrido ayer en Munich
A los 36 años, el director de cine alemán Rainer Werner Fassbinder había puesto su firma en en 41 películas, y su furia creadora era el resultado de una permanente búsqueda y su atormentado psiquismo, que le llevaba a buscar en el cine la terapia piara sus conflictos internos. La policía declaró ayer que en las causas de su fallecimiento "no se aprecia la intervención de otra persona", pero el mutismo sobre esas, causas ha conducido a pensar en un posible suicidio. Uno de sus compañeros, el director Hans-Jüurgen Syberberg, comentó que "casi se esperaba que explotara así una vida que se abrió en tan poco tiempo".Vivía a tope Fassbinder, y su muerte a los 36 años no sorprende; era casi una muerte anunciada. Todavía están presentes sus palabras en el último Festival de Cine de Berlín, cuando ganó el Oso de Oro con su película sobre la vida de la actriz drogadicta Veronika Voss. Entonces dijo Fassbinder, y al mismo tiempo se rió con risita de conejo: "Yo nunca uso esas drogas".
Ante un tribunal en Munich, cuando fue citado como testigo en un proceso por uso y tráfico de cocaína, Fassbinder declaró también que "yo no necesito droga para mi fuerza creadora". La droga le fascinaba y estaba convencido de que jugaba un papel importante en la creación artística; "los años que escribió Rimbaud sólo fueron posibles con la marihuana. Estoy convencido de que un libro como El canto de Maldoror sólo se puede escribir bajo la influencia de una droga, no sé cuál. Yo estoy también convencido de que En busca del tiempo perdido sólo fue posible gracias a que Proust consumió determinadas cosas. Lo mismo que se dice de que los descubrimientos de Freud sólo fueron posibles bajo la influencia de la cocaína".
Marcado por una infancia desgraciada, hijo de un médico que abandonó a su madre, Fassbinder desarrolla un odio absoluto a su padre y a los médicos. Hacia: los catorce o quince años descubre sus sentimientos homosexuales, y el cineasta explica que "todo me importaba un pito. Cuanto tuve el sentimiento de que era marica, lo conté a todo el mundo".
Un problema inexistente
Fassbinder explica que "su madre se puso bastante histérica, y dijo que tenía la responsabilidad sobre mi educación hasta los dieciocho años y no podía asumir la responsabilidad. Entonces me di cuenta de que para mucha gente supone un gran problema. Para mí no lo era, absolutamente ninguno. Nunca lo sentí como problema, y ahora tampoco".
En la obra colectiva Alemania en otoño, realizada el año 1977, en plena histeria antiterrorista, después del asesinato del industrial Schleyer, el secuestro del avión a Mogadisco y la muerte de los cabecillas del grupo Baader-Meinhof en la cárcel, Fasbbinder hace una auténtica ostentación exhibicionista de su homosexualidad y su relación con el carnicero Armin Meier, que aparece en la película denigrado y reducido a la pura condición de estúpido, objeto sexual sometido a los caprichos del director. Fassbinder desnuda su alma en la película documental, y poco tiempo después Armin Meier, su amigo, se suicidó. Fassbinder le dedicó su película En un año con trece lunas; "era una necesidad existencial para mí hacer algo, lo que fuese. Yo tenía tres posibilidades: una era marcharme a Paraguay y hacerme granjero. No sé por qué a Paraguay, pero me dio por ahí". La segunda posibilidad era "que casi dejé de interesarme por todo lo que me rodeaba. Habría sido una especie de enfermedad mental". La última posibilidad -la que se impuso- "fue hacer una película. Para mí, lo más natural, lo más fácil. Es absolutamente lógico, y es lo que hice".
Idea del suicidio
La muerte de Armin es para Fassbinder "un fracaso total", porque yo he vivido casi tres años con una persona y no conseguí transmitirle placer o la posibilidad de tener placer". Fassbinder se planteó la ideal del suicidio: "He pensado varias veces en ello. La posibilidad de matarme es una posibilidad real dentro de mi pensamiento; es algo que está ahí y yo sé que está ahí y tengo que ver con ella. Lo haría probablemente en un momento en que no tuviese dolores. Cuando tengo dolor lo único que deseo es que desaparezca., Las ideas de suicidio se presentan en otros momentos, sin ningún motivo. Tienen que ver con ese cuadro clínico que podríamos llamar maniacodepresivo. A veces me invade una tristeza y no sé por qué". Uno de esos momentos fue duirante el rodaje de una película poco conocida, Whity, en Almería, en abril de 1970. El rodaje duro -lo habitual en Fassbinder- sólo veinte días. Era la historia de un gran propietario del sur de Estados Unidos, en la segunda mitad del siglo XIX, que vive con su mujer y sus dos hijos, el homosexual Frank y el enfermo mental Davy. Durante el rodaje de Whity, Fassbinder tuvo la sensación de "no querer seguir" y "si hubiese tenido una cuchilla en mis manos me habría matado; lo juro. Pero habría tenido que ir a buscarla a la habitación de Harry Baer, y no lo hice".
De aquel rodaje en España Fassbinder recuerda cómo lo más importante que pudo comprobar desde fuera, de repente, que "muchas relaciones no existían y otras cristalizaban de una forma conpletamente distinta. Algunas se hicieron más profundas". Con Fassbinder, el cine alemán pierde en pocos días -después de Romy Schneider- una figura de nivel mundial. Para Fassbinder vale lo que la centenaria abuela de Romy Schneider había escrito sobre su nieta, antes de que apareciese muerta en su piso de París: "Una vela que arde por los dos cabos dura muy poco". La primera película de Fassbinder, rodada en 1969 y dedicada a Chabrol y Rohmer, se llamaba El amor es más frío que la muerte.
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