Créditos a la exportación, arma arrojadiza de Washington
La Administración Reagan, que da por supuesto que puede encontrarse sola frente a las críticas de sus aliados europeos en la cumbre de Versalles, como consecuencia de su molesta política económica, tiene previsto utilizar la prevista modificación de los tipos en los créditos a la exportación como arma arrojadiza contra ellos -especialmente frente al Gobierno socilaista francés y forzarles a un nuevo compromiso.La modificación al alza de los tipos de interés en los créditos a la exportación se planteó, originalmente, en el seno de la OCDE, donde se aprobó una propuesta nórdica, llamada del consenso, por el que se elevaban en algo más de un punto los tipos a los créditos a determinados países, entre ellos la Unión Soviética, varios países del Este, España e Israel. La elevación venía por el lado de la reclasificación de estos países como desarrollados, en lugar de ser considerados de desarrollo intermedio.
El consenso, que reflejaba, algo suavizada, la propuesta norteamericana, fue rechazado por el ministro francés de Asuntos Exteriores, Claude Cheysson, que argumentó en la última reunión anual de la OCDE que la reclasificación atentaba directamente contra sus intereses, ya que echaba por tierra la política de estímulo de las relaciones de París con los países del Este y del Tercer Mundo.
El presidente Reagan, según fuentes norteamericanas, piensa volver a la carga en la cumbre de Versalles con el tema y pretende que la propuesta nórdica, vetada por Francia, entre en efecto el próximo 15 de junio, nuevo plazo decidido por la OCDE.
Los argumentos en favor de esta nueva política de créditos occidentales al Este parten de la idea de que los países de economía libre están haciendo de buenos con sus adversarios socialistas, ya que les están prestando dinero a un coste mucho más bajo que el que se carga en los mercados europeos de capitales. Con ello, dice Washington, no sólo se financia el desequilibrio económico de estos países, sino también su política armamentista.
El enfrentamiento sobre esta cuestión no es, sin embargo, un asunto tan lineal. Washington puede encontrar aliados en la RFA y Japón, ya que la nueva política les favorece, al permitirles exportar con unos tipos hasta cuatro puntos por encima del coste de su dinero interior. Pero perjudica a otros países, como Francia y el Reino Unido -y sobre todo a España-, donde el dinero está a unos precios más elevados que ese 11,25% en el que quedaría el nivel para estos créditos. Pero la reclasificación tendría otra efecto: encarecería la financiación de las obras del gasoducto siberiaño, que tiene que ser construido con la asistencia financiera de los beneficiados.
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