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La guerra en el Atlántico sur

Un misil Exocet dejó fuera de combate al 'Invincible', según Buenos Aires

La noticia de que un portaeronaves británico resultó seriamente dañado el domingo en un audaz ataque efectuado por aviones argentinos, pese a ser desmentida en Londres, supuso una inyección de moral para la opinión pública argentina, muy preocupada ante los avances militares ingleses en las islas Malvinas.

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Dos comunicados del Estado Mayor conjunto informaron ayer sobre la incursión aérea contra la flota británica, realizada por aviones Super Etendard de la Marina de guerra y Skyhawk y Mirage de la fuerza aérea, en las primeras horas de la tarde del pasado domingo. Los aparatos argentinos "atacaron, en una operación sin precedentes, a un buque tipo portaviones, dejándolo fuera de combate a causa de los graves daños recibidos", señala el comunicado número 112, que añade que los pilotos pudieron observar en su retirada "densas columnas de humo e incendios a bordo".Aunque en la información oficial no se identifica al portaviones, todos los medios de comunicación se refieren sin ningún género de dudas al Invincible. El comandante en jefe de la fuerza aérea y miembro de la Junta Militar, brigadier Basilio Lami Dozo, declaró ayer, poco antes de emprender viaje hacia las bases aéreas del sur del país, que la aviación argentina había producido "serias averías" a un portaeronaves británico, pero dijo que habría que esperar el resultado de evaluaciones en curso para saber si se trata o no del Invincible.

De acuerdo con las detalladas versiones de la operación aérea difundidas ayer, una escuadrilla de cazas argentinos pasó cerca del portaeronaves, que estaba protegido por unas seis fragatas, a noventa millas al noreste de la isla Soledad, la más oriental de las Malvinas. El objetivo de estos aparatos era atraer a los Harrier encargados de la defensa de la flota, mientras que la verdadera escuadrilla de ataque argentina, que había repostado combustible en vuelo, se acercaba al portaeronaves en dirección Noreste-Suroeste y a muy baja altura para impedir su detección por los radares británicos.

Un misil Exocet, disparado a unos treinta kilómetros de distancia por un avión Super Etendard, alcanzó al portaeronaves, que recibió también los impactos de dos bombas, por lo menos, de quinientos kilos lanzadas por los Skyhawk. Dos de estos últimos aparatos fueron derribados por misiles antiaéreos Sea Dart. El hecho de que el portaeronaves estuviera equipado con este tipo de misiles respalda la tesis de que el navío dañado es el Invincible, en opinión de los expertos.

Una batalla, no una guerra

El ataque contra la flota inglesa se realizó pocas horas después de que los infantes de Marina y paracaidistas británicos lograran conquistar Puerto Darwin y el campo de aviación de Prado del Ganso (Goose Green), lo que causó consternación en la opinión pública argentina. Diversas informaciones de carácter oficioso subrayaban ayer que "una batalla perdida no es una guerra perdida", y explicaban que la estrategia seguida por el general Mario Menéndez para defender la isla consiste en concentrar todos sus efectivos en el área de Puerto Argentino (Port Stanley) para librar allí la batalla final. La capital del archipiélago sufrió el domingo un duro bombardeo de la artillería naval británica, que parecía el preludio de una ofensiva terrestre en toda regla. Según el clásico aforismo, la verdad es la primera víctima de la guerra, y esta contienda del Atlántico sur no podía ser una excepción. Las versiones argentina y británica de los combates librados en la zona de Puerto Darwin difieren tanto en el número de tropas con que contaba cada bando como en el desarrollo mismo de las acciones, aunque el Estado Mayor argentino ha reconocido, finalmente, que los ingleses dominan el área.

Los periódicos de Buenos Aires publicaron ayer ambas versiones, e inclusive el relato hecho por el corresponsal de la BBC británica Robert Fox, que describe la rendición de 1.200 hombres en Prado del Ganso y la firma de la capitulación por el vicecomodoro argentino Wilson Doser Pedroza.

Del mismo modo, la Prensa recogía también el desmentido de Londres al ataque contra el Invincible, aunque con escaso relieve tipográfico. La necesidad por parte argentina de un golpe de efecto que borrara de la opinión pública el impacto causado por la pérdida de importantes objetivos estratégicos en la isla Soledad hizo dudar a algunos círculos periodísticos extranjeros de la veracidad de la información sobre el ataque al portaeronaves inglés.

Acciones espectaculares

Pero en otros círculos de la Prensa internacional se comentaba que en vísperas de la batalla de Puerto Argentino, que puede acabar en una grave derrota para los defensores, la Junta Militar puede ordenar acciones espectaculares contra la flota inglesa, incluso a un alto coste en efectivos propios, para causar el mayor daño posible al enemigo. Por otra parte, los detalles facilitados de¡ ataque eran demasiado numerosos para tratarse de una mera operación propagandística, aunque quizá sí se ha exagerado la magnitud de los daños infligidos.

Por último, no faltaba quien considera absolutamente cierta la versión argentina y cree que el Gobierno inglés no puede reconocer ahora,los daños sufridos por el portaeronaves para no desmoralizar a los combatientes, y que esperara a alcanzar la victoria total en los combates terrestres para admitir después sus propias pérdidas.

De confirmarse la inoperalbilidad del Invincible, los británicos se encontrarían en una situación difícil, precisamente cuando se disponen a lanzar una ofensiva contra la capital del archipiélago, para la que necesitarán cobertura aérea.

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