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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Fresas y Nata

El sitio se llamó Fresas y Nata, y antes se llamaba otras cosas, mediados los sesenta, cuando uno venía aquí, a los bailes domingueros, y la ciudad-Arturo Soria era un astro de tranvías.Ahora se llama Bwana y Ramoncín presenta en él su último redondo. La mánager de Ramón va de ojos claros y tristes, pantalón floreado y estrecho y tacones altos. Micky, el legendario "niño de goma" de cuando todos éramos yeyés, me saca un periódico de neoizquierda que le han dado en la Costa del Sol. Las canciones de Ramoncín, a toda aspirina; llenan el jardín, el bar, la tarde. Ramoncín pide que le saquen de no sé dónde para cantar mejor. La espiral de la represión sigue girando en su alma de acetato. Pero se ha traído un bajista inglés y todo un equipo para grabar este nuevo disco, que suena different.

Angel Harguindey parece ganado para la causa del rock vallecano. Una punky se sienta a mi lado. Van y vienen los punkies por el jardín, por el bar, por la música, de mitones y muñequera con pinchos, pantalones de fibra, muy ceñidos, que dejan desnudas a las chicas, gafas negras, botas con muchas hebillitas y hasta un punk carrocilla de pelo verde. Hay ambiente.

Diana Polakov se ha sacado un fórmula de ponche que está helado. Gracias, Dai, pero no me lo tomo. Ramoncín viene de cazadora Travolta y grandes pantalones blancos, que le están evidentemente grandes:

-Son de mi hermano.

Esto queda explicado, mayormente porque Ramoncín no tiene hermanos. Ramoncín me trae el disco, las letras, todo el material. A una punky que se ha sentado a mi lado, le sube una sansanica del jardín por el mitón, y luego le recorre los pinchos del brazalete (más los imperdibles en tamaño descendente), uno por uno:

-Mira, tienes una sansanica.

A la punky adolescente de gafas negras le hace ilusión que la sansanica recorra su uniforme. No la mataría aunque fuese Yolanda González. Hay gente joven y gente joven. Hasta que la sansanica se vuela. Me voy al bar buscando una wodka hospitalaria, con tónica del tiempo. Ramón me presenta al conjunto inglés con quien ha hecho el disco. Los músicos, jóvenes, se saben la música y la gestualizan. Tienen una novia espectacular que está puesta en el tema.

O sea, tematizada.

Los de la tele me hacen una entrevista sobre la marcha:

-¿Qué es tener marcha?

-Contra lo que se cree, tener marcha no es remontarse por encima de las propias posibilidades, sino, sencillamente, estar al nivel de uno mismo, cubrir los propios límites, combatir la neura y el muermo.

La juventud tiene más recursos que nadie para eso, desde la música al yoga. Pasando por el ponche/ Dai (que ha venido, la bella, con un pantalón rojo de mucho vicio). También está su hermana, Sylvia, original fotógrafo. Chaquetas con la manga por el codo y pañuelos abufandados al cuello, con colgajos. Me parece bien lo que le he dicho a la tele, que, por otra parte, ya estaba en el clásico: "Iguala con la vida el pensamiento". Lo que pasa es que el clásico no tomaba optalidón con cocacola.

César Lucas, el gran fotógrafo, que le ha cogido el vicio a retratar marginales, me lo comenta: "Qué creatividad tienen estos chicos, qué desarrollo plástico, qué riqueza". Y encima, pienso, no matan muchachas solitarias de ojos tristes. Ramoncín se lo ha hecho de santísima madre. Hale, tron.

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