El machismo y el golpe
Todos los sectores de la sociedad, de una manera u otra, más tarde o más temprano, se han manifestado ante el vandálico acto de la toma del Congreso; sin embargo, no ha habido de manera pública una actitud propiamente femenina, o feminista, de denuncia de las intenciones golpistas; las mujeres no hemos meditado suficientemente que hubiéramos sido quizá las principales víctimas del golpe en el caso de que hubiera triunfado.Nosotras nos hemos unido a los hombres en la lucha por la libertad y también marchamos junto a ellos en la defensa de la misma, pero ha faltado una reflexión sobre algunas consecuencias en caso de que el golpe hubiera triunfado. Evidentemente, la represión, encarcelamientos y/ o fusilamientos, censuras y coacciones hubieran sido igual para hombres y mujeres, o, si se me apura, hubieran recaído más sobre los primeros, dado que la incorporación de la mujer a las tareas dirigentes de los partidos no ha hecho sino empezar.
No obstante, en el hipotético caso de que el golpe se consolidara, las tímidas conquistas de la mujer serían las primeras en verse amenazadas, si tenemos en cuenta la fundamentación filosófica de las concepciones de estos señores. Ante la ausencia de otras ideas con que llenar sus cabezas, los golpistas basan sus proyectos de convivencia en los más antiguos dogmas de la sociedad patriarcal, disfrazados de iluminaciones divinas o "razones que la razón no entiende", tales como el culto al honor, el culto al valor, etcétera.
La primera frase que todos oímos: "Se sienten, coño", ya nos puede ir dando una idea de su manera de razonar. Los chistes que la extrema derecha hizo circular a continuación sobre el valor del teniente coronel Tejero también nos ponen sobreaviso del subconsciente de estos salvadores; no poca gente hemos oído contar a plena voz en alguna cafetería cosas tan ingeniosas como: "Figuraos lo macho que es Tejero que entró armado en el Congreso y a los diez minutos salió una embarazada". Algunas mujeres también vieron esta gracia y regalaron a Tejero unos huevos de oro para conmemorar su hazaña y felicitarle por su valor. Hay que decir que esto no es nuevo en la historia; ya las mujeres de los vándalos adornaban su cuello con aderezos que representaban los genitales de sus maridos que, en definitiva, han sido, a lo largo de la historia occidental, el símbolo del poder y del valor, entendidos como la capacidad de violar a las mujeres enemigas y de impedir que se violara a las propias.
La violación en todas las culturas ha significado la humillación a los hombres enemigos, por la sencilla razón de que, según sus concepciones, la mujer quedaba impura y no encontraba marido, o si era casada, quedaba marcada para toda la vida.
El culto al honor
La casi segura, imposición por los golpistas de este culto al honor, de la honra calderoniana, por antiguo que parezca, no resultaría difícil, bastaría con derogar la nueva legislación civil o mantener nuestro actual texto de Código Penal, actualmente en revisión. Cristina Alberdi tiene un magnífico estudio sobre nuestra legislación pena] y civil en relación con la mujer en el que destaca que los bienes, jurídicos protegidos por la misma son la virginidad, la honra, la fidelidad y la obediencia. La virginidad, entendida como un valor de cambio: de ahí que, aunque la violencia sea la misma, se penan de distinta manera la violación que los abusos deshonestos, porque en estos últimos no hay desfloración. Una pena accesoria en caso de violación es la obligación de dotar a la ofendida, dado que, efectivamente, el padre de la muchacha violada ha sufrido una gran pérdida económica y no puede colocar tan fácilmente a una hija de segunda mano.
La fidelidad, hasta la suspensión de los delitos de adulterio y amancebamiento, se penaba de manera distinta para el hombre que para la mujer. Una mujer era reo de adulterio con que yaciera una sola vez, mientras que el hombre, para cometer amancebamiento, debía ser una cosa notoria y pública fuera de la casa o bien dentro de ella.
La obediencia, hasta la ley de Filiación y Régimen Económico del matrimonio, de 1981, ha sido la base del matrimonio. Obediencia y sometimiento de la mujer al marido, naturalmente, mientras que éste sólo debía protegerla. Consecuentemente con esto, y hasta la modificación del año 1975, la mujer era tratada como un menor. La otra cara de la moneda del culto al valor y la honra es la defensa de la familia tradicional, es decir, la familia en que la mujer es buena y prolífica, y hace buenos gazpachos con total fidelidad y respeto al marido, mientras que éste ejerce el poder político, económico y sexual, tanto en la esfera doméstica como en la social.
Por esta situación de superioridad y dominación que ejercían los hombres es por lo que la extrema derecha y no pocos machos se han opuesto encarnizadamente al divorcio, y no cabe duda de que uno de los motivos de la fecha delgolpe fuera impedir la promulgación de la ley de Divorcio.
La mayoría de las mujeres, salvo las imitahombres de los huevos de oro, tenemos muy superada vitalmente esta concepción patriarcal que inspiraba nuestra reciente legislación. Nos cuesta caer en la cuenta de que la imposición de poder abiertamente machista es la filosofía de los golpistas, la única que tienen; en lo profundo de su corazón no pueden soportar la igualdad de trato que se vislumbra en la Constitución, la ley de Filiación, ley de Divorcio, el Estatuto de los Trabajadores y otras leyes que vendrán, como la del aborto, porque son necesarias para adaptar la situación legal a la situación cultural y a la evolución de la mujer en nuestro país. Muchas opiniones coinciden en que un golpe supondría para nuestro país un retraso de cuarenta años en lo político y lo económico, que el terrorismo aumentaría y los males sociales se agudizarían. Para la mujer, sería volver a la sociedad patriarcal de los vándalos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- Gente
- Wayne Brabender
- Real Madrid baloncesto
- Declaraciones prensa
- 23-F
- Copa Rey Baloncesto
- FC Barcelona baloncesto
- Discriminación sexual
- Feminismo
- Transición española
- Transición democrática
- Golpes estado
- Baloncesto
- Equipos
- Movimientos sociales
- Conflictos políticos
- Historia contemporánea
- Competiciones
- Partidos políticos
- Mujeres
- Discriminación
- Historia
- Deportes
- Prejuicios