Los sustanciales acuerdos con Estados Unidos
ESTA MEDIANOCHE ha expirado el Tratado de Amistad y Cooperación Hispano-Norteamericano. Como es conocido, los acuerdos defensivos con Estados Unidos -independientemente de su categoría jurídico-formal- han sido desde la guerra civil los pactos internacionales más importantes suscritos por el Estado español. En el franquismo -puede afirmarse sin riesgos de malévolas interpretaciones-, los pactos con la potencia americana fueron el cordón umbilical que hizo posible a la dictadura traspasar seriamente las fronteras del aislamiento para ocupar un lugar de pariente pobre en la comunidad internacional.Con la llegada de la democracia, el ministro de Asuntos Exteriores José María de Areilza se encargó con buen éxito de que los acuerdos bilaterales no discurrieran por la puerta de servicio de pactos de los ejecutivos y los elevó a la categoría de tratado. En este sentido y quizá porque: la nación española no se encuentra ya entre los países menesterosos del mundo la comisión negociadora de nuestro país ha podido realizar una defensa más contundente de nuestros puntos de vista. Los diplomáticos y funcionaros españoles no se han visto urgido a firmar casi en blanco y sin más condición que la aceptación de un humilde lugar al sol del mundo internacional, como en otras ocasiones ocurrió en la dictadura del general Franco. La estrategia americana de consumir los plazos para forzar un acuerdo contra-reloj en los últimos momentos no lesta dado resultados satisfactorios y consumida la prórroga que se disfrutaba comienza oficialmente a correr el plazo de un año previsto para el desmantelamiento de las bases de utilización conjunta.
No obstante, todas las informaciones solventes que se tienen indican que el nuevo acuerdo -que deberá ser ratificado por el Congreso americano y las dos cámaras españolas- está prácticamente concluido y, si bien quedan todavía algunos temas de concertar, la firma dé los nuevos pactos no sufrirá una demora excesiva. En estos momentos se sabe ya que el acuerdo incluirá las conocidas cuestiones de desnuclearización de nuestro territorio, garantizará en caso de agresión la totalidad del ámbito geográfico sujeto a la soberanía del estado español -aún sin menciones específicas a Ceuta y Melilla- y la utilización de las bases en conflictos ajenos a la defensa mutua de los dos países requerirá la expresa autorización española. La utilización del espacio aéreo español por aviones americanos y otros temas referentes a la situación jurídica de instalaciones asitenciales del personal estadounidense constituyen algunos de los puntos sobre los que en estos momentos se centra el trabajo de las comisiones negociadoras.
Si estas impresiones de la próxima finalización de la renovación del tratado se confirman constituirán una buena noticia para las posiciones españolas. Las negociaciones con los Estados Unidos, dada la evidente disparidad potencial entre las dos naciones, deben ser llevadas con buen tino para no causar la impresión de un allanamiento sin condiciones y garantías a los intereses de la potencia americana.
Pero si hay que celebrar en esta ocasión el desarrollo de las negociaciones llevadas porIos responsables de nuestro ministerio de Asuntos Exteriores, no se les puede dejar de censurar el secretismo a que han sometido a la opinión pública española. Las relaciones bilaterales que incluyen, como en este caso, importantes temas de caracter defensivo y militar no se pueden ventilar en los reservados vericuetos de la confidencialidad. Es preciso que los conozcamos los ciudadanos -incluso antes del momento de la ratificación parlamentaria- para que tengamos oportunidad de manifestarnos sobre un asunto que nos concierne de forma directa.
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