Grave crisis en la CEE tras la ruptura de la unanimidad
La Comunidad Económica Europea (CEE) aprobó ayer el incremento de los precios agrícolas, pese al veto del Reino Unido, y entró en la peor crisis de su historia. "Estamos en una situación explosiva", manifestó un alto funcionario de la Comisión Europea poco después de conocerse la reacción del ministro inglés, Peter Walker, que considera violado el compromiso de Luxemburgo, según el cual cualquier Estado miembro podía exigir la unanimidad. Walker ha anunciado que su Gobierno va a estudiar las medidas oportunas para hacer frente "a esta impetuosa decisión de mis colegas que estoy seguro que lamentarán en el futuro".
Desde su integración en el Mercado Común, en 1973, el Reino Unido ha planteado graves problemas en el seno de la CEE debido fundamentalmente a su pequeña producción agrícola y a sus corrientes tradicionales de comercio con las antiguas colonias. Londres se veía obligado a ingresar en las arcas de la CEE una cantidad excesiva de dinero, pero como no podía aprovecharse de los fondos agrícolas, que suponen el 70% del presupuesto comunitario, su retorno era escaso. En 1980, el Gobierno Thatcher planteó la exigencia de que los nueve le devolvieran más del 75% de su aportación.
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La CEE atraviesa una de las crisis más graves de su historia
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Desde principios de este año, el enfrentamiento entre Londres y los nueve se ha ido incrementando peligrosamente, sobre todo porque el Gobierno de la señora Thatcher se declaró dispuesto a bloquear sine die el aumento de los precios agrícolas (que afecta a casi ocho millones de agricultores europeos) mientras que no lograra una satisfacción para sus reivindicaciones financieras.
Las últimas propuestas de los nueve fueron conocidas en la reunión del consejo de ministros de Asuntos Exteriores celebrado en Luxemburgo el pasado día 17. El ministro británico, Francis Pym, rehusó la oferta de ochocientos millones de dólares que la CEE proponía devolverle en 1982 al tiempo que se comprometía a seguir estudiando el problema.
Ante la negativa de Pym, los ministros de Agricultura, reunidos en Bruselas, acordaron proceder a una votación para aprobar el aumento de los precios, pese a que el titular británico invocó el mencionado compromiso ,de Luxemburgo alegando que la propuesta de incremento de los precios, un 10,6%, afectaba a los intereses vitales de su país.
El ministro belga, que ocupa la presidencia, se negó a discutir este problema y la votación se llevó a cabo con la abstención no solo de Gran Bretaña sino también de Grecia y de Dinamarca, aunque por motivos diferentes. Los sesenta reglamentos de que consta el paquete agrícola, fueron aprobados con 45 votos sobre 63, según un sistema proporcional.
El compromiso de Luxemburgo
La ministro francesa de agricultura, Edith Cresson, se apresuró a hacer pública una declaración oficial de su Gobierno, según la cual Francia interpreta que no se ha violado el compromiso de Luxemburgo, inventado, por otra parte, por De Gaulle para defender los intereses de su país, puesto que los precios agrícolas no afectan, según París, a los intereses vitales británicos.
La respuesta de Walker, furioso e indignado según se pudo observar en una conferencia de prensa, fue violenta: "la votación efectuada hoy viola el compromiso de Luxemburgo que es uno de los principios básicos de la Comunidad .Cuando nosotros ingresamos en la CEE fue el con el convencimiento de que ninguna decisión importante podía ser aprobada si un país miembro interponía su veto". "Hoy es un día muy triste y muy perjudicial para la historia de la CEE", añadió.
Peter Walker se negó a explicar cuales serán las medidas que adoptará su Gobierno, aunque medios comunitarios estiman que Londres puede llevar a cabo una política de obstrucción permanentente e incluso negarse a facilitar sus fondos al presupuesto de la CEE lo que supondría prácticamente tina ruptura sin precedente en la Comunidad.
Las relaciones entre Gran Bretaña y los nueve se encuentran en el punto más bajo de toda su historia porque la decisión comunitaria de saltarse el veto británico ha coincidido, precisamente, con la ruptura de la solidaridad de los diez con Londres a propósito del conflicto de las Malvinas.
El ministro inglés acusó también a la comisión europea de tomar parte contra los intereses de su país y de propiciar la ruptura del compromiso de Luxemburgo, acontecimiento que ha hecho las delicias de los pequeños países de la CEE agobiados por el peso de los grandes.
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