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Crítica:MUSICA CLASICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una panorámica del siglo XX en el Palau de Barcelona

El pasado día 25 de abril finalizó la temporada oficial de la Orquesta Ciudad de Barcelona, con la interpretación de La creación, de Joseph Haydn, que fue dirigida por Salvador Mas. Sin embargo, el Ayuntamiento de Barcelona no ha dado por finalizado aquí su ciclo, y ha organizado otros cinco conciertos bajo el título Una panorámica musical del siglo XX. El primero de ellos, que seguidamente comentaremos, tuvo lugar el pasado 8 de mayo, y los demás se celebrarán los días 11, 20, 24 y 27 del mismo mes en el Palau de la Música Catalana.Obras maestras poco difundidas

Esta es una feliz iniciativa, ya que en las cinco sesiones -tres con la Orquesta Ciudad de Barcelona, y otras dos con los conjuntos de cámara Grupo Bartok y Diabolus in Musica- se han programado obras maestras poco difundidas de autores, consagrados de nuestro siglo, como Schonberg, Ravel, Messiaen y Stravinsky, junio con obras de significativos compositores españoles actuales. Como directores invitados figuran Enrique García Asensio, Juan Luis Moraleda, Jacques Mercier, Arturo Tamayo y Joan Guinjoan, protagonistas del primer concierto con la Orquesta Ciudad de Barcelona, que tuvo lugar el pasado 8 de mayo. Excelente velada nos brindó el músico tarraconense, que dirigió cuatro partituras de inquietud y estilo bien dispares; Joan Guinjoan, que es bien conocido como compositor y como director de su grupo, Diabolus in Musica, es también un muy buen director sinfónico. En esta última actividad, en la que ha cosechado hace pocos meses buenos éxitos en Portugal y Checoslovaquia, también alcanza las más altas cotas de buen que hacer y profesionalismo.

Obras de Coria, Schonberg, Manuel Valls y Ravel

Orquesta Ciudad de Barcelona. Dirección: Joan Guinjoan. Palau de la Música de Barcelona. 8 de mayo

Guinjoan entiende la música y sabe transmitirla con coherencia, claridad y justa expresividad. El programa se abrió con la partitura Intermezzo, del compositor madrileño Miguel Angel Coria, página que fue escrita por encargo de la Orquesta Nacional de España y que fue estrenada con éxito el pasado mes de febrero en Madrid. Es una partitura más bien breve, inteligente como todas las obras de Coria, que cautiva por una mágica fluidez y unas transparencias armónicas, que se entrelazan poéticamente. Seguiría el Concierto para piano y orquesta, op. 42, de Schonberg, con la participación de la pianista barcelonesa Eulalia Solé. Muy bella versión de esta inquietante partitura. La pianista, que conoce profundamente la obra de Schonberg, no dudó en adoptar un lenguaje tenso y vibrante, resolviendo los constantes escollos, sean de orden expresivo o técnico, con absoluta maestría y autoridad. El ensamblaje entre el instrumento solista y orquesta se mantuvo firme y equilibrado bajo la batuta de Guinjoan.

Sutil ironía

De Manuel Valls, uno de los compositores más destacados de su generación, se ofreció el estreno de sus Fantasías en forma de concierto para flauta y orquesta de cuerda. La música de Valls siempre nos ha atraído por la naturalidad expresiva y sutil ironía. Sus Fantasías, obra dividida en tres movimientos, interesó y convenció. A través de un tratamiento orquestal amable y abundancia de ideas melódicas, la flauta se expresa cómoda y poéticamente, en un clima de carácter improvisado. El concierto culminaría con una feliz interpretación del Bolero, de Ravel, en el que Guinjoan supo elaborar el genial y constante crescendo con sabiduría y espectacularidad.

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