El auténtico Willy Brandt, cumple 75 años
El auténtico Willy Brandt acaba dé cumplir 75 años. Es el hombre que un día entregó sus papeles de identidad a una muchacha noruega, quien los hizo llegar a Herbert Frahm, un joven socialista que quería emigrar de la Alemania nazi. Después de la caída del nazismo, Herbert Frahm conservó su nombre de guerra, Willy Brandt, y llegó a presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), canciller de la República Federal de Alemania y presidente de la Internacional Socialista. EL PAIS habló en Munich con el auténtico Willy Brandt. Durante el pasado congreso del SPD los dos Willy Brandt se abrazaron en público.
El verdadero Willy Brandt se dedicaba mientras tanto a la venta de flores en Bélgica, después de una vida agitada de luchas obreras y en los frentes, una vida que le llevó al exilio a Bélgica, a la guerra civil española y al campo de concentración nazi de Dachau.Eran los tiempos de la República de Weimar, los años treinta, cuando Willy Brandt, presidente de la Juventud Trabajadora Socialista de la ciudad de Neu Isenburg, cerca de Francfort, se vio implicado en una lucha callejera con las bandas nazis.
"Por la fuerza, y con garrotes en la mano, echamos a los fascistas, una mañana de dormingo, más allá de la frontera de Prusia, que pasaba por medio de mi pueblo. Yo había llamado por teléfono a un capitán de la policía prusiana y me dijo: 'Mándalos para acá, que yo los recibiré'. A mí me rompieron la cabeza; todavía se nota la cicatriz. Me acusaron de alteración del orden público y me condenaron a seis meses de cárcel"..
El presidente local del SPD quiso solicitar una medida de gracia, pero Brandt se negó: "Yo voy por la República a las cárceles, pero no a sus cárceles", y decidió exiliarse en Bélgica. "Yo les dije que en tres meses ese vagabundo austriaco (Hitler) estaría en elpoder, y ellos se rieron. Yo me marché a Bélgica con una carta de recomendación de un profesor mío, de la academia del trabajo".
Solidaridad socialista
En Bruselas, Brandt sobrevivió gracias a la solidaridad de sus compañeros socialistas y empezó a trabajar como fotógrafo en el periódico del partido Le Peuple, pero antes "un camarada socialista me llevó seis meses a trabájar a la siderurgia para conocer las condiciones de vida de los obreros belgas".En julio de 1936, Brandt fue enviado por el periódico para hacer fotos de la Olimpiada del Trabajo en Barcelona.
"Yo estaba en Madrid en el periódico Claridad, y le pregunté a Javier Bueno: ¿Cuándo salimos para Barcelona? El repondiá: '¿Qué decís? Pero ¿no sabéis que estalló la revolución social?' Compañeros: la revolución social. En Madrid asaltamos el Ministerio de la Guerra al grito de ¡Viva la República! y luego fui al Alto de los Leones, donde encontré a Alvarez del Bayo. En Rascafría me encargaron robar unos caballos a los fascistas y lo conseguimos".
Brandt se ríe a carcajadas y disfruta al explicar que "les robamos los caballos a los fascistas". Las fechas y los lugares se confunden en los recuerdos de Brandt: la Universitaria, la Casa de Campo, Valencia, Barcelona y, al final, la salida por la frontera francesa. Lo que sí mantiene presente Brandt es su anticomunismo, porque "me di cuenta de que los comunistas estaban a la caza de socialistas y anarquistas para quedarse con el poder".
Líster y Carrillo
Brandt recuerda a Líster y a Ortiz, "pero el peor de todos era Carlos". Brandt dice que conocía bien, al padre de Carrillo."Del joven Carrillo (bueno, ahora es ya un chico mayor) tengo buena opinión, porque fue honrado y vio cómo en Rusia los comunistas aniquilaron a los españoles. Por eso es hoy eurocomunista, porque vio que en Rusia se abusa del comunismo y actúan contra los intereses de la clase obrera. En el Este no hay socialismo; lo que pasa allí no tiene nada que ver con la democracia y la libertad".
Por encargo del socialista belga Paul Heriry Spaak, Brandt fue a Bélgica a "comprar tabaco", pero "ese tabaco lo llevaron luego metido en el cuerpo los fascistas". En Bélgica compró armas para el Ejército de la República. "Se embarcaron en Ostende y la primera cosa que compré fue una ametralladora antiaérea alemana que el Gobierno alemán había vendido a Bélgica. Spaak la envió a España. Los comunistas atacaron mucho a Spaak, pero ellos nos mandaron fusiles sin munición y demasiado largos, que no valían para la lucha en las trincheras". En España, Brandt sirvió en el cuerpo de carabineros.
Ciudadano español
"En marzo de 1938 me hicieron ciudadano español y lo publicaron en el Boletín Oficial. 'Willy Liborius Brandt Hallwig, carabinero, ciudadano español'. Los nazis me habían quitado la nacionalidad alemana".Después del final de la guerra civil española, y con la invasión de Bélgica por los alemanes, Brandt fue detenido tres veces. En dos ocasiones consiguió escapar, pero a la tercera le interrogaron sin cesar y le acusaban por sus actividades en Suecia y Noruega, donde no había estado nunca.
La confusión partía del día en que una muchacha noruega, con la que Willy Brandt había ligado en Bruselas, le preguntó si no podría conseguir alguna documentación falsa para camaradas socialistas que querían salir de la Alemania nazi. Brandt le dio sus propios papeles, que fueron a parar a manos de Herbert Frahm, el actual Willy Brandt.
A golpes
La Gestapo trasladó a Brandt desde Bruselas hasta la cárcel de Darmstadt. "No conseguí bajar las escaleras, porque me las hicieron subir a golpes. Me dieron tantos que casi dije que era yo el que había estado en Noruega".La siguiente estación fue el campo de concentración de Dachau, en las cercanías de Munich, donde Brandt estuvo desde enero de 1940 hasta la liberación, el 29 de abril de 1945. En Dachau se repiten las luchas internas entre socialistas y comunistas.
"Cuando llegué, Karl Kapp, de Nuremberg, me preguntó quién era y me llevó a la enfermería. Allí dijo: 'Es uno de los nuestros; hay que avisar a Kurt'. Después de la guerra, los comunistas acusaron a Karl Kapp de crueldades, y eso es mentira. Los idiotas de los americanos lo entregaron a los rusos, que le llevaron a Siberia".
Campos en Polonia
Brandt recuerda Dachau: "Un día, debió de ser hacia 1944, llegó un grupo de españoles y me llamaron para traducir. Eran mujeres, niños y también hombres, que el sinvergüenza aquel, Petain, había expulsado de Francia y entregado a la Gestapo. Los alemanes los mandaron a Dachau y a las mujeres y niños los llevaron a los campos de exterminio de Polonia".En Dachau, Brandt encontró "al compañero David, del sindicato de taxistas de Madrid. Fue algo muy triste, porque yo sabía que nunca volverían. Cuatro o cinco semanas más tarde recibimos vagones llenos de vestidos manchados de sangre y con agujeros de disparos en la espalda. Eran vestidos de españoles, con cartas de despedida que encontramos al distribuirlos en el almacén de Dachau. Los alemanes los mandaron luego para el auxilio social".
Después de la liberación, Brandt volvió a Bélgica, "porque yo no tenía nada que hacer en Alemania.
Siempre que veía a una persona mayor, me ponía a pensar: ése colaboró con el nazismo, y la idea era insoportable. Un día volví a mi pueblo y vi a los viejos nazis, que ya estaban desnazificados oficialmente, y me dio asco".
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