_
_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sacerdotes casados

Se dan opiniones timoratas, más o menos frecuentes, de que ciertos temas no debían afrontarse ni se debían difundir. No es solamente un error, dicen, sino también un daño, el airear el problema de los sacerdotes secularizados, porque se puede confundir, desanimar, desorientar o sembrar confusión e incertidumbre a los jóvenes que se encaminan al sacerdocio, se amarga a muchísimos sacerdotes que están firmes en su testimonio de fidelidad a los compromisos asumidos. Porque existe el peligro de empujar incautamente a algún sacerdote o religioso a dar pasos en falso que a veces es difícil y doloroso retroceder.Pues bien, debemos responder que no sólo es útil y oportuno, sino necesario, y no solamente por nosotros. Por un lado, no hacemos más que constatar los hechos que ahí están y gritan en cualquier parte de la Iglesia. Es la misma conversación, el mismo comentario que hacen las familias y comunidades cuando un joven decide hacerse sacerdote o cuando un sacerdote abandona. Por otro lado, la problemática creada se estudia desde el punto de vista histórico, desde sus primeros inicios hasta su posterior evolución. Después, en el día de hoy no debemos hacer punto, todo lo contrario que definitivo, pero ya rico en enseñanzas.

¿Se puede considerar esto oportuno en privado e inconveniente en público desde el momento que interesa a todos? ¿Por qué dejar a otros la iniciativa de publicar lo que tenemos en nuestra casa, casi como un tabú intocable, si otros lo van a decir de un modo escandaloso? ¿No es mejor hacerlo, por el contrario, con serena objetividad? Me parece superfluo añadir que no se trata de lanzar ataques directos o encubiertos a la disciplina del celibato eclesiástico, ni de condenar a nadie, ni mucho menos dar a entender que el matrimonio de los sacerdotes es el curalotodo de los males de la Iglesia de hoy. Los que así opinan, en su reflexión, reconocen que en este terreno -bien distinto del de la fe- el diálogo, la reflexión, el examen no son simplemente consentidos, permitidos, legítimos, sino que pertenecen a nuestra personalidad y funciones de bautizados. Pertenecer a la Iglesia incluye también la alegría de pertenecer a algo que es todo lo contrario de una sociedad secreta; podemos mantener la cara descubierta, con las ventanas abiertas, expresar nuestras convicciones y nuestra fe, sin que escondamos u ocultemos los problemas, las tensiones, las plagas que afligen a la Iglesia.

De estas pruebas dolorosas la Iglesia aprende, surgen experiencias inesperadas, se descubren errores en la preparación de los sacerdotes, se adivinan nuevos caminos. La finalidad de todo es hacer circular enseñanzas y experiencias no sólo en el ámbito restringido de los especialistas, que ya lo conocen, sino entre el gran público que debe conocerlo.

Por ello debemos ver, escuchar, controlar, y en esto no debemos desechar colaboración alguna. La primera, la de muchos sacerdotes secularizados en los que se advierte, en la mayoría de ellos, algo que es todo lo contrario de considerarse víctimas del rechazo o de un sórdido espíritu de clase o categoría. La Iglesia no ignora el problema, ni los abandona y los tiene en su pensamiento. Y esto es una buena noticia, dar a conocer, revelar esta situación a un público que, con respecto a los sacerdotes s ecularizados, no ha recibido hasta ahora, casi siempre, nada más que dosis masivas de superficialidad tendenciosa.

Estas cosas es necesario decirlas, discutirlas. Facilitará nuestro propósito. Los mismos señores obispos hablan con toda franqueza y simplemente dicen y reconocen no ser competentes, individualmente, se entiende, para dar solución alguna a tan doloroso e inquietante problema.

¿Por qué no hablar de ello pues? Siempre será mejor para todos publicar y comentar como se debe un asunto de tal importancia. Con serena objetividad, sin reticencias, sin morbosidad, con la comprensión y mesura que debe tenerse con hermanos que, ¡ojalá nos equivoquemos!, han dado un paso a veces muy doloroso. Y para terminar, estas reflexiones: según Pablo VI en su Encíclica Evangelii nunciandi.- "La Iglesia tiene su razón de ser sólo y exclusivamente por y para la evangelización". Esta sangría y ya hemorragia de pérdida de fuerzas evangélicas ¿no es un lujo desorbitado y un alto precio que se paga sacrificando el fin a un medio (celibato) por empeñarse en imponer a los sacerdotes católicos el estado de soltería?.

Ángel Lozano Conesa es secretario nacional de Sacerdotes Casados de España.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_