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El proceso por la rebelión militar del 23 de febrero

Hermosilla afirma que los conspiradores pretendían triunfar propagando la falsa noticia de que Armada les apoyaba

En la sesión de tarde de la vista contra los 33 procesados por el intento de golpe de Estado del 23 de febrero, el defensor de Armada sostuvo la tesis de que los cerebros de la conspiración pretendían propagar la falsa noticia de que Armada, y por tanto el Rey, estaban en ella, como factor psicológico "de primerísima magnitud" para hacer triunfar el golpe, y añadió que los demás procesados se han puesto de acuerdo para implicar a su patrocinado. El ahogado Hermosilla comenzó descartando el carácter conspiratorio de las tres entrevistas que su defendido mantuvo con el coronel Ibañez Inglés y afirmó que en ninguna de ellas le llevó este último al general procesado ningún mensaje especial.

A este respecto dijo el abogado que los dos protagonistas de las entrevistas coinciden en lo fundamental de sus versiones en cuanto a que lo hablado en ellas no configuraba la línea característica de una conspiración o los actos preparatorios de una acción concreta."¿Se pretendía quizás", se preguntó Hermosilla, "mantener ante Armada el secreto de la operación, como ha declarado el general Torres Rojas, y al mismo tiempo efectuar con él este tipo de contactos, sin trascendencia real, pero que al entrar en la cadena subliminal de los sobreentendidos y equívocos, contribuían a formar la leyenda de que Armada lo sabía todo, lo aprobaba todo y se contaba no sólo con su respaldo sino con otros superiores respaldos que el general Armada aportaba?"'.

Tras negar, una vez más, de forma categórica que los mencionados encuentros -que calificó de "fugaces"- hayan tenido dimensiones superiores a las que se desprenden de lo declarado por Armada, manifestó su impresión de que los testimonios de los otros procesados al respecto, el de Ibáñez Inglés incluido, no contienen datos que hagan presumir la implicación de su defendido en una conspiración.

"Esta defensa", concluyó Hermosilla, "concede la importancia que merece al hecho de que algunos procesados hayan rectificado sus declaraciones en aspectos que conciernen al general Armada, y destaca que lo han hecho después de haber transcurrido el tiempo suficiente como para recibir la presión derivada de posibles cambios psicológicos explicables, acaso, por la marcada orientación que desde ámbitos extrajurídicos se ha dado, o, al menos, se ha intentado dar, al procesado en sí mismo y muy singularmente después de haberse reunido en las dependencias de esta edificación los procesados con intereses procesales comunes". "Esa comunidad de intereses procesales", añadió, tiene una particularísima vertiente que consiste en la conveniencia común de vincular al general Armada a la operación".

Con la intención de desbaratar otro argumento del fiscal, Hermosilla se refirió a la entrevista celebrada entre Tejero y Cortina, en la que el primero afirma que el segundo se le presentó como "hombre de confianza de Armada" y le habló de un "mando bicéfalo". Dijo de la misma, que el propio Cortina negaba que se hubiera celebrado y que su defendido no tuvo tampoco noticia de que dicho encuentro se hubiera producido hasta la lectura del sumario.

Las llamadas telefónicas

Con respecto a las llamadas telefónicas que comprometerían a Armada, Hermosilla afirmó que la última llamada de Milans que su defendido recuerda se produjo el 21 de febrero, y fue para hablar de las notas del CESID acerca de la III Región Militar. El letrado se refirió después a la supuesta conversación telefónica entre Milans y Armada el 22 de febrero, víspera del golpe, cuya existencia negó rotundamente Hermosilla, para explicar después que, a su juicio, el que se atribuya a su patrocinado tales conversaciones se engloba en el propósito general de vincularlo a la operación. En la misma línea, el letrado resaltó la particularidad de que Milans hiciera ser testigo a Pardo Zancada de una llamada que recibió de Madrid, ese día 22, para "garantizar sus palabras" (de Milans), según declaró Pardo.

"¿Es que el capitán general de Valencia necesitaba ofrecer garantías al comandante Pardo para ser creído? ¿Qué esconde, por tanto, esta presunta conversación?", se preguntó el abogado, para responder que se pretendía convencer a Pardo de lo que no era cierto: que Armada esta en el presunto complot; pero Pardo no puede asegurar que fuera Armada quien estaba al teléfono desde Madrid, porque no oyó su voz, y sólo dedujo que era el general por la afirmación del propio Milans y el contenido de la conversación.

Un montaje contra Armada

'Ta concurrencia de intereses procesales comunes, contrapuestos al general Armada, se ha puesto de manifiesto en esta sala palmariamente después del intercambio y contexto personal de los procesados entre sí", agregó Hermosilla, y apoyó su afirmación en el hecho de que el procesado Menéndez Vives, al preguntarle en la vista por qué decía cosas a las que antes no había hecho referencia, respondió: "Porque en. el mes que llevamos aquí de convivencia, se han aclarado muchas cosas". El defensor reafirmó que como jurista, le causa "estupor que ese montaje pueda considerarse prueba racional o prueba definitiva, y lo decimos con respeto para el ministerio fiscal".

La llamada antes referida, en cualquier caso, existió, pero era otra persona la que hablaba con Milans. "Eso sí es una prueba, aunque lo que prueba esa prueba son cosas distintas de aquellas que se intentaban probar", a juicio del letrado, quien consideró la hipótesis de que Milans utilizó ese proceder para avivar la confianza de los que estaban junto a él, "es decir, para confirmarles que el general Armada estaba con ellos, y que al estar Armada, también se encontraba de acuerdo el jefe supremo del Ejército", o bien de que todos hubiesen acordado decir lo mismo.

En cualquier caso, entendió Hermosilla que la idea de los cerebros iniciadores de la rebelión era que se esparciese la falsa noticia de la implicación del Rey, "factor psicológico de primerísima magnitud" para producir Ios efectos de dominó", que serían irreversibles cuando después se aclarasen las cosas. Como comparación con su hipótesis puso lo que pudo haber ocurrido en la División Acorazada si no se descubre a tiempo que Armada no estaba en la Zarzuela ni autorizaba la utilización de su nombre.

En ese momento, el presidente del Tribunal interrumpió al letrado y te dijo que en las afirmaciones que hacía lanzaba hipótesis que podían ser perjudiciales para alguno de los otros procesados, por lo que le invitaba a abreviar su informe. Hermosilla, en tono moderado, respondió que acataba la decisión del tribunal, pero que pretendía defender a su patrocinado, sin ánimo de atacar a otros procesados.

No obstante, a partir de aquí resumió su informe improvisando, y entre otros detalles aportó el que el coronel San Martín dudase de la participación de Armada cuando Pardo se lo dijo, y afirmó que su defendido nunca trató de desplazarse a la Zarzuela, misión que se le atribuye en la operación. En la misma línea dijo que Milans llamó a Armada a su despacho, y no a la Zarzuela, como hubiera sido lógico si su defendido tuviera que haber estado allí.

A las seis de la tarde, el presidente levantó la sesión hasta las diez de la mañana de hoy.

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