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LA LIDIA / SEXTA CORRIDA DE LA FERIA DE SEVILLA

Corrida televisada, aburrimiento garantizado

ENVIADO ESPECIAL"Televisan la corrida, lo siento", te dicen los aficionados, que saben de antemano cuál es el resultado de] festejo cuando las cámaras irrumpen en la plaza. Lo sienten, por solidaridad propia de correligionario, y lo sientes porque vas a estar en el coso y vas a tener que soportar dos horas de aburrimiento.

Ya es sabido: corrida televisada, aburrimiento garantizado. Pero a veces picas. A veces, como ayer, el cartel te hace concebir esperanzas de que todo va a ser distinto. Lo de Torrestrella, que cría en Los Alburejos Alvaro Domecq, tiene buen encaste, y los toreros del cartel eran -siguen siendo- diestros con interesantes condiciones para triunfar en su oficio, pero que no podían -no pueden ya- perder la oportunidad de exhibirlas. Por una razón: el público está cansado de esperar esa tarde de gloria que nos tienen prometida. A veces picas, sí, por ingenuo. Y ayer, de nuevo, las ilusiones se vinieron abajo desde que saltó a la arena el primer toro y desde que se abrió de capa el primer torero. Los toros no valían un duro; los toreros continuaban en sus horas bajas.

Plaza de Sevilla

29 de abril. Sexta corrida de feria.Toros de Torrestrella, tres terciados y tres correctos de presencia ;flojos, mansos y aburridos. José Mari Manzanares: bajonazo (aplausos y saludos). Pinchazo hondo bajo (algunas palmas). Emlio Muñoz. estocada que asoma por abajo (aplausos y saludos). Pinchazo y estocada (ovación y salida al tercio). Pepe Luis Vázquez: estocada delantera y descabello (pitos). Estocada delantera caída y descabello (pitos). El peón Luis Mariscal fue asistido en la enfermería de contusión leve en la nariz.

Alguien tiene que investigar seriamente qué pasa con ciertos toros, en ciertas plazas, cuando se apartan para determinadas figuras. Afirman que a los ganaderos, por conseguirlos nobles, se les ha ido la mano en las cruzas y les salen mansos.

Ni eso: les salen bueyes. Porque el toro de lidia, cuando es manso, tiene un comportamiento distinto al de los toros de ayer, y no digamos al de los albaceteños corridos el día anterior. Que fue de animales descastados, con escaso instinto de defensa (menos de ataque, naturalmente), flojos hasta derrumbarse, sin fijeza, y con una tendencia colectiva y manifiesta a despreciar los engaños e irse al abrigo de las tablas o por ahí. Hubo uno, el primero de Emilio Muñoz, que cuando llegó a tablas se sentó, porque sí, a ver la corrida, que también tenía derecho.

Por fortuna, la boyanquería de este invento de Alvaro Domecq no llegó al extremo de los Samuel que fracasaron el miércoles, y hubo ligeras excepciones. Por ejemplo, el tercero se comportó con bravura en el primer tercio, aunque a la muleta llegó poco codicioso. También el quinto hacía cosas de toro. Embestía (sin clase, conviene aclarar), llegó a arrollar al banderillero Luis Mariscal, quien quiso escapar de la vulgaridad reinante reuniendo bien en un par, y dio cierta emoción a la faena de Emilio Muñoz, que toreó tan valiente como embarullado.

A su primer enemigo, que renunciaba a tomar el engaño, Muñoz apenas pudo sacarle una tanda de naturales. El resto de la labor consistió en intentar saliera de sus querencias. No encontró la forma. Ese era el toro que se tumbó para ver la corrida.

Con género así, el llamado estilo de Manzanares no podía lucir. En realidad, tal estilo, que se enmarca en el un pase, es decir, en la deliberada renuncia a ligar las suertes, no exige reses que repitan las embestidas -antes al contrario- pero sí que éstas sean humilladas, suaves, rítmicas, largas, nobles (es decir, lo que llaman de garantía; lo que quieren todos y todas cuando se visten de luces). Por supuesto que semejantes pastueñeces ni siquiera las habían soñado los Torrestrella televisivos, y la actuación de Manzanares transcurrió con acusados altibajos. Ora dibujaba el redondo con empaque, hora trastabilleaba y se le enganchaba la franela en los pitones del animal. Lo curioso es que, en estas estábamos, cuando se puso a tocar la banda. El público la hizo callar mediante un sonoro abucheo. Decía: favoritismos, no.

Si aburrida y desesperante pareció la tarde, Pepe Luis se mantuvo a tono con ella. Nadie podría creer que fuera el mismo del lunes. Aquel día se dobló torerísimo por bajo; instrumentó pintureros cambios de mano; paró, templó, mandó y ligó perfectamente en el toreo por redondos (lo cual recordamos ahora, pues no se produjeron estos datos en la crónica correspondiente). En cambio, ayer anduvo por la plaza malhumorado y ausente. Y estas son actitudes contrarias a las que debe tener siempre el protagonista de un espectáculo. Que los toros, resultaran inadecuados a sus condiciones de estilista, no justifica ni su desgana ni su inhibición. Pepe Luis estuvo ayer mal. O, para decirlo con propiedad, no estuvo. La verdad es que la corrida no existió. Lo cual era de esperar: cuando las televisan, ya se sabe.

Corridas mañana y tarde

En este último tramo de la feria habrá toros en Sevilla por la mañana y por la tarde. Hoy, a las doce, se celebra la corrida que estuvo anunciada el 18 de abril y que fue aplazada por lluvia. Se lidiarán toros de José Luis Osborne, para Manolo Cortés, Antonio Rubio Macandro y Mario Triana" Por la tarde vienen los Pablo Romero por cuyo juego hay gran expectación, a pesar de que en la edición última de la feria el ganado de este hierro salió manso.Mañana, los espadas encargados de lidiarla son Ruiz Miguel, Manuel Ruiz Manili y Pepe Luis Vargas.

Asimismo a las doce, tendrá lugar la novillada de feria, con Curro Durán como máximo protagonista en el papel. Y por la tarde vuelve Manolo Vázquez, Curro Romero y Emilio Muñoz, con toros de Manuel González.

El domingo por la mañana será la corrida en la que intervienen seis rejoneadores.Y por la tarde, los Miura que estoquearán Manolo Cortés, Ruiz Miguel y Victor Mendes.

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