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Se agrava la crisis de las Malvinas

La crisis de las Malvinas divide en la OEA a los países hispanohablantes y anglófonos

El endurecimiento del conflicto de las islas Malvinas tras el rechazo de Argentina de las propuestas de mediación norteamericanas incrementa la inquietud en Washington, donde crecen los temores de un enfrentamiento bélico entre británicos y argentinos.Por otra parte, los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) debaten de forma dividida, entre países mayoritarios de tradición hispana y Estados minoritarios de expresión anglófona, un proyecto de mediación sobre el conflicto de] archipiélago austral. También destacan en círculos bancarios norteamericanos la delicada situación que debe afrontar Buenos Aires en materia de deuda exterior, debido al boicoteo financiero de la City londinense.

El presidente Ronald Reagan, en contacto directo con el secretario de Estado, Alexander Haig, sigue personalmente la evolución de la crisis en un claro intento de evitar una confrontación entre países aliados de Estados Unidos. Larry Speakes, portavoz de la Casa Blanca, confirmó que Haig regresaba a Washington, cancelando una nueva visita a Buenos Aires, como estaba inicialmente previsto. Dijo también que inmediatamente a la llegada del secretario norteamericano de Estado a la capital federal informaría al presidente Reagan del balance de sus conversaciones con Margaret Thatcher.

Pero el pesimismo prevalece en Washington tras el rechazo formal del Gobierno argentino, por vía de su ministro de Relaciones Exteriores, Nicanor Costa Méndez, de aceptar una formula de mediación que incluiría la presencia de tropas norteamericanas en las Malvinas.

La escalada de tensión en la zona del Atlántico Sur coincide, por otra parte, con la inquietud en Washington sobre Oriente Próximo. El enviado especial del presidente Reagan a Israel, el subsecretario del Departamento de Estado, Walter Stoessel, hizo escala en Londres para reunirse con Alexander Haig.

Los estrategas militares norteamericanos no ocultan sus temores de que un conflicto armado en las Malvinas -actual centro de la atención mundial- pudiera ser aprovechado por Israel para una acción militar contra la Organización, para la Liberación de Palestina (IDLP) en el sur de Líbano o retrasar la aplicación de los acuerdos de paz egipcioisraelíes de Camp David, que implican la retirada total de Israel de la zona de la península del Sinaí.

Entre tanto, también en Washington, los treinta Estados miembros de la OEA -organismo del que España es miembro observador, a nivel de embajador permanente- debaten un compromiso de resolución, a iniciativa de Colombia, orientado a moderar la crisis de las Malvinas.

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Las tesis, marcadamente favorables al Gobierno de Buenos Aires, encuentran un frente de oposición por parte de los pequeños Estados de la zona del Caribe de tradición y expresión anglófona. En el contexto de la OEA, el Gobierno de Estados Unidos mantiene una postura neutral, intentando que la futura resolución no incluya la palabra anticolonialismo.

Mientras en lo político y militar los análisis son pesimistas, en círculos financieros de Wall Street la preocupación pasa por la financiación de la importante deuda exterior argentina, cifrada en unos 32.000 millones de dólares, de los cuales 8.600 millones afectan a bancos de EEUU.

La OEA aprobó anoche, por consenso, una resolución propuesta por Colombia por la que, el organismo interamericano ofrece su "cooperación amistosa a los esfuerzos de paz que se están llevando a cabo, con el anhelo de contribuir a una solución pacífica del conflicto, que aleje definitivamente el peligro de una guerra".

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