Una mala imitación de los clásicos del humor
Desmadre City USA, de Ted Flicker.Protagonizada, por Ben Jonson. Comedia de humor. Estados Unidos, 1981.
Local de estreno: Pompeya.
Una pequeña comunidad de Lousiana vive, durante algunos días, una situación de locura. El ambiente propiciado por la más importante carrera de perros de la comarca se mezcla con la persecución del clandestino fabricante de alcohol (estamos en 1931), con la habilidad trepadora de un descubridor de talentos, los penosos oficios del inventor de una nave voladora y la impertinencia continua de un perro pe dómano.El noble sheriff que asiste al enredo tratando de ganar la carrera y de conservar junto a él a la mujer que: ama está interpretado por el veterano Ben Jonson, cuya sabiduría profesional no basta para suplir la falta de imaginación que preside la película.
La influencia del burlesque se deja notar en muchas de sus secuencias, aunque sea una influencia edulcorada, carente de lógica interna, propicia solo a los trucos brillantes. Un público mayoritariamente infantil celebra con risas generosas la torpe copia que el director Ted Flicker hace de los grandes inventos de los clásicos del humor. Se aburre, en cambio, cuando la película quiere seguir una línea original, es decir, a narrar con lentitud los aspectos argumentales que servirán a los últimos minutos para entremezclar todas las persecuciones y provocar el caos pretendido.
Es frecuente ver ahora películas norteamericanas que confían su fuerza en la espectacularidad de accidentes, caídas y destrozos. Un camino que viene habitualmente desprovisto de la intencionalidad que Keaton o Chaplin, por ejemplo, imprimína a sus delirios. Es una tentación que solo puede ser soñada por una cinematografía tan poderosa como la de Hollywood, pero que corre el riesgo de agotarse asimismo cuando, como en este caso, no se parte de un auténtico sentido del humor.
La ridiculización que Desmadre city USA hace de los inspectores de Hacienda, coincide con la feroz crítica que del poder hacía el burlesque. Se queda, no obstante, a medio camino exagerando con simplicidad a las víctimas si la inventiva que hoy requiría tal tema.
Aciertos aislados para una película de consumo rápido y olvido fácil aunque en ocasiones posibilite la risa.
Babelia
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