El presidente del tribunal declaró ayer improcedentes más de una treintena de preguntas de los defensores
Una treintena de veces llamó la atención el presidente deltribunal a los abogados defensores por la forma en que estaban conduciendo el interrogatorio del teniente general Gabeiras Montero, con preguntas improcedentes y dilatorias del proceso. El ex jefe del Estado Mayor del Ejército empezó por afirmar que no le constaba que la operación del 23-F se hubiera planteado de forma incruenta. "Las pretensiones de una cosa", dijo, "no son suficientes para que una cosa se realice".
El presidente del tribunal interrumpió por primera vez a la defensa cuando el abogado del general Torres Rojas, Gerardo Quintana Aparicio, preguntó a Gabeiras si se puede plantear una rebelión militar bajo la premisa de que no haya derramamiento de sangre.A una pregunta del mismo abogado, Gabeiras declaró que antes de que se produjera el asalto al Congreso él no recibió ninguna información del CESID sobre lo que estaba sucediendo en las distintas unidades militares.
-Quintana: ¿Podía ordenar el Rey a cualquier unidad militar, según la Constitución?
-Gabeiras: En esas circunstancias, su majestad el Rey podía ejercer directamente su categoría de jefe supremo de las Fuerzas Armadas.
-Quintana: Si los participantes en los sucesos del 23 de febrero actuaron convencidos de estar a las órdenes del Rey, ¿estaban dentro de la legalidad?
En ese momento intervino el presidente del tribunal, que calificó de impertinente la pregunta.
Preguntado sobre la actuación del general Torres Rojas en la tarde-noche del 23 de febrero, Gabeiras dijo que conoció de su presencia en la División Acorazada Brunete y que su cap:Itán general le dijo que le había pedido permiso para arreglar asuntos personales en Madrid.
-Quintana: ¿Cree usted que Torres Rojas cometió algún delito por haber ido a la División Acorazada el día de los hechos?
-Gabeiras: La obligación del general Torres Rojas hubiera sido regresar a La Coruña cuando se enteró de lo que había pasado, sin dar lugar a que se le ordenara. El estuvo en la División Acorazada, pese a haber dicho a su capitán general que había viajado por asuntos particulares.
Tomó luego la palabra el abogado Adolfo de Miguel, defensor de Camilo Menéndez, Pardo Zancada y García Carrés, quien preguntó al declarante si el Rey ejerce normalmente el mando efectivo de. las Fuerzas Armadas. Gabeiras respondió: "El 23 de febrero de 1981 las órdenes las di yo y las confirmó Su Majestad. La responsabilidad de tales órdenes fue y será siempre mía.
-De Miguel: ¿Confirmó su majestad el Rey la destitución del teniente general Milans del Bosch, decidida por usted el 23 de febrero?
-Gabeiras: Yo informé al Rey de las medidas que había tomado en relación con la Tercera Región Militar, entre ellas la destitución de su Capitán General, y Su Majestad las ratificó.
-De Miguel: ¿Por qué dice usted ahora que no sospechó del general Armada? En su declaración certificada dice usted vehementemente que sospechó de este general el día de los hechos...
-Gabeiras: Me ciño a lo que declaré esta mañana a ese respecto.
-De Miguel: ¿Eran compartidas sus sospechas sobre el general Armada con otros altos oficiales como el general Aramburu, el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor o incluso por la Zarzuela?
-Gabeiras: Yo regresé de la Junta de Jefes de Estado Mayor porque su presidente me dijo que en mi despacho, que estaba atendido por el general Armada, estaban ocurriendo cosas raras. Yo no puedo decir si los demás sospecharon o dejaron de sospechar.
Un nuevo incidente procesal se produjo cuando Adolfo de Miguel preguntó al teniente general Gabeiras si no sospechó del general Armada, pese a que llamaran reiteradamente a su despacho preguntando por su subordinado, en lugar de hacerlo por él, y pese a que Tejero sólo quisiera tener al general procesado por interlocutor. El fiscal togado intervino entonces para manifestar que Adolfo de Miguel confundía al testigo.
A una nueva pregunta de López Silva, Gabeiras confirmó que nadie se había opuesto a que la columna de la Policía Militar mandada por el comandante Pardo Zancada llegara hasta el Congreso: "Nadie se opuso porque así lo ordené yo para evitar un enfrentamiento armado que no deseaba".
Intervino después el defensor del teniente coronel Mas Oliver, Martín Fernández. A pregunta suya, Gabeiras contestó que, a su juicio, el general Caruana, gobernador militar de Valencia el 23 de febrero, pese a no haber llegado a detener a Milans del Bosch cuando él se lo ordenó, había cumplido suficientemente la misión que él le había encomendado.
El comandante Pardos Aldea, defensor del capitán Lázaro Corthay, preguntó al general Gabeiras si tuvo noticias de las reuniones celebradas en Lérida por el general Armada con miembros de los partidos políticos de la oposición, a lo que el testigo respondió que sí, por la Prensa y porque el propio Armada le puso al tanto de ello.
-Pardos: ¿Sabe si en esas reuniones se trató algo de política?
-Gabeiras: Supongo que sí. Pero le digo que no tengo noticias de que en ellas se hablara de lo que luego se ha denominado la solución Armada.
-Pardos: ¿Tuvo usted noticias de la comida celebrada en Valencia el día 10 de enero de 198 1, a la que asistieron, entre otros, Armada y Milans?
-Gabeiras: Sí, pero lo que no sé es si fue exactamente en esa fecha.
-Pardo: ¿Supo usted de la reunión celebrada en la calle General Cabrera de Madrid el día 18 de enero?
-Gabeiras: No, porque si lo hubiera sabido habría tenido que actuar.
El presidente del Tribunal llamó la atención al defensor, a quien dijo que las preguntas que estaba haciendo no tenían nada que ver con su defensa.
El letrado Jaime Teni, defensor del capitán Abad, pidió al general Gabeiras que definiera la obediencia, pregunta que el presidente declaró improcedente. El abogado Santiago Segura, defensor del capitán Abad y del teniente Carricondo, preguntó al testigo si creyó que el 23 de febrero se estaba en una situación de rebelión militar, a lo que respondió Gabeiras: "Claro que sí".
-Segura: ¿Qué medidas empleó usted contra los que no cumplieron órdenes?
-Gabeiras: ¿Quién no cumplió órdenes?
-Segura: Por ejemplo, el hoy teniente general Caruana, al que usted ordenó que detuviera a Milans, y no lo hizo...
-Gabeiras: Será una apreciación suya el que no cumpliera esa orden. Yo ya he dicho aquí varias veces que, a mí juicio, la cumplió suficientemente.
En este punto el presidente del tribunal interrumpió el interrogatorio para pedir al defensor que no hiciera comentarios y que se limitara a preguntar.
-Segura: ¿Qué medidas adoptó usted para sofocar esa situación de rebelión militar que, a su juicio, se había producido el 23 de febrero?
-Gabeiras: Poner a mis órdenes a todos los capitanes generales excepto al de la Tercera Región Militar, al que no pude.
-Segura: ¿Nada más?
-Gabeiras: Señor presidente, me gustaría que el abogado expresara qué quiere decir con "nada más".
Y el presidente del tribunal volvió a pedir al abogado Santiago Segura que no hiciera ningún comentario.
Intervino entonces Gómez García, defensor dei capitán Alvarez Arenas, que le preguntó si se había reunido a solas con Armada el 23 de febrero, tras ordenar a la Policía Militar que nadie entrara a molestarles al despacho.
-Gabeiras: No, yo no di esa orden de que nadie entrar en mi despacho, y en cuanto a si Armada y yo estuvimos a solas, no lo puedo recordar.
-Gómez García: ¿Es o no cierto que usted no mandó mayor protección a la Zarzuela el día 23 de febrero porque sabía que ni los hombres de Tejero, ni la Tercera Región Militar, ni la División Acorazada Brunete estaban contra el Rey?
-Gabeiras: No mandé más fuerzas al palacio de la Zarzuela porque en ese momento no había peligro sobre el edificio real.
A continuación Gómez García preguntó si el general Juste fue relevado de su mando en la Acorazada Brunete debido a su actuación el 23-F, pregunta que el presidente estimó improcedente. Después intervino el defensor del capitán Ignacio Román, letrado Pedro Liñán.
-Liñán: ¿Por qué nada más tener noticias de] asalto al Congreso alertó usted a la Brigada Paracaidista y al Grupo de Operaciones Especiales y no hizo lo mismo con la División Acorazada Brunete?
-Gabeiras: Porque la División Acorazada Brunete no depende directamente de mí, sino del capitán general de la Primera Región Militar, y yo estaba seguro de que éI la alertaría por su cuenta.
Las relaciones con Milans
Intervino después Muñoz Perea, defensor del capitán Pascual Gálvez, que preguntó a Gabeiras si sus relaciones con Milans habían sido tirantes alguna vez. El presidente del tribunal declaró improcedente la pregunta, lo que motivó la protesta del abogado. Luego preguntó si él o alguna persona intimidó a los sediciosos para que depusieran su actitud, a lo que Gabeiras respondió que le constaba que el general Aramburu Topete trató de hacer deponer su actitud a Tejero.
Luego preguntó a Gabeiras que opinión le merecen los generales Armada y León Pizarro, pregunta que declaró inmprocedente el presidente. Ortiz preguntó entonces a Gabeiras si pensaba que ambos generales eran hombres de honor, lo que provocó la intervención de Ramón Hermosilla, defensor de Armada, quien dijo que la pregunta era improcedente.
A la pregunta de si era Armacia su interlocutor válido para pactar las condiciones con los sediciosos Gabeiras respondió que era el único que tenía. Y a continuación se produjo un enfrentamiento entre testigo y abogado, que zanjó el presidente de la mesa.
Finalizó la sesión con el interrogatorio del fiscal.
-Fiscal: ¿Observó usted si el general Armada tuvo algún interés especial por estar en la Zarzuela el día 23 de febrero?
-Gabeiras: En una de las conversaciones que mantuvo con la Zarzuela, Armada se ofreció reiteradamente a ir al palacio.
-Fiscal: ¿Le fue aceptado el ofrecimiento?
-Gabeiras: no.
-Fiscal: ¿Se ofreció el general Armada a presidir el Gobierno que iba a proponer a los parlamentarios para terminar con la ocupación del Congreso?
- Gabeiras: Sí, y fue desautorizado expresamente por mí para llevar a efecto esa propuesta.
Fiscal: ¿Cumplimentó el teniente General Milans del Bosch las órdenes que usted le dio?
-Gabeiras: No. Hasta horas después de que las hubiera ratificado el Rey.
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