El Instituto Weizmann de Israel establece un acuerdo de colaboración con el CSIC
David Moushine, director general del Instituto Científico Weizmann, de Israel, una de las cinco instituciones científicas de mayor prestigio en el mundo, ha firmado un acuerdo de colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Moushine, que ha visitado recientemente nuestro país invitado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) para pronunciar una conferencia sobre Innovación tecnológica e incremento de la productividad, comentó a este periódico que la investigación científica española presenta "algunas lagunas, aunque también algunos oasis".En realidad, de lo que se trata, en opinión del director general del Instituto Weizmann, "es de juntar los oasis en la investigación de ambos países, para conseguir reducir las áreas menos florecidas, ya que no existe un país que pueda decir que cuenta con sus necesidades científicas totalmente cubiertas".
La investigación sobre energía solar y en agricultura, dos campos en que los científicos israelíes han conseguido importantes avances, son objeto del máximo interés español.
"Lo más importante es transformar la mentalidad"
"Lo más importante para emprender el camino necesario para una renovación tecnológica", señala Moushine, "es conseguir una profunda transformación de la mentalidad tradicional y sembrar en las nuevas generaciones un interés por la ciencia". Precisamente, a este respecto, el Instituto Weizmann organiza desde hace varios años toda una serie de actos dedicados fundamentalmente a los estudiantes de grado secundario, tales como campamentos científicos de verano para jóvenes de Israel y del exterior, así como una Fiesta Científica y una Olimpiada Matemática.En opinión de David Moushine, la tecnología agrícola descubierta por el Instituto Weizmann, y que se centra en la desalinización del agua, en la consecución de nuevas tipos de cultivo que responden a las distintas posibilidades de cada zona geográfica -trigo que puede ser regado con un alto porcentaje de agua salada, la fijación de bacterias que tienen la capacidad de almacenar agua en las raíces de determinados cultivos, etcétera- puede ser aplicada en grandes extensiones de España que sufren de unas condiciones climáticas poco favorables, semejantes a las de Israel.
"Si en un lugar determinado no hay agua, lo fácil, lo que se ha hecho siempre, es quejarse y cultivar especies vegetales marginales", comenta Moushine, "pero de lo que se trata es de averiguar cómo podemos cultivar allí lo que nos interesa, encontrando la variedad que necesite menos agua e, incluso, encontrando ese agua en el subsuelo o en el mar".
"La gran ventaja de Israel, en este sentido", dijo, "es que no hemos contado con una tradición campesina. Los agricultores israelíes no tuvieron la oportunidad de decir así lo hacían mis padres y mis abuelos, y yo continuó de la misma manera. En Israel hemos tenido que aprender y lo hemos hecho al margen de cualquier procedimiento tradicional".
Aparte de la investigación agropecuaria, el Instituto Weizmann, que cuenta con un presupuesto anual de 55 millones de dólares para investigación básica, y en cuyos laboratorios, situados en la ciudad de Rejovot, a medio camino entre Tel Aviv y Jerusalén, trabajan más de 2.000 científicos, ha ganado renombre internacional en otros campos de la investigación, como en los estudios sobre el cáncer, inmunología, genética, química orgánica, física nuclear, matemáticas, informática, etcétera.
Una larga experiencia
Moushine, 66 años, ha sido secretario del ex primer ministro David Ben Gurión, ingeniero de Producción de Armamento durante la guerra de Independencia de su país, y director del Instituto de Productividad de Israel. Para él, la aplicación a la industria de los descubrimientos científicos es de suma importancia. Precisamente, el Instituto Weizmann cuenta con una especie de compañía filial, Yeda, que se ocupa de la promoción comercial de los proyectos de investigación efectuados por el Instituto. Recientemente, proyectos cibernéticos del Instituto Weizmann están siendo comercializados en Estados Unidos, en abierta competencia con los gigantes de la informática.También el proyecto Kfir, que está considerado como uno de los mejores aviones de combate del mundo, comenzó a ser estudiado en el Instituto.
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