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García Hortelano cuenta con humor 'la frustrante historia de una niña que quiso ser Flaubert'

El escritor presentó ayer en Barcelona su novela 'Gramática parda'

Gramática parda, de Juan García Hortelano, es el libro de primavera elegido por la editorial Argos-Vergara para su colección "Las cuatro estaciones". La novela narra la historia de una niña de cuatro años que quiere ser Flaubert, sin saber aún leer y escribir. Paralelamente se incrustan en la historia, dándole forma y deformándola, un hidalgo español, octogenario, una turbamulta de adolescentes terroristas y una familia parisiense con una criada extremeña.

Juan García Hortelano nació en Madrid, en 1928; abogado, funcionario y aficionado al fútbol, es autor, entre otras, de obras como Nuevas amistades, premio Biblioteca Breve 1959; Tormento de verano, Prix Formentor 1961, y El gran momento de Mary Tribune, de 1972. Su última obra publicada es una antología poética titulada El grupo poético de los años 50 (1978). Gramática parda fue presentada ayer por el propio autor en Barcelona, en el curso de una fiesta de la que el baile no estuvo ausente.Pregunta. Gramática parda se presenta como una reflexión sobre la actividad narrativa.

Respuesta. Es así y no lo es. Yo tenía muchas ganas de escribir sobre la experiencia literaria, que es lo más cercano a mí, lo único que seriamente me ocupa, pero no sabría hacer una poética, por lo menos no me siento capaz de hacerlo en un discurso, en un ensayo. En la obra hay, pues, una poética, con todo el humor que eso supone, con todas las dificultades que yo tengo para expresarla, por eso decidí contarla narrativamente.

P. El libro es además la historia de múltiples frustraciones, hasta tal punto que cuando dos personajes frustrados deciden vengarse lo hacen, a su vez, frustrando.

R. Hay en el libro esas frustraciones, en efecto, pero sobre todo está la frustración de esa niña en su desesperado intento de ser Flaubert, de esa niña que soy yo, lo mismo que Flaubert era Madame Bovary. Es ese desesperado intento de la literatura lo que es frustrante, o por lo menos no muy optimista, pero al mismo tiempo es la única posibilidad de no frustración, a través de la gramática.

Suposición de la libertad

P. En el libro marca usted una diferencia entre redactar y escribir, ¿en qué consiste lo uno y lo otro?R. En esa distinción entre redactar y escribir recojo la distinción entre la utilización de una lengua coloquial y, una lengua literaria, no digo académica, pero sí literaria. Bien entendido que esto no es un dogma, porque el único dogma en el que creo en literatura es que no creo en dogmas, por eso, para mí, la literatura es el territorio de lo antidogmático, la convicción de la libertad. Y ya sé que no es verdad que sea libre cuando escribo, pero por lo menos estoy muy cerca d lo que supongo que es la libertad

P. Es esa una noción de libertad de raíz existencialista, anotada por la mayoría de sus críticos.

R. Los críticos dicen siempre que en mí se nota la influencia del existencialismo, y quizá tengan razón, porque para la gente de mi edad la aventura ideológica fue de existencilalismo. Yo soy muy sartriano, aunque haya que decirlo en voz baja porque hoy no está bien visto. Sartre fue algo importante para nosotros en aquellos años cuarenta, siniestros, en los que todo estaba prohibido.

El castellano usurpado

P. Todo, hasta el lenguaje, quizá por eso su novela empieza con un hidalgo castellano hablando en francés. Le han quitado hasta la lengua.R. Más que quitado, usurpa do. Aparte del fenómeno político de usurpar la lengua a países que la tenían propia, como Cataluña, Galicia o el País Vasco, usurpa ron también el castellano, convirtiéndolo en una lengua anquilosada, burocratizada y rígida Creo que el gran regalo de los suramericanos fue devolvernos esa lengua en su jugosidad. García Márquez, Vargas Llosa y los demás nos devolvieron la lengua aunque ya antes hay, en un pro ceso de recuperación, dos eslabones importantísimos: El jarama y Tiempo de silencio.

P. En un momento de la obra se afirma que el escritor no necesita de la memoria, ¿lo cree así realmente?

R. No, eso es una boutade, que además la dice un. amnésico, una persona con mala memoria. A mí, los problemas de la memoria me angustian mucho, como persona y como escritor, aunque más que angustiar, la palabra es exagerada, lo que ocurre es que me fascinan. En último termino, la novela es lo que recuerdo y lo que no recuerdo, los entrecruces de la memoria y el olvido. Podría con eso ya escribir novelas, ese es mi único argumento, luego lo que necesitaría es una lengua literaria. La pérdida de la memoria, como se refleja en un capítulo, es un acercamiento a la muerte, por eso la niña amnésica vive en los cementerios.

P. Al principio su libro se estructura como una maraña de personajes y de historias, luego todo va quedando reducido a dos historias paralelas, la del viejo hacia la muerte y la de la niña hacia el aprendizaje de la lectura, el conocimiento, que es la muerte de la inocencia.

R. Sí, así es. Y soy consciente de que la muerte aparece por primera vez en una de mis obras, por primera vez un personje muere o se cuenta su muerte. Eso tiene que ver con la edad. A los 50 años, la muerte se ve ya de otro modo, se hace más patente. En cuanto a las historias, lo que yo diría es que el libro espera un lector paciente que piense que ya se aclarará todo, y finalmente así ocurre.

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