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El subsecretario de Defensa de EE UU discute en Madrid la venta de armas a España

El subsecretario de Defensa norteamericano, Frank C. Carlucci, llegó ayer a Madrid en una visita de menos de 24 horas, durante la cuál mantuvo diversos contactos con altos cargos militares y diplomáticos españoles, con quienes abordó cuestiones relacionadas con el estado de las negociaciones bilaterales para la renovación del tratado hispano-norteamericano, que expira el próximo 21 de mayo, así como con diversos programas militares pendientes entre los dos países, entre los que destaca el plan de rearme de las Fuerzas Armadas.Carlucci, el segundo cargo en el poderoso Pentágono norteamericano, llegó a la base de Torrejón de Ardoz a las 14.15 horas de ayer y poco después, a las 16.00 horas, mantenía una reunión con el ministro de Defensa, Alberto Oliart, en su despacho del Cuartel General del Aire. A las 18.00 horas, Carlucci acudió al Ministerio de Asuntos Exteriores, donde se entrevistó con el secretario de Estado, Gabriel Mañueco, en ausencia del ministro Pérez-Llorca, en viaje a Marruecos. Frank Carlucci fue agasajado anoche con una cena que le ofreció el ministro de Defensa, en el Cuartel General del Ejército, y a la que asistieron el secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores, Gabriel Mañueco, los dos subsecretarios de Defensa, Liberal Lucini y Eduardo Serra, los componentes de la Junta de Jefes de Estado Mayor en pleno (JUJEM), encabezada por su presidente teniente general Lacalle Leloup, los embajadores de España en Washington y de Estados Unidos en Madrid, José LLadó y Terence Todrnan, respectivamente, altos cargos militares que acompañan al subsecretario del Pentágono, y varios directores generales de Exteriores y de Defensa.

La breve estancia en Madrid del número dos del Pentágono estuvo rodeada de un fuerte dispositivo de seguridad, como es habitual en los desplazamientos de las personalidades políticas norteamericanas, que viajan rodeadas de docenas de agentes. El despliegue de seguridad en torno a Carlucci, era ostensible anoche incluso en el interior del Cuartel General del Ejército, donde se le ofreció la cena, y hasta tal punto que a dos fotógrafos de prensa que acudieron al acto sólo se les indicó quién era el invitado, una vez que los ilustres comensales se sentaron a la mesa.

El subsecretario de Defensa norteamericano, llegó a Madrid procedente de Italia, y dentro de una gira que comenzó en Gran Bretaña, siguió por Alemania Federal y concluirá hoy en Islandia, de regreso hacia Estados Unidoso. Carluccia saldrá de Torrejón a las 9.00 horas de hoy sábado.

La breve visita a Madrid del subsecretario del Pentágono ha cogido casi por sorpresa a las autoridades diplomáticas y militares españolas, la mayoría de las cuales prácticamente se enteraron del viaje apenas horas antes de su llegada a la base de Torrejón. La escala de Carlucci en la capital de España viene a compensar una antigua invitación oficial al secretario de Defensa norteamericano Pentágono, Caspar Weinberger, para visitar España, visita que se ha ido demorando ante los compromisos del responsable del Pentágono.

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Defensa resta importancia al préstamo norteamericanopara la compra de armamento

Viene de la primera página

En fuentes norteamericanas autorizadas se ha señalado a EL PAIS que la visita de Carlucci no está necesariamente relacionada con el actual curso de las negociaciones para la renovación del tratado hispano-norteamericano, que expira el 21 de mayo, sino más bien con temas bilaterales político-militares de interés común. Y en este sentido se recuerda la reciente propuesta hecha al Congreso de Estados Unidos por la que se triplica la línea de crédito norteamericano para la compra de material militar por parte de España, y que para 1983 llegaría a la cifra de 400 millones de dólares (40.000 millones de pesetas), junto con otros 15.5 millones de dólares (unos 1.550 millones de pesetas) como donaciones militares.

Al término de la reunión de ayer tarde con el subsecretario norteamericano de Defensa, Alberto Oliart manifestó que se habían abordado temas relativos a la ayuda que los Estados Unidos pueden prestar a España para completar su presupuesto de defensa y la compra de material militar.

Al término de la reunión de ayer tarde con el subsecretario norteamericano de Defensa, Alberto Ollart manifestó que se habían abordado temas relativos a la ayuda que los Estados Unidos pueden prestar a España para completar su presupuesto de Defensa y la compra de material militar. El ministro precisó que el préstamo de 400 millones de dólares que el Gobierno norteamericano concederá a España servirá para adelantar algunas compras, pero no supondrá una sustitución del esfuerzo financiero español en favor de las Fuerzas Armadas. Según Oliart en la reunión no se llegó a acuerdos concretos.

El ministro de Defensa manifestó a EL PAIS que, en sus conversaciones con Carlucci, los temas relacionados con el tratado hispano-norteamericano y los relativos a asuntos estrictamente militares habrían ocupado el mismo tiempo e importancia de tales conversaciones.

Entre los temas tratados no figura la compra de armamento nuclear, ya que la intención del Gobierno es constituir unos ejército convencionales modernos, pero sin armas nucleares. El ministro indicó que en la reunión se hizo especial hincapie en la cooperación industrial.

España, según el programa de cooperación económica y militar de la Administración Reagan, figura entre los siete países prioritarios de ayuda exterior norteamericana, a los que van destinados el 87 % del total de 8.600 millones de dólares, como un refuerzo del flanco sur de los países de la OTAN "debido a la posición estratégica de España y Portugal para el acceso a Europa, Oriente Medio y sureste asiático".

De la CIA al Pentágono,

Frank Carlucci llegó a su cargo en el Pentágono norteamericano con la Administración republicana de Ronald Reagan a comienzos del pasado año. Carlucci procedía de la CIA (Central de Inteligencia Americana), donde también ocupaba el número dos desde diciembre de 1.977. Carlucci, de 50 años de edad, diplomático de carrera, llegaba a la CIA después de ocupar diversos cargos en el servicio exterior norteamericano, siempre en "zonas calientes". Su último destino diplomático fue como embajador en Lisboa, donde llegó poco después del golpe del 25 de abril de 1.974 que acabó con la dictadura en Portugal.

Su estancia en Lisboa estuvo marcada por la polémica y las controversias desatadas en torno a su persona por los partidos portugueses de izquierda, quienes vieron en Carlucci, "la mano larga " de la CIA en torno a la nueva situación portuguesa. No en vano Carlucci llegaba a Lisboa precedido de cierta fama de "desestabilizador" cosechada en sus anteriores destinos diplomáticos; fama que lo relacionaba también con los preparativos y ayudas de la CIA en el golpe que derribó al presidente constitucional de Chile, Salvador Allende.

En los dos años que permaneció en Lisboa, Carlucci se transformó en una personalidad política de primer plano, y había quien aseguraba que su influencia se extendía más allá de las fronteras portuguesas.

Carlucci llegó a ser considerado persona non grata por el entonces influyente comandante Otelo Saraiva de Carvalho a raíz de los acontecimientos del 11 de marzo de 1.975, fecha del intento de contragolpe encabezado por el general Spínola. El papel mas importante de Frank Carlucci en Portugal fue seguramente el de preparar y lograr el acercamiento entre la Administración norteamericana y el Partido Socialista Portugués, y luego el Gobierno de Mario Soares.

Poco después de su nombramiento como embajador en Portugal, tras la llamada "revolución de los claveles", la revista norteamericana Harpers, escribía que el relevo del embajador en Portugal se hacía a petición del entonces secretario de Estado Henry Kissinger, y que Carlucci llegaba a Lisboa con instrucciones de "recuperar Portugal para el campo occidental por todos los medios".

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