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Tres periodistas, un militar y su esposa visitaron ayer, durante veinte minutos, las pinturas de Altamira

A las 11.02 horas de la mañana de ayer se abrió la puerta de las cuevas de Altamira en Santillana del Mar, después de cuatro años y cuatro meses transcurridos desde su cierre el 1 de octubre de 1977. Tres periodistas, un teniente coronel y su esposa, han sido las primeras personas, a excepción del equipo científico y de algunos prehistoriadores, que contemplan las pinturas rupestres de Altamira. Durante los casi veinte minutos que duró la visita, sólo les fue permitido ver la sala de polícromos, a donde fueron conducidos por uno de los guías.

"Perdonen que no sea más explícito, pero me encuentro muy emocionado", manifestó a la salida de la cueva de Altamira el teniente coronel del Ejército Rafael Martínez, quien, junto a su esposa, penetró en la mañana de ayer en el interior de las cuevas de Altamira. "He encontrado las pinturas inmejorables y me ha impresionado, especialmente, la cierva gigante", añadió más adelante, explicando que desde su llegada a Santander, destinado en el Regimento de Valencia, hace ocho meses, se dispuso a cumplir "el sueño que desde pequeño tuve de visitar las cuevas de Altamira". Tanto el teniente coronel Martínez como su esposa, Luisa Macías, coincidieron en señalar que "esto es para enseñárselo a todo el mundo, si se puede, para así poder conocer como vivían nuestros antepasados más remotos". Junto a los citados se encontraron entre los primeros cinco visitantes José María Izquierdo, periodista de Radiotelevisión Española, Jesús Delgado, corresponsal de Logos y del diario Ya y el colaborador gráfico de EL PAIS, Ricardo Cagigal.Está previsto que hoy visite la cueva el alcalde de Santillana del Mar, Javier Rosino, acompañado de cuatro concejales de la corporación de la villa. Rosino, que mostró una cierta satisfacción ante la apertura controlada de las cuevas, puntualizó que, en su opinión, éstas "se encuentran en perfecto estado", mostrando una matizada. discrepancia con la foma en que se ha procedido a la reapertura, si bien concedió que "se trata de un paso importante que había que dar para lograr la definitiva reapertura".

Rosino confia en el trabajo desarrollado por el equipo científico que dirige el profesor de la Universidad de Santander Eugenio Villar y espera que en un futuro próximo "puedan entrar en la cueva más de un centenar de personas diarias". Preguntado por las razones de su próxima entrada en las cuevas, señaló que que "voy a buscar esa contami nación y ese deterioro de las pin turas que algunos dicen que existe, aunque estoy seguro", afirmó, "que no lo voy a encontrar.

Una opinión que, en cierta medida, compartían los primeros visitantes de las cuevas que aseguraron haber encontrado las pinturas en "excelentes" condiciones. Su presencia en las cuevas permitirá determinar, mediante el sistema de sondas que en ella, se encuentra situadas, la influencia que la presencia humana tiene en la conservación de las pinturas. Por consejo del equipo científico, todos los visitantes utilizaron para la visita unas botas especiales aislantes.

Recobran el brillo

El guía designado para acompañar a los cinco primeros visitantes, Manuel Gutiérrez, declaró a la salida que las pinturas estaban en muy buenas condiciones. La humedad en el interior de la cueva ha hecho posible que aquellas, especialmente la cabeza de la cierva y algunos de los bisontes, recobrasen el brillo, cuya desaparición, en los años anteriores al cierre en 1977, llegó a hacer pensar en un serio peligro de desaparición.

Manuel Gutiérrez es uno de los diez guías con los que cuentan las cuevas de Altamira y, quizás, uno de los que mejor conoce éstas. Su padre, conocido por Simón, llegó a Santillana en 1925 y durante más de 40 años ejerció de guía. Hasta su muerte, hace ahora diez años, no dejó nunca de acompañar a los visitantes, en ocasiones cinco y seis veces al día, trabajo en el que ahora le sustituye su hijo.

La reapertura controlada de las cuevas de Altamira, que se prolongará hasta el 31 de junio próximo, en una primera etapa, con un promedio diario de visitantes de 15 personas, podrá ser ampliado si así lo considera oportuno el equipo de investigadores. No se descarta que, aún en esta primera etapa, sea elevado el cupo de personas, para lo cual se seguirá manteniendo el orden estricto de solicitudes, que deben ser dirigidas al director del museo y centro de investigaciones de Altamira, el prehistoriador Joaquín González Echegaray.

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