Es imprescindible llegar a un consenso previo para que la Conferencia de Madrid pueda aplazarse
La posibilidad de lograr un mínimo denominador común entre los países del Este europeo y el bloque occidental, que haga posible emprender algún tipo de negociación para consensuar el aplazamiento de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), depende de que la URSS y sus aliados no obstaculicen las intervenciones, en la sesión plenaria de hoy. Ello provocaría una clara toma de postura pro-occidental de los países neutrales, sobre todo si se impide el uso de la palabra a cualquiera de los veintiún países que tienen prevista su intervención. El primer orador será el ministro francés de Relaciones Exteriores, Claude Cheysson.
En la reunión informal de ayer, la URSS dijo que el objetivo de la CSCE era el de conseguir "algo constructivo" en base al documento MR-39, (elaborado por los neutrales el pasado mes de diciembre), a lo que se opuso tajantamente el embajador suizo, Edouard Brunner, quien manifestó que no es posible redactar una sola palabra hasta que todos los países firmantes del Acta de Helsinki hayan expresado su opinión.La URSS y sus aliados pretenden no interrumpir la CSCE, pero no coinciden con los países occidentales, que sólo quieren continuar para discutir la cuestión polaca. El Este está dispuesto a aguantar todo el tiempo preciso hasta conseguir que los países occidentales acepten el diálogo sobre el documento de los neutrales. También la Unión Soviética diría que sí a un aplazamiento siempre y cuando Occidente se avenga a negociar un calendario de temas preciso para la reanudación (en la última quincena de septiembre o primeros días de octubre).
El bloque occidental no está dispuesto a cejar en sus críticas a la situación polaca y menos aún a "entregar un cheque en blanco a los soviéticos", según una fuente diplomática, "para regresar en otoño con un temario ya fijado que impidiera hacer las críticas que se hacen ahora si la situación polaca no ha sufrido una evolución positiva".
Claude Cheysson, ministro francés de Relaciones Exteriores, abrirá la sesión plenaria de hoy después de que se le impidiera intervenir el pasado martes. Lord Carrington, jefe de la diplomacia británica, intervendrá en cuarto lugar al cederle su puesto Noruega, cuyo ministro, Svenn Stray, leyó su discurso en la sesión informal de ayer.
La lista total de oradores, independientemente de que se produjeran en la noche de ayer nuevas incorporaciones, la componen 21 países, lo que supone una sesión plenaria larga.
La incógnita es si Polonia u otro país euroriental solicitará su finalización a las 13,30, interpretando que las sesiones plenarias deben celebrarse sólo durante la mañana.
El viceministro de Asuntos Exteriores polaco, Józef Wiejacz, difundió ayer un comunicado en el que justifica su decisión de suspender la sesión plenaria del pasado martes.
"No había consenso para prolongar esta sesión mas allá del tiempo previsto ( ...), y, ante la falta de unanimidad, no tuvimos más remedio que dar la sesión por concluida", reza el comunicado polaco.
En su segunda conferencia de Prensa desde su llegada a Madrid, Józef Wiejacz aseguró ayer que su país no llevará a cabo hoy "ninguna acción que pueda entenderse como no constructiva".
Esta declaración ha sido interpretada por algunos delegados occidentales como una garantía de que los países del Este no volverán a adoptar una actitud obstruccionista, _ planteando puntos de orden o intentando acabar la sesión plenaria por la mañana.
Otras delegaciones temen la repetición del polémico debate de procedimiento del martes.
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