El sarcasmo de la participación
Con fecha 1 de diciembre pasado el director general de Educación Básica enviaba al inspector general de Educación Básica y a los delegados provinciales del Ministerio de Educación y Ciencia una circular en la que les informaba sobre el procedimiento a seguir para la elección de los órganos colegiados de gobierno de los centros escolares públicos, según el real decreto que regula este procedimiento, de 4 de diciembre de 1980 ( ... ), así como de la sentencia del Tribunal Constitucional de 13 de febrero de 1981 ( ... ) en la que se declaraban inconstitucionales y, por tanto, nulos, tres artículos del Estatuto de Centros Docentes. A continuación, les da instrucciones para llevar a cabo el proceso electoral (que deberá finalizar antes del día 11 de febrero próximo), en las que, entre otras, insta a los directores de los centros a tomar una serie de medidas "para animar la participación en los procesos electorales, dando así cumplimiento a lo dispuesto en la Constitución y en el Estatuto de Centros Escolares", enviando cartas personales a los padres de los alumnos "invitándoles a la participación en la comunidad educativa y explicando las razones en que se funda la filosofía de la participación", convocando actos informativos sobre la participación e informando a los alumnos "sobre la participación escolar como medio para promover tanto su intervención directa como indirectamente la de sus padres o tutores".Este cúmulo de buenos propósitos no se me ocurre calificarlo de otra forma, cuando menos, que de sarcasmo; ya en el curso pasado en la gran mayoría de los centros escolares públicos se celebraron elecciones para constituir los consejos de dirección y las juntas económicas de los centros, pues bien, desde entonces esa pretendida participación ha sido sistemáticamente hurtada, cuando no boicoteada, en base a las grandísimas dificultades para llevarla a cabo. Las necesarias e imprescindibles reuniones, de los órganos colegiados de los centros han sido poco menos que imposibles, dado que las posibilidades que tienen estos órganos para tomar contacto y decidir sobre la marcha de los centros son varias, a saber: 1. Dentro del horario escolar, con la consiguiente paralización de al menos cuatro clases y la pérdida de horas de trabajo de los padres que intervienen en los consejos; 2. fuera de las horas de clase, cosa poco menos que imposible, dado que el profesorado rara vez accede a dedicar más horas al trabajo docente que las marcadas y pagadas por el Ministerio.
Ante este panorama no me queda más que pensar que, o bien el Ministerio tiene ya resuelto el problema de la dotación económica para llevar a cabo la tan aludida participación, o, y ésta puede ser la triste realidad, la participación una vez más nos va a ser hurtada, pero esta vez revestida de filosofía, de una filosofía antidemocrática, de una filosofía en la que se, menciona a la Constitución pero sin querer asumirla en su contenido real, en toda su dimensión social./
Presidente de la Asociación de Padres de Alumnos "El Bosque".
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