El "libre flujo de la información", condición para el apoyo de EE UU al programa de la Unesco
Con un abierto enfrentamiento entre Estados Unidos y los representantes del Tercer Mundo se ha saldado en Acapulco la segunda reunión que organiza la Unesco para poner en marcha su Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC). Después de una semana de debates, a menudo encendidos, la aspiración de crear un nuevo orden informativo mundial ni siquiera se recoge en el documento final, que es un rosario de dieciséis proyectos a los que el organismo internacional apoyará con la increíble cantidad de 910.000 dólares.
El PIDC fue creado en 1980 por decisión de la Conferencia General de la Unesco, reunida en Belgrado. La iniciativa había partido, dos años antes, de la delegación norteamericana, que se mostró dispuesta a aportar un fondo inicial de trescientos millones de dólares para cooperar en la creación de medios informativos en el Tercer Mundo.Pero las buenas intenciones de Estados Unidos desaparecieron justamente en la primera reunión que se celebró en París, el pasado verano, para fijar los objetivos del PIDC. La representación estadounidense convirtió en cuestión irrenunciable el apoyo del programa a lo que definió como libre flujo de la información.
Primero, en París, y ahora, en Acapulco, los representantes del Tercer Mundo, que son mayoría en este consejo intergubernamental (España no está representada), defendieron la tesis de que el libre flujo informativo, entendido a la manera norteamericana, es a menudo una forma de colonialismo.
Sin que se trate de poner barreras a la circulación de las noticias, el bloque tercermundista ha hecho hincapié en que el PIDC debe apoyar fundamentalmente los proyectos de medios de comunicación que hagan posible una corriente informativa del Sur hacia el Norte. Dicho en otras palabras, el Tercer Mundo quiere tener sus propias voces en el mercado informativo mundial; no quiere ser un simple importador de noticias cocinadas en el mundo desarrollado.
Predominio de cuatro agencias
Algunos datos manejados estos días en Acapulco son a este respecto reveladores. Las cuatro primeras agencias internacionales (UPI, AP, Reuter y Agence France Presse) transmiten diariamente unos 32 millones de palabras a más de 20.000 abonados de todo el mundo. El pool de agencias de los países no alineados llega tan sólo a 40.000 palabras por día.Los diez países occidentales más avanzados emiten a diario más de 5.000 horas de radio, mientras que cien naciones subdesarrolladas no llegan a las 1.500 horas. Las diferencias son aún más abismales en el mundo de la televisión: por cada minuto de filmación que exportan los subdesarrollados, Estados Unidos vende más de mil.
Los representantes del Tercer Mundo sostienen, en buena lógica, que el orden informativo vigente no hace sino reproducir las desigualdades existentes en el campo económico. El libre flujo defendido a ultranza por Estados Unidos no es, aseguran, sino un flujo dominante, que tiende a perpetuar la desigualdad. El objetivo del PIDC debe ser, a su juicio, potenciar al Tercer Mundo para que sea capaz de crear sus propios medios de comunicación.
La delegación norteamericana ha manejado con habilidad su posición y ha llegado a sugerir que la Unesco y su director general, el senegalés Arnadou-Mahtar M'Bow, pretenden crear dificultades a la libertad de información en el mundo. M'Bow contestó airadamente a un periodista norteamericano que dudaba de las verdaderas intenciones del organismo que preside.
El investigador polaco Tomasz Goban-Klas ha reconocido que libre flujo es una consigna política eficaz, puesto que quienes se sitúen enfrente pueden ser acusados de tentaciones totalitarias, pero se ha recordado en este sentido la condena de la Sociedad de Naciones a las emisiones radiofónicas propagandísticas realizadas por la alemania nazi hacia Europa, sin que nadie osara calificar esta decisión de atentatoria contra la libertad de información.
Mercado de telecomunicaciones
Pero este debate de fondo ha originado que países desarrollados como la República Federal de Alemania y Japón han hecho frente común con Estados Unidos, negando toda ayuda al PIDC. La delegación norteamericana sostiene que su cooperación con el Tercer Mundo se llevará a cabo a través de sus empresas privadas (Intelsat intentó convertir la reunión en un mercado de telecomunicaciones) y que el PIDC no debe tener otra función que la de poner en contacto a compradores (Tercer Mundo) y vendedores (países desarrollados).Las reticencias norteamericanas hacia el PIDC han convertido a este programa en auténtico indigente. Más de cincuenta peticiones llegadas de todo el mundo subdesarrollado necesitan para ponerse en marcha un mínimo de 250 millones de dólares. La comisión de la Unesco apenas tiene seis millones hasta ahora, la mayoría procedentes, curiosamente, de donaciones de los propios países subdesarrollados, con las excepciones de Francia, Austria, Holanda y el Reino Unido.
En el primer paquete de dieciséis proyectos aprobados, Africa figura en primer lugar con una subvención de 254.000 dólares para crear la Agencia Panafricana de Noticias (Pana), además de otras ayudas menores para desarrollar tecnologías propias en el campo de la radiodifusión. A América Latina le han correspondido 180.000 dólares, de los que se destinan 70.000 a la Agencia Latinoamericana de Servicios Especiales (Alasei).
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