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Florencia inicia una experiencia insólita de turismo cultural

Juan Arias

Desde ahora, hasta finales de marzo, quienes deseen pasar un fin de semana en la encantadora ciudad de Florencia serán unos privilegiados. Serán casi invitados de honor del Ayuntamiento, del arte, del turismo y hasta de los comerciantes. Podrán pasar viernes, sábado y domingo en la capital toscana con una cuota que va desde 3.000 pesetas hasta 10.000, según el hotel que se desee. Pero serán objeto de toda una serie de atenciones. Y tienen asegurada una comida de gala en el mismísimo Palazzo Vecchio, sede del Ayuntamiento.

La iniciativa ha sido de los concejales de Cultura y Turismo. Tiene como finalidad el fomentar el turismo en la "baja estación" y sobre todo el poder dar la posibilidad de un turismo alternativo. Por eso, a esta operación se le está llamando "fin de semana con arte". Los organizadores han explicado a la Prensa que en este tiempo de poco turismo, ellos tienen más tiempo y posibilidades para ofrecer a los visitantes una Florencia diversa, cosa que es imposible cuando sobre esta bellísima ciudad se vuelca el "turismo de masa acrítico y consumista".

A los visitantes de Florencia de estos fines de semana les espera un crítico de arte de la Universidad que les lleva por los diversos itinerarios artísticos de la ciudad: por ejemplo, la Florencia del siglo XIV o del siglo XV. Podrán después asistir al teatro con una reducción del 50%, mientras los propietarios de los mejores comercios de la ciudad les regalan un carné con el cual pueden hacer compras, con rebajas extraordinarias.

Comida regalo

Y cada semana los turistas de excepción podrán asistir a esa comida-regalo en el escenario único de Palazzo Vecchio. Y hay quien asegura que sólo esto valdría ya un viaje. Pero no se queda todo aquí. Ya desde el primer fin de semana, los turistas se han encontrado con no pocas sorpresas. Toda una serie de organizaciones ajenas a este experimento del Ayuntamiento se han sumado espontáneamente a la iniciativa y se están volcando con estos huéspedes de honor, que no son, por otra parte, gente escogida, ya que se puede apuntar quien quiera a través de cualquier agencia de viajes.Por ejemplo, los turistas del primer fin de semana fueron invitados por los responsables de las exposiciones de la ciudad florentina a una cena en el salón de la Academia. El maître Angelo Paracucchi les ofreció toda una especialidad de pescados servidos con los mejores vinos blancos de Toscana.

Esta iniciativa, se afirmaba en la capital, no se va a quedar aislada. Están ya pensando en copiarla ciudades como Venecia, Nápoles y la misma Roma. La capacidad de oferta cultural de Italia es ilimitada, confían los promotores de la idea.

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