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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Inmaculada

Inmaculada, la bella esposa canaria de Rafael Ansón, preside ese hogar feliz desde un retrato que le hiciera Revello de Toro. Un día, hablando de pintura, pintores y retratistas, en casa de este matrimonio, saqué yo el nombre que saco siempre en materia de retratos, que fue el de Álvaro Delgado, y en seguida quiso Rafansón (que es como le llaman en el siglo) que Alvaro le hiciera otro retrato a Inmaculada. No se trata de sustituir el ¡cono anterior, sino de contrabalancear ambos mundos, ambas tendencias, ambas expresiones, el expresionismo del uno y el cortesanismo del otro. No sé cuándo arrancará la cosa, pero pienso que la mujer -y más una mujer joven, bella y different, como Inmaculada- siempre es una metáfora y un test, piedra de fuego y piedra de escándalo de todas las cosas, y que si Rafansón, después de haber tenido una mujer/Revello, tiene una mujer/Alvaro Delgado, o alterna ambas, habrá caído en una. bigamia estética muy respetable y envidiable, que quizá pueda llevarle a la bigamia ideológica, y cuando un día tenga una televisión propia, si la tiene, no dejarán de fluir por un canal los mensajes estéticos, aplacientes, de Revello de Toro, y por el segundo canal los mensajes expresionistas, críticos, crispados, indagatorios, de Álvaro Delgado. Como la tele la ve mucho personal, esto hará que se derrame la estética/ Inmaculada, una cosa entre guanche y «señorita de escasos medios», por sobre el censo resignado y receptivo de los telepáticos, con lo que algo habremos mejorado las ideas del país.Porque Inmaculada tiene toques de una raza exótica, aunque interior a lo español, y esto, subrayado por lábriosa manera de Alvaro (Revello lo ha suavizado/eliminado en su retrato), nos transmite ya una conciencia de pluralidad, que es la conciencia más unitaria de España que puede tenerse, más allá del unitarismo mostrenco de la carta de vinos patriótica que a veces publica el liberalismo sepia. El retratista Revello (cuya técnica mejora de dama en dama, según el último catálogo que me ha enviado) tiende a eliminar diferencias, a igualar perfiles, en un dulce golpismo pictórico que quiere que todas las españolas bien sean iguales, porque ser djferente es un pecado, como dijera el clásico, o, dicho de otro modo, ser diferente es «de mal gusto». Inmaculada es diferente, y esa diferencia, que sólo admite una lectura estética o erótica, a más de la lectura étnica e histórica, está remitiéndonos a todas las diferencias de la España diferente. Hay más Españas en el cielo y en la tierra de las que caben en la LOAPA. Sólo un pintor violento y decidido, sólo un político audaz puede interpretar eso, pero aquí se ha intentado más bien la política/ Revello, que consiste en obviar matices, suavizar distinciones y sacarlas a todas iguales: las damas como las regiones. La Inmaculada de Revello de Toro se parece a otros retratos del artista como un Revello a otro Revello, de donde resulta que el político, Rafansón, ha tenido mejor talento retiniano que el retratista, al elegir una esposa que-no-es-como-las- demás. La España, de Cánovas se parecía a la de Sagasta como la de Sagasta a la de Cánovas, y ya Ortega diagnosticó esto suficientemente, y Pío Baroja cuenta que cuando Sagasta pasaba por la Puerta del Sol, no le conocía nadie. A eso tiende'la política restauracionista de hoy, que a quien quiere restaurar es a Franco, pues que los Borbones ya están restaurados.

Revello ha pintado en Inmaculada la clase social. Pinta siempre la clase social. Por eso no es un pintor profundo. Delgado pinta el carácter, el individuo, no la persona, sino algo más profundo: el recuerdo que tenemos de ella. Toda la transición española va de la clase al individuo. Inmaculada, en medio, tan guapa.

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