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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Polonia y la OTAN

LA REUNION extraordinaria de los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN puede. felicitarse de su habilidad diplomática al tratar el tema de Polonia, de las sanciones de Estados Unidos a la Unión Soviética, y al esquivar el conflicto de intereses que cada uno de los países participantes sufre en esta situación. La habilidad diplomática ha ido convirtiéndose, a lo largo de muchos años, en un despegue de la realidad concreta, y ésa es probablemente una de las causas de la decadencia de la diplomacia, cada vez más sustituida por entrevistas directas de los gobernantes.En el caso concreto de esta reunión de la OTAN, en que se buscaba una sensación de, unidad de Occidente frente a la crisis polaca, lo que se ha conseguido es una condena moral colectiva, lo cual ya había ido sucediendo país por país, institución por institución -hasta los partidos comunistas occidentales han expuesto su condena y han incluido en ella a la URSS, como lo ha hecho el PCE y lo ha expresado Carrillo-; pero en cuanto a medidas reales y prácticas todo se reduce a considerar la propuesta de sanciones como un anteproyecto que será estudiado por una comisión; la cual estará, a su vez, sometida a las posibilidades de aplicacíón.de cada uno de .los países, teniendo en cuenta la situación y la propia legislación de cada uno de ellos y sus posibilidades de acción. Es decir, que la unanimidad se ha hecho en torno a la idea de que cada uno haga lo que quiera, lo que pueda o lo que le convenga. Como hace el propio Estados Unidos, reanudando al día siguiente del supuesto acuerdo de la OTAN en Bruselas las conversaciones bilaterales que mantiene en Ginebra con la URSS para la reducción de las armas nucleares en Europa, aunque pueda suponerse que el desarrollo de estas conversaciones vaya a ser más duro que cuando se iniciaron, el 30 de noviembre de 1981. O como Alemania Occidental, que va a continuar su acuerdo con la URSS para la construcción del gasoducto de Siberia, a pesar de estar incluido en las sanciones de Estados Unidos.

La política de sanciones es un viejo fracaso en el mundo: ya desde que la Sociedad de Naciones la quiso utilizar contra Italia por la guerra de Abisinia o la ONU contra el régimen de Franco, como en el caso de Africa del Sur o en el más reciente de Afganistán. Los países sancionados suelen resistir y hasta reafirmarse; y siempre encuentran países dispuestos a violarlas por su propia conveniencia política o económica. En la cuestión de Polonia son un arma de doble filo. Aplicar, com o se pretende, sanciones económicas y diplomáticas a la dictadura militar polaca puede suponer hacerla depender más d¡rectamente de la Unión Soviética. Algunos miembros de la OTAN no sólo consideran ese riesgo, sino que pueden hacer un análisis algo más sutil de la nueva situación.

Lo que ha sucedido en Polonia es algo más importante que un endurecimiento del comunismo, como desean hacer ver con un simplismo primario Reagan y las derechas mundiales:, es un golpe militar, el primer golpe militar que. se produce en un país con régimen comunista, y en ese golpe el propio partido ha perdido el poder, aunque el general golpista sea al mismo tiempo la cabeza visible del partido. La posibilidad de que haya sido impulsado y protegido por los militares soviéticos mas que por el partido de la URSS es todavía más intranquilizante: la idea de que el bloque del Este se convirtiera, en,un futuro, en un conjunto de países militaristas, con nuevas supresiones de libertades y con la vigencia de leyes de excepción más rígidas aún que las dictaduras del proletariado, significaría la sustitución del comunismo en decadencia por un neofascismo de otro nombre. Eso es lo que está sucediendo ya en Polonia, y probablemente es el tema sobre el que más habrán insistido los dirigentes políticos de Moscú en la visita que les cursa el ministro de Astintos Exteriores polaco.

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La aceptación de la sola responsabilidad de la URSS -que, desde luego, existe- en el drama polaco no parece suficiente para explicar los acontecimientos; sin embargo, en Bruselas no se ha podido citar el problema que se suscita del establecimiento de un régimen militarista con todas sus secuelas de supresión de libertades; sólo lo ha hecho Grecia, en el interés propio que supone denunciar el militarismo turco, que en estos momentos amenaza con pena de muerte a 125 personas juzgadas por defitos políticos, resaltando la evidencia de la contradicción de que la OTAN albergue en su seno esta dictadura y pueda, al mismo tiempo, condenar otra; pero la misma Grecia se ha sumado, al fin, a la declaración conjunta.

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