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La catedral de León no corre ahora mismo ningún peligro de mina, según el director general de Bellas Artes

Un estudio sobre patología de la construcción ha reducido el presupuesto restaurador de 300 a 100 millones de pesetas

Una empresa especialista en estudios de patología de la construcción, Intemac, está realizando trabajos, pagados por la Administración, según los cuales los presupuestos de obra de restauración de monumentos histórico-artísticos quedan reducidos considerablemente, al igual que el alcance de las reformas previstas en principio. Según el director general de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, Javier Tusell, las investigaciones llevadas a cabo en la catedral de León por la citada empresa, además de reducir hasta un tercio la inversión inicialmente anunciada, de trescientos millones de pesetas, permiten asegurar que este importantísimo monumento del gótico español «no ofrece, ahora mismo, ningún peligro».

En el caso de la catedral de León y, también, en el de la Clerecía de Salamanca, el problema a la hora de aborda la restauración era, sobre todo, la ignorancia con que se encontraba la Administración y los propios arquitectos restauradores para fijar la situación real de los monumentos, ya que siempre se hablaba de obras delicadas que exigían grandes inversiones. Sin embargo, después de la intervención de los especialistas en estudios de patología de la construcción, se demostró que, en la Clerecía de Salamanca, para la que se había dicho que serían necesarios 2:50 o 300 millones de pesetas, no se necesitarían ni la mitad, al igual que ha ocurrido posteriormente con el estudio de los problemas de la catedral de León.En ambos casos, la Administración ha pagado a la empresa Intemac dos millones de pesetas por su informe sobre el monumento salmantino, y 884.725 pesetas por el estudio de los males de la catedral leonesa.

Lentitud administrativa

La Dirección General de Bellas Artes ha explicado también las razones por las que se están retrasando las obras de restauración, con suspensiones reiteradas por falta de fondos en el caso del conjunto escultórico de la catedral de León. Este trabajo se está llevando a cabo a pie de obra y afecta a las esculturas, los relieves y las arquivoltas de la portada de poniente.Las obras, según Javier Tusell, «han avanzado a buen ritmo», con una inversión de 5.993.950 pesetas, pero han surgido dificultades en el pago de esas cantidades. En realidad, el procedimiento seguido para el tratamiento de estas esculturas no difiere mucho del empleado para otras actuaciones de la Dirección General de Bellas Artes, como, por ejemplo, en la catedral de Valencia. Sin embargo, el conflicto ha surgido con el pago de esas restauraciones, «por un problema de tramitación burocrática ajeno, en términos estrictos, a los servicios técnicos del Ministerio de Cultura y que consiste, en definitiva, en la diferencia de interpretación y de criterio entre la legislación del Patrimonio Histórico-Artístico y la de Contratos del Estado».

Javier Tusell quita importancia a este conflicto diciendo que será resuelto «en un plazo muy corto de tiempo». Y advierte que «en una obra de restauración muchas veces es imposible determinar el número de horas a emplear o el mismo proceso restaurador». Esta circunstancia da a las obras una peculiaridad muy marcada, que en opinión del director general de Bellas Artes, «debe ser entendida por los órganos ordinarios de fiscalización administrativa, mientras se buscan fórmulas que permitan una mayor facilidad de gestión burocrática y que impidan daños innecesarios a legítimas expectativas empresariales y, sobre todo, al patrimonio histórico-artístico de la nación».

Actuaciones de emergencia

La investigación y peritación del estado de la obra arquitectónica de la catedral de León, con estudio especial de la degradación de la piedra y análisis estáticos y estructurales, está en poder de la Administración desde octubre del año pasado, no antes. En consecuencia, Bellas Artes desmiente que haya habido retrasos en las obras, aunque reconoce que «se ha podido dar esa sensación de lentitud».Sin embargo, conocida la degradación de los diferentes tipos de piedra y la diagnosis general, se han ido realizando trabajos de emergencia, tales como el arreglo de las cubiertas del claustro, así como la cubierta de la portada de poniente, a fin de evitar la degradación de la piedra por humedades de infiltración. Estas obras han importado casi diez millones de pesetas.

Pero la actuación más importante ha sido la del andamiaje montado en torno a la catedral, que tiene por objeto contribuir a la sustentación del monumento, además de haber facilitado la investigación de su patología. Además se procedió, por este trámite de emergencia, al desmontaje de los pináculos de Juan de Badajoz, en la fachada norte, para evitar su desprendimiento, lo que requirió una inversión de 3.485.682 pesetas.

La Dirección de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, por último, reconoce que el proyecto de restauración definitiva de la catedral de León fue encargado hace más de un año al arquitecto Sáenz de Oiza, por un importe aproximado de treinta millones de pesetas, pero que ese proyecto, «para que pudiera llevarse a cabo con garantías», debía complementarse con el estudio realizado por Intemac, entregado hace dos meses a la Administración.

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