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El mar Báltico, centro de espionaje electrónico entre el Este y el Oeste

El mar Báltico, con el constante tráfico marítimo entre las costas suecas y polacas, se ha convertido en el principal punto de contacto directo entre Occidente y Polonia tras el golpe de Estado militar del 13 de diciembre y la consiguiente interrupción de la mayoría de las comunicaciones aéreas. Pero, al margen de la navegación civil, el Báltico es un mar repleto a ambos lados de estaciones de vigilancia electrónica, desde donde occidentales y orientales se espían hora más que nunca.El mismo día 13 de diciembre, el Estado Mayor sueco ordenó intensificar la vigilancia del Báltico, donde suelen navegar, entre otros, 23.000 hombres de la Marina polaca, embarcados a bordo de cuatro submarinos, un navío de escolta, veinte lanchas patrulleras, cuarenta barcos dragaminas y unas treinta lanchas de desembarco.

Pero mejor aún que los suecos están situados los militares daneses, que poseen la isla de Bornholm, el territorio occidental más cercano a Polonia, a tan sólo un centenar de kilómetros de su costa. Allí, desde la base naval de Nexo y del pequeño aeropuerto de Ronne, las fuerzas armadas danesas, y por tanto la OTAN, están constantemente a la escucha de Polonia.

En la ciudad de Bornholm, célebre por sus playas de nudistas, que invaden cada verano cerca de 250.000 turistas, los radares funcionan sin parar, al tiempo que lanchas equipadas con un sofisticado material electrónico zarpan hacia el límite de las aguas territoriales polacas. para este hombre, con varias décadas de servicio y a cuatro meses de la jubilación. Su principal éxito .profesional fue hace tan sólo quince meses, cuando, en septiembre de 1980, él y sus hombres consiguieron fotografiar el famoso bombardero nuclear soviético Backfire.

En la costa polaca, Dor su parte, un rosario de pequeños radares, soviéticos interceptan e interfieren. las comunicaciones de Bomhohn.

Previsiones erróneas

Los pronósticos de las autoridades suecas y danesas, que preveían. un gran aflujo de refugíados pormar -Polonia no tiene ninguna frontera terrestre con países occidentales-, se han visto desmentidos a causa probablemente del mal tiempo reinante. Las temperaturas oscilaron estos últimos días: entre cinco y veinte grados bajo cero y, según algunos meteorólogos escandinavos, este inviernei será uno de los más fríos del siglo.

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Suecia puso en pie una infraestructura capaz de acoger a 10.000 polacos en sólo 48 horas, mientras en la isla danesa de Bomholm las autoridades de Copenhague dieron orden de organizar campos de refugiados.

Hasta el momento, sin embargo, sólo unos cuatrocientos polacos han pedido asilo político en Suecia; algo más de un centenar, en Dinamarca, y media docena, en Noruega.

Por falta de personal, las compañías marítimas Polish Ocean, Polish Baltic se han visto obligadas a reducir la frecuencia de sus servicios, poco concurridos, por ahora, cuando se dirigen a Swinoujscie, excepto por periodistas y responsables de organizacioneos humanitarias que transportan víveres a Polonia.

Como la línea ha dejado de seirentable y en cada escala en Gstad se producen nuevas deserciones, los funcionarios suecos de este puerto se preguntan hasta cuándo el Estado polaco va a mantenerla en funcionamiento.

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