Entrevista del Papa con el secretario de los obispos polacos

El secretario de la Conferencia Episcopal polaca, Bronislaw Dabrowski, está en el Vaticano desde el pasado lunes. Se trata del primer contacto de un obispo de Polonia con el Papa desde el día del "golpe" militar.Monseñor Dabrowski, que había, sido el brazo derecho del difunto cardenal Stefan Wyszyriski, llegó de incógnito la tarde del lunes a Roma proveniente de Francfort. El Papa le recibió inmediatamente y dio orden para que se alojara en el Vaticano. Fuentes oficiales han confirmado ayer que, aquella misma noche el Papa conversó largamente con el obispo polaco, y en la mañana de ayer, después de concelebrar la misa con el Papa, el secretario de la conferencia episcopal volvió a conversar durante una hora con Juan Pablo II.

Después, mientras el Papa estaba reunido con los cardenales y la curia romana para el discurso ritual de fin de año, el cardenal Dabrowski se entrevistó con el secretario de Estado cardenal Agostino Casaroli, con el subtítulo de la Secretaría de Estado, monseñor Martínez Somalo, y con el ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano, monseñor Silvestrini.

De los coloquios mantenidos entre el Papa y el obispo polaco no se ha se filtrado la más mínima información; pero se sabe que está en marcha una difícil negociación de la Iglesia con el Gobierno militar polaco. Se asegura que el general Wojciech Jaruzelski demuestra que prefiere negociar antes con el Papa que con el primado Jozef Glemp, ya que considera al Papa Wojtyla "más neutral" y más "prudente" -como afirmó L'Unita, órgano oficial del Partido Comunista italiano.

El hecho de que el Papa haya aceptado indirectamente la mano tendida por el Gobierno polaco lo demuestra el que ayer, en el importante discurso leído ante la curia romana, haya sido tan prudente en relación con Polonia.

Karol Wojtyla se limitó a decir en un discurso de 4.000 palabras: "Suplico que se ahorren ulteriores sufrimientos a Polonia, a mi pueblo, tan experimentado en los acontecimientos bélicos durante su atormentada historia". Excepto un recuerdo al líder sindical Lech Walesa cuando habló del mundo del trabajo, recordando su "emocionante audiencia" en el Vaticano.