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Próximas negociaciones entre España y la URSS para la llegada del gas soviético a territorio español

El Gobierno autorizará, posiblemente esta semana, el próximo inicio de conversaciones formales con la Unión Soviética encaminadas a negociar la llegada del gas soviético a España, en un horizonte no anterior al año 1985. Una declaración gubernamental a este respecto puede producirse en fecha breve, una vez que el Consejo de Ministros, que se celebrará el próximo viernes, apruebe el protocolo firmado el pasado verano entre Enagás y Gaz de France, por el que se pretende vincular la red de gasoductos española a la europea.

Con estas conversaciones, cuya modalidad está todavía por determinar y que necesitará una subsiguiente aprobación gubernamental, los responsables de la política energética española pretenden unirse a la serie de negociaciones bilaterales que la compañía soviética del gas y los Gobiernos y empresas europeas mantienen desde hace meses con la vista puesta a disponer durante esta década en Europa de las enormes reservas de gas natural que se esconden en el subsuelo de Siberia.Fuentes gubernamentales solventes han señalado a EL PAIS su convencimiento de que el plan de unir la red de gasoductos española a la europea -buscando el gas soviético, primero, y el gas noruego, en los años posteriores- será aprobado por el próximo Consejo de Ministros. Este protocolo iba a ser aprobado en una última reunión de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, pero la pasada crisis ministerial traspapeló el tema.

Ahora, las fuentes consultadas estiman que el próximo Consejo dará su aprobación, que llevará implícita una decisión política para solicitar negociaciones formales con la Unión Soviética, encaminadas a llegar a un acuerdo sobre las cuestiones técnicas de volúmenes de envío, fechas del comienzo del mismo y precios. En estos momentos se está trabajando en una propuesta al Gobierno de cómo plantear estas negociaciones con la URSS, propuesta que será sometida en fecha ulterior a la aprobación del propio Consejo de Ministros.

Por el momento, expertos del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH) y de la Empresa Nacional del Gas (Enagás) se encuentran realizando estudios técnicos para valorar la viabilidad económica del proyecto. Los expertos, que consideran el proyecto como teóricamente rentable, se encuentran estudiando tres escenarios diferentes sobre la base del transporte a España de uno, dos y tres mil millones de metros cúbicos de gas por año.

La base de las negociaciones con la Unión Soviética se encuentra en el protocolo Enagás-Gaz de France firmado por las delegación es de las dos empresas públicas el pasado agosto. En este protocolo se contempla de una manera expresa la eventualidad de iniciar conversaciones con los "países suministradores de gas natural" a Europa a fin de obtener un producto que ni Francia ni España disponen en cantidades suficientes, pero que necesitan para satisfacer sus necesidades energéticas.

"El objetivo central del protocolo con Gaz de France es la unión a Europa y la posibilidad de obtener el mismo gas que ellos tienen. Ya se sabe que en Europa no hay gas en cantidades importantes y que el único que se puede conseguir, a plazo medio, es el soviético o el noruego, aunque éste a plazo mucho más largo", manifestó una de las fuentes consultadas.

La unión gasística con Europa esta contemplada, a su vez, en la revisión del Plan Energético Nacional (PEN), que en la actualidad, está pendiente de envío al Parlamento. En las directrices relativas a la oferta e infraestructura que contiene el texto de la revisión del PEN se especifica que "tras la firma de Enagás con la Sociedad Gaz de France del protocolo de interconexión, es preciso iniciar negociaciones para los sumistros con los países del área europea, al tiempo que se progresa en el diseño y negociaciones para que nuestra red quede unida a la europea con un dimensionamiento adecuado".

En otro punto del mismo texto se habla específicamente de la URSS y Noruega como suministradores potenciales de Europa y España, en una mención que implícitamente lleva aparejada la eventualidad de establecer contactos negociadores al objeto de obtener suministros procedentes de dichos países. Más pesimista es, en esa línea, la referencia a la unión con Argelia mediante el proyecto Segamo, tema de enorme complejidad tecnológica en la actualidad corno para considerarlo como un plan viable a corto plazo.

La modalidad de las conversaciones

Por otro lado, uno de los temas que queda por dilucidar es la forma o modalidad de las conversaciones. Hasta el momento, y según fuentes creíbles, no se ha establecido ningún contacto con la Unión Soviética y, por tanto, se desconoce el volumen de gas que Moscú tiene comprometido con otros países europeos y el que le queda disponible. Se desconoce asimismo cuál va a ser la respuesta soviética a la propuesta de conversaciones, aunque no se descarta que, además de positiva, lleve pareja la apertura de unas negociaciones mucho más globales de cooperación económica.Esa es, al menos, la experiencia alemana y francesa, dos países que llevan muy adelantadas sus conversaciones respectivas con la empresa soviética de gas. En los dos casos, sin embargo, la modalidad ha sido diferente, ya que en el caso alemán las negociaciones se llevan directamente entre las empresas germanas afectadas con el viceministro de Comercio responsable de la compañía gasística soviética.

En el caso francés, las negociaciones son mucho más complejas, ya que están englobadas dentro de la Comisión franco-soviética de cooperación. Eso no obsta, sin embargo, para que las conversaciones específicas del gas se lleven paralelamente entre Gaz de France y la compañía soviética, especialmente todo lo relativo a los aspectos técnicos.

Hasta la fecha, el Instituto Nacional de Hidrocarburos ha mantenido varios contactos en Europa, encaminados a analizar la posibilidad de obtener gas soviético. Así, se han recibido respuestas positivas de Francia y de la República Federal de Alemania en lo que respecta a los derechos de paso. También ha habido conversaciones en Roma sobre la experiencia italiana.

Uno de los problemas centrales de la obtención del gas soviético es si habrá suficiente para todos los países que se han interesado por él. Aparte de Francia, RFA e Italia, que tienen comprometidos entre sí más de la mitad del gas que los soviéticos están dispuestos a vender (unos 40.000 millones de metros cúbicos por año), Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Austria han pedido también suministro, lo que dificultaría teóricamente la llegada.

Otro problema marginal, apuntado por medios del sector, es el problema político de la integración española en la OTAN. Aunque el tema del gas es un asunto exclusivamente político, algunos medios temen que se produzca un rechazo soviético en la línea del protocolo que un día presentó la Embajada soviética al Ministerio de Asuntos Exteriores. Pero una acción así sería a su vez mal recibida por Madrid, que actuaría en consecuencia, según los mismos medios.

Un último aspecto que plantea la interconexión con Europa es el lugar elegido para ello. Dos puntos se presentan como viables: Huesca, aprovechando el gasoducto de Serrablo, y Gerona. Con la primera unión se empalmaría con el gas de Lacq, en Francia, y por el otro lado, se aprovecharían las instalaciones gasísticas españolas en Barcelona.

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