El fraude del aceite de oliva en Estados Unidos alcanza un volumen no inferior al 25% de sus importaciones
El Consejo Oleícola Internacional (COI) ha detectado un fraude de aceite de oliva, de gran volumen, en Estados Unidos. Según estimaciones del COI, dicho fraude no es inferior al 25% de las importaciones anuales de aceite de oliva auténtico realizadas por Estados Unidos, aunque estimaciones de otros sondeos menos contrastados, pero fiables como cálculos de aproximación, han señalalado que la evaluación del fraude puede aproximarse a casi el 50% de las importaciones estadounidenses de aceite genuino de oliva.
Este fraude se inscribe en el contexto de las operaciones ilegales, en torno al comercio de grasas, llevadas a cabo por grupos mafiosos y empresarios poco escrupulosos, consecuencia de las cuales se ha producido en España un fuerte desvío de colza desnaturalizada hacia el consumo humano, relacionado, según las investigaciones oficiales, con el envenenamiento masivo denominado síndrome tóxico.
El Consejo Oleícola Internacional (COI), durante su 45ª reunión, celebrada recientemente en Madrid, ha hecho una denuncia pública de esta situación (véase EL PAIS del 27 de noviembre de 1981) de desequilibrio comercial entre las exportaciones y las importaciones internacionales de aceite de oliva y ha hecho un llamamiento a las autoridades de Estados Unidos para que adopten medidas correctoras.
Gabriel Luzi, director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional, ha informado que este organismo internacional ha creado un comité de investigación sobre dicho asunto.
En Estados Unidos se vende envasado aceite con denominación de oliva a precios inferiores a tres dólares el litro, incluso a un dólar litro, dato que ha suscitado las sospechas del COI desde hace tiempo.
Otro dato, revelador de desequilibrio comercial, se observa al comparar el índice de las importaciones estadounidenses de aceite auténtico de oliva y la realidad del consumo en este país.
El desfase entre estos dos parámetros ha permitido al COI iniciar una investigación, de cuyos primeros datos constatados se ha desprendido la denuncia más arriba mencionada.
El proceso de esta situación es el siguiente, según la información del COI:
Numerosas marcas de aceite puestas a la venta en Estados Unidos como "aceite de oliva envasado en Estados Unidos" no son, en realidad, auténtico aceite de oliva, sino aceite esterificado procedente de residuos del refino de otras grasas.
Estas mezclas fraudulentas contienen una pequeña porción de aceite de oliva para darle sabor y olor de oliva. Estas marcas tienen nomenclaturas que inducen al consumidor norteamericano a asociar ideas con España o Italia. Así, son marcas que aluden a Sevilla, El Vesubio, Antonio, "toda una gama fantástica de nombres sugerentes de zonas productoras de auténtico aceite de oliva", precisan Gabriel Luzi y Gerardo Brousse, jefe de la sección de estudios generales y relaciones públicas del COI.
"Al COI no deja de extrañarle que Estados Unidos, siempre tan atento a la salud alimentaría, no controle estos aceites", señala Luzi. "No es que estos aceites fraudulentos detectados sean tóxicos, pero suponen un doble fraude al Estado y a los consumidores y, al tiempo, una potencial vía de insalubridad. Los aceites esterificados, manipulados por procedimientos químicos, al desviarse al consumo humano, ponen en riesgo la salud, por cuanto cualquier error en su tratamiento puede originar reacciones imprevisibles".
La investigación realizada por el COI ha permitido constatar que tales aceites esterificados desviados en Estados Unidos al consumo humano como aceite de oliva proceden en gran parte -pero no exclusivamente- de Italia.
En Europa está prohibida la comercialización para el consumo humano de los aceites esterificados, cuyo destino es de tipo industrial. No obstante, no está prohibida la exportación, si bien ha de hacerse igualmente con destino a los sectores industriales.
Para un riguroso control de la esterificación de grasas y su destino, la Comunidad Económica Europea recomienda a los países miembros la intensificación de controles de las plantas de esterificación. Estas recomendaciones -que, naturalmente, no son vinculantes ni tienen carácter ejecutivo- son practicadas por los países miembros según su criterio y de acuerdo a su legislación propia en este campo.
Según el COI, en los últimos años se ha podido apreciar que la exportación de aceite de oliva de Italia a Estados Unidos había descendido notablemente, mientras que, sin embargo, crecían las exportaciones de aceites esterificados.
La diferente normativa legal aduanera de Estados Unidos con respecto a los países miembros del Consejo Oleícola Internacional, da entrada a esos aceites esterificados dentro de una denominación, que es "aceites industriales, técnicos, otros". El hecho es que tales aceites, una vez en Estados Unidos, "no se sabe muy bien dónde van a parar, pero sí se encuentra composición mayoritaria de ellos en falsos aceites de oliva puestos a la venta".
El volumen del fraude hace pensar al COI que, además de Italia, hay otros países exportadores de grasas esterificadas a Estados Unidos, que posteriormente se desvían al consumo humano como aceites de oliva.
"Sin que por el momento pueda demostrarse la participación de España en este comercio, es de señalar el hecho de que también hayan descendido las exportaciones españolas de aceite de oliva en los últimos años, mientras que se han incrementado las de esterificados. Pero hay que hacer una precisión", señala Gabriel Luzi, "y es que esa exportación no procede de los industriales del auténtico aceite de oliva, sino de industriales de la esterificación".
Tradicionalmente, los subproductos del refino del aceite de oliva, con alto grado de acidez, así como otras grasas, se destinaban a la industria del jabón.
Con la aplicación de sosa cáustica se puede rebajar la acidez, pero el descubrimiento de la utilización de glicerina para obtener el mismo fin, incluso con capacidad para obtener un descenso mayor de dicha acidez, llevó a potenciar este sistema de esterificación, el cual lleva hasta reconstituir químicamente el aceite genuino. "Es decir, que, por procedimientos químicos, es posible hacer aceite de oliva a partir de residuos y mezclas de ácidos grasos, reconstituyendo la composición del aceite de oliva. Esto es fácil y barato. Y este aceite no es tóxico necesariamente, si bien es peligroso usarlo para el consumo de boca, porque cualquier alteración química siempre es posible", explican los representantes del COI.
De ahí el llamamiento del COI a Estados Unidos ante el desvío de estos aceites esterificados hacia el consumo humano. "Estados Unidos podría utilizar sistemas de análisis existentes para detectar esos aceites fraudlentos. Existe un método descubierto por un español, Jaime Gracián Tous, jefe de la Unidad de Control de Calidad del Instituto de la Grasa, de Sevil a, que permite detectar perfectamente si un aceite es auténtico de oliva o no. Pero Estados Unidos no se decide a reconocer este método y espera el resultado de sus pruebas. Esto puede tardar dos o tres años y, mientras tanto, se seguiría produciendo el fraude".
El alcance del volumen del fraude "es dificil de establecer", señala Luz¡. "Nos es muy dificil obtener datos sobre el consumo de aceite en Estados Unidos. Sí sabemos perfectamente el volumen de sus importaciones. Los sondeos sobre consumo que hemos realizado, y que nos merecen fiabilidad, señalan que el fraude puede tener un volumen no inferior al 20% ó 25% de la cifra que corresponde a sus importaciones de aceite de oliva".
Según estos datos, Estados Unidos importa, aproximadamente, unas 26.000 ó 30.000 toneladas de aceite de oliva al año, entre España e Italia, aparte otras cantidades menores a otros países. El fraude, pues, puede cuantificarse, provisionalemente, alrededor de las 7.000 toneladas anuales.
Al margen de la investigación del COI, y según se señala de fuentes solventes, otros sondeos menos rigurosos, pero aceptables como indicativos, apuntan a que el volumen del fraude podría aproximarse a un 40% ó 50% de las importaciones norteamericanas de aceite de oliva.
Relación con el síndrome tóxico
El auténtico aceite de oliva no tiene nada que ver con el síndrome tóxico español, según reitera el COI. "Las adulteraciones de grasas para venderlas como aceites de oliva suponen una competencia desleal y, al tiempo, un peligro para la salud".
La existencia en España de un fraude gigantesco de falso aceite de oliva procedente de mezclas de grasas y productos químicos de diversa índole fue descubierta ante, la opinión pública a raíz de que la, Administración relacionase el síndrome tóxico con el desvío hacia el consumo humano de unas determinadas partidas de aceite para uso industrial.
La investigación policial y judicial seguida al efecto se ha circunscríto al esclarecimiento y la represión de la red ilegal de comercialización de ese aceite. En el transcurso de estas investigaciones se ha descubierto asimismo la existencia de otra red de comercialización de aceite de colza apto para el consumo humano, pero cuya importación se realizaba de manera ilegal, así como su posterior mezcla para ser vendido como aceite de oliva.
No se han investigado, sin embargo, otras actividades irregulares que, directa o indirectamente, se relacionan con el fraude del aceite de oliva y suponen potencial riesgo para la salud -si no de forma inmediata, a plazos mediatos-, a pesar de que este tema fuese tratado por varios sectores gubernamentales con motivo de la relación síndrome/aceite, según se señaló hace meses.
Denuncias en el Parlamento
Fuentes solventes indicaron a este periódico las dudas suscitadas en varios estamentos ministeriales en torno al proceso industrial de esterificación de grasas en España. Fue incluso denunciado, a nivel parlamentario, el descontrol sobre más de un centenar de plantas esterificadoras. Nada de esto se ha investigado, según ha confirmado la autoridad policial que entiende en este asunto, pues no le ha sido encomendada otra misión que el caso colza.
La relación entre las esterificadoras italianas y las españolas fue tema tratado por los citados sectores gubernamentales a raíz del caso colza. La posibilidad de la existencia de una red del fraude del aceite con ramificaciones internacionales no se descartó entonces, a pesar de que no haya sido investigada, al margen de la presencia de empresarios sin escrúpulos que, de manera aislada, actuasen por su cuenta.
Hace varios años, en Italia, se trató de incrementar el control de las plantas esterificadoras. Este desmantelamiento italiano coincidió con un auge de las mismas en España.
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