No se temen interferencias castrenses
Las elecciones que se celebran hoy en Honduras sacarán a este país de un largo túnel de dictaduras militares.Ninguno de los dos partidos tradicionales teme interferencias castrenses desde la elección del nuevo presidente hasta su toma de posesión, el 27 de enero.
El Ejército no parece tener objeciones serias ante ninguno de los dos candidatos. Pero en las altas esferas militares circula un informe reservado en el que se concede a la nueva Administración un período de seis meses para probar que no va a conducir al país al desastre. El decidido apoyo norteamericano al proceso electoral es su mayor garantía de que no habrá un nuevo golpe a corto plazo.
La primera intervención del Ejército se registró en 1963, cuando el general Oswaldo López Arellano impidió que los liberales llegasen al poder después de haber ganado unas elecciones.
El general cedió la Presidencia en 1971 a un nacionalista elegido por votación popular, Ramón Cruz, actual presidente de la Academia Hondureña de la Lengua.
Su gobierno fue tan desastroso, que el pueblo recibió con júbilo un nuevo golpe militar, que instaló en la Presidencia otra vez al general López Arellano, en esta ocasión con un programa reformista.
Un nuevo golpe lo sustituyó, en 1975, por el general Juan Alberto Melgar, a quien sus compañeros de armas, encabezados por el general Policarpo Paz, derribaron en 1978.