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Crítica:HOMENAJE A JOAQUIN RODRIGO EN EL REAL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El "Concierto de Aranjuez" entre el error y la luna

El homenaje de la Orquesta Nacional a Joaquín Rodrigo llevó al teatro Real a un público numeroso, interesado y entusiasta. El maestro, a punto de cumplir 79 años, se vio rodeado del cariño y la admiración de todos, muy especialmente después de la interpretación del Concierto de Aranjuez.

La ONE había planteado un programa en el que se incluían dos primeras audiciones; madrileñas: el Concierto pastoral, para flauta y Orquesta, escrito para el fabuloso James Galway (que lo tiene excelentemente grabado en disco), y A la busca del más allá, un encargo de la Orquesta de Houston para conmemorar el bicentenario de la independencia de Estados Unidos.

Como compañía, el representativo Concierto de Aranjuez y una obra de los años treinta, premiada en Valencia, que anticipa el registro heroico de Rodrigo: Por la flor del lirio azul. Pienso que faltaba una de las más bellas parcelas del compositor: la obra vocal con orquesta (Madrigales, Cántico de la esposa, Villancicos) y que quizá la Zarabanda y villancico o las Berceuses podían haber reemplazado con ventaja al Lirio azul.

Teatro Real

Homenajea Joaquín Rodrigo. Orquesta Nacional. Director: Bragado Darman, Solistas: Bárbara Held y José Luis. Lopatégui. Obras de Rodrigo. 19 de noviembre

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De cualquier modo, el punto flaco del homenaje fueron los solistas: ni Bárbara Held, norteamericana residente en España, a pesar de la finura de su arte, llegó a dominar con su flauta las dificultades sin cuento del Concierto pastoral, ni José Luis Lopátegui, con su guitarra, confirmó en esta ocasión el acrisolado prestigio de que nos habla su nota biográfica de programa. Esto en una obra como el Concierto de Aranjuez, tocada por todos y conocida de todos, fue más grave por más evidente, teniendo en cuenta que no se trató de cuestiones interpretativas, sino de meras y abundantes faltas de ejecución.

Max Bragado Darman defendió con seguridad desde el podio todas y cada una de las obras, y sorteó con habilidad los problemas que le planteaban los solistas. Dio una brillante lectura de El lirio azul y una expresiva versión de A la búsqueda del más allá, página poemática de decidido talante cinematográfico y, en mucho, marginal al estilo y el nivel característicos de Joaquín Rodrigo, que alude a la aventura espacial sin que falte la directa cita del himno norteamericano. En suma: obra de circunstancias o de compromiso. En todo caso, hay que subrayar las largas ovaciones dedicadas al autor del Concierto de Aranjuez, esos pentagramas que los astronautas llevaron de compañía en su primer viaje a la Luna.

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