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Manifestación de mujeres en Argel contra un proyecto de ley antifeminista

Un proyecto de ley relativo a los derechos de la mujer, en el que se consagra la dependencia de esta última ante el hombre y se la reduce al papel de ciudadano de tercera categoría, se ha convertido esta semana en Argelia en controvertido tema de discusión y motivo de manifestaciones por parte de centenares de mujeres frente al Parlamento.

Como consecuencia de la presión del fanatismo religioso, el Gobierno argelino parece haber dado un paso en falso mal calculado, guiado por la voluntad de imponer la ley Islámica en el propio seno de la familia argelina.Sin que haya existido una discusión previa en las organizaciones de masas, ni se haya dado publicidad al contenido del proyecto, el Gabinete argelino lo adoptó recientemente, elevándolo al Parlamento para su ulterior aprobación. Para sorpresa de quienes han redactado un texto, acusado de reaccionario por la propia Unión de Mujeres Argelinas, que ha solicitado la suspensión de los debates en el Parlamento, los diputados se dividieron en dos bandos contrarios: los partidarios de llevar la chaaria, o ley islámica, al propio seno de la familia, y quienes afirman que la adopción del texto violaría los derechos de la mujer argelina inscritos en la propia Constitución y la Carta Nacional, el ideario político de la revolución argelina.

El tema corre el riesgo de colocar al Gobierno en una difícil situación, ya que al aprobar el proyecto parece haber actuado con extrema ligereza, sin percatarse del sentimiento de frustración dominante entre la mujer argelina, que ni siquiera dispone de un código de la familia.

Espontánea reacción femenina

Pero lo más sorprendente ha sido la movilización, aparentemente espontánea, de jóvenes estudiantes, trabajadoras y amas de casa frente al Parlamento para expresar su repudio hacia un proyecto que consideran retrógrado. Un grupo de mujeres logró, el pasado lunes, ser recibido por uno de los vicepresidentes de la Asamblea, quien les aseguró que los diputados deseaban enmendar el texto, suprimiendo todo lo relativo a la subordinación de la mujer, incluso en lo que concierne a sus derechos elementales.En lo esencial, el proyecto de ley instituye la prohibición del derecho al divorcio para la mujer, reservándolo a la voluntad del marido, obliga a la mujer a solicitar el permiso del cónyuge, padre o hermano, incluso si es mayor de edad, para viajar o solicitar un puesto de trabajo. Bajo el anodino capítulo de Proyecto de estatuto personal, el texto representa un retroceso de siglos en el régimen jurídico, de por sí machista, en el que viven las mujeres argelinas.

"¿Cómo es posible", afirman las jóvenes estudiantes de la Universidad de Argel, "que un régimen que se declara progresista y revolucionario permita la instauración de un sistema de leyes dirigidas a imponernos el dominio sexista del hombre? ¿Cómo debe interpretarse la aceptación por parte del presidente Chadli Benjedid (a menos que éste no haya sido informado del contenido del texto) de tales elementos, que emanan de la acción más retrógrada del fanatismo religioso?".

Para paliar esas críticas y la tensión palpable que viene creciendo en los medios femeninos, el presidente de la Asamblea, Rabah Bitat, aseguró públicamente que los derechos de la mujer argelina "han sido consagrados por todos los textos fundamentales de la revolución", añadiendo que "nadie desea volver a los siglos del oscurantismo...".

Las autoridades, en un gesto bastante usual por cierto, han acusado a "ciertos periódicos y periodistas extranjeros" por haber tratado "negativamente" un tema que no ha sido todavía definitivamente adoptado por los parlamentarios.

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