_
_
_
_
LA LIDIA

Cerca de 16.000 reses se lidiaron en la temporada 1981

Alrededor de unas 16.000 reses se han lidiado durante la temporada 1981, repartidas entre corridas de toros, novilladas con y sin picadores y espectáculos de rejoneo. Es una cantidad de toros y novillos similar a la que hubo en 1980, y se mantendrá en 1982, de acuerdo con las parideras, que los ganaderos limitan al número real de festejos que prevén se organizarán cada año.Esta medida produce una respuesta tan ajustada a la demanda de reses que normalmente en la segunda parte de la temporada hay escasez de ellas. Los ganaderos la adoptaron para contrarrestar la caída de los precios de las corridas, que estimaban muy bajos y producían graves pérdidas económicas en sus explotaciones.

Durante 1981, sin embargo, los precios que pagó la nueva empresa de Las Ventas, muy por debajo de los que establecieron Diodoro Canorea y Martín Berrocal -los anteriores empresarios de Madrid-, han repercutido en contra y han sentado un precedente negativo para los ganaderos.

«Esta cuestión tiene mucha importancia», comenta a EL PAIS Manuel García-Aleas, secretario general de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, «pues mientras los precios bajaron en conjunto respecto a 1980, los gastos de explotación han subido mucho, y más a consecuencia de la sequía, que se presenta ruinosa para nosotros».

«Tenga en cuenta», añade García-Aleas, «que es necesario comprar agua para las reses, y echarlas pienso, y esto supone un gasto aproximado de cien pesetas por cabeza y día. Habida cuenta de que una ganadería de tipo medio tiene de trescientas a cuatrocientas cabezas, está claro que semejante sacrificio económico es prácticamente insoportable para los criadores. Nos salvamos gracias a los créditos de las Cajas Rurales, que nos ofrecen unas condiciones razonables para la financiación de estos gastos».

Pero la sequía aún tiene otras repercusiones de mayor alcance: «En el equilibrio de la alimentación de la res también incide de forma preocupante», sigue diciendo el secretario general de la Unión, «pues los piensos carecen de la adecuada riqueza vitamínica. Curiosamente se nos mueren las mejores vacas, aquellas que hemos ido manteniendo durante años porque dan buenas crías; vacas que, al ser viejas, no soportan este régimen alimenticio. Hoy, en las ganaderías, se ve algo insólito: los animales galopan hacia los árboles para comer cada hoja de fresno que la otoñada desprende de las ramas».

De todas maneras, la sequía de 1945 fue, al parecer, mucho peor, porque en aquella época apenas nadie tenía dinero para financiar la alimentación de las reses.

La temporada 1982 se presenta, en definitiva, incierta, pues no se puede prever cuál será la incidencia de la sequía en el comportamiento de los toros. Podrían aumentar las caídas, esa lacra de la ganadería de bravo, cuyos orígenes son un misterio.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_