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Iglesias cristianas de Europa y América condenan las armas nucleares

El Sínodo del Consejo de la Iglesia Evangélica alemana ha concluido sus trabajos con un documento sobre la paz, cuyo contenido ha sido cuidadosamente seguido por la clase política y la opinión pública. Eduard Lohse, el obispo protestante, presidente del supremo órgano protestante, resumía así el escrito: «La paz no es asunto emocional, sino una tarea que exige intensa reflexión y una actuación decidida».El documento de noventa páginas reconoce la existencia de un extenso movimiento por la paz en Europa que tiene su origen en la decisión tomada por la OTAN, el 12 de diciembre de 1979, de dotar a la defensa europea con nuevas armas atómicas. Desde entonces, ha crecido la conciencia «de que la actual situación no puede continuar. De ahí que crezca dentro de la Iglesia el número de quienes han perdido la paciencia y encuentran insoportable la posibilidad de una confrontación nuclear y de la carrera armamentista».

La Iglesia protestante desea que la discusión sobre la paz cambie su clásica óptica,. dominada por consideraciones estratégico-militares, y se centre en la responsabilidad política de la carrera armamentista. «Los protestantes de la Alemania Federal no quieren caer en un pacifismo radical y moralizante, pero tampoco están por una absolutización del poder de la espada», decía el teólogo Trutz Rendtorff, uno de sus redactores, junto a políticos como el democristiano von Weisäcker y el socialdemócrata Erhard Eppler. Pocos días antes se había clausurado en Berlín el congreso sobre «Alternativas a una política europea de seguridad», donde el colectivo Iglesia de Base había anunciado su propósito de participar en el Kathokilentag 1982, que tiene programado para el 4 del próximo septiembre una magna manifestación contra el estacionamiento de mis¡les nucleares de medio alcance en la República Federal.

En diciembre, el Gobierno holandés deliberará sobre la colocación de 48 misiles nucleares, tipo Cruise, en territorio irlandés. El Consejo Intereclesial por la Paz (IKV), que representa oficialmente a todas las confesiones cristianas, y al que el Herald Tribune ha calificado «el mayor y el mejor partido organizado holandés», ha lanzado una campaña contra las armas nucleares y por la construcción de una conciencia cultural y política pacífica entre la población.

La Iglesia belga contra los misiles Pershing

Los obispos belgas también han condenado explícitamente la instalación en Europa de misiles Cruise y Pershing. El día 25 de octubre tuvo lugar una gran manifestación en Bruselas a cuyo éxito no ha sido ajena la participación de los cristianos. En un documento publicado en esa fecha dice la jerarquía católica belga: «La carrera armamentista se ha convertido en un monstruo de múltiples cabezas que tiene al mundo en vilo con el riesgo de una explosión que podría acabar con el mundo».

En Italia, donde la jerarquía no se ha pronunciado explícitamente, se multiplican las iniciativas por la paz de colectivos cristianos, como ha sucedido recientemente en Roma y en Pescara. Al término de la manifestación ocurrida el último domingo de octubre, que concentró a unas 400.000 personas, declaraba el teólogo Giovanni Franzoni: «La nueva conciencia que estamos adquiriendo radica en la certeza de que tras palabras como guerra y paz lo que se juega son problemas muchos más graves, tales como los del hambre en el mundo, el modelo de desarrollo, las prioridades en las inversiones, el funcionamiento real de la democracia y de la participación en las decisiones y el de la manipulación de la información, incluso en el mundo capitalista».

La onda pacifista ha llegado hasta Estados Unidos. «Lo que me ha movido a pronunciarme contra el armamento nuclear», dice el arzobispo católico de Seatle, «ha sido la construcción, aquí al lado, de la base submarina de los Trident y, lo que representa, esto es, la doctrina del primer ataque. Las armas nucleares ofensivas son inmorales y criminales. Sólo redundan en beneficio de los traficantes de armas y favorecen los sueños insensatos de quien piensa ganar el holocausto final».

En España sólo movimientos cristianos de base, como la HOAC y la Coordinadora de Cristianos de Madrid se han sumado a este movimiento de paz. «La coordinadora de cristianos», dicen en un reciente comunicado, «al condenar la entrada en la OTAN no hacemos más que aplicar a un caso concreto que nos toca muy de cerca la condena reiterada de la carrera de armamentos. Lo hacemos nosotros y desearíamos que lo hiciera también la Conferencia Episcopal, que tan celosa y beligerante se ha mostrado en otras ocasiones en que la doctrina de la Iglesia se aplique a las leyes». Estas Comunidades Cristianas Populares figuran entre los convocantes a la manifestación por la paz que tendrá lugar en Madrid el próximo domingo, día 15.

Hace unos meses, Juan Pablo II afirmaba la necesidad de «superar los mecanismos monstruosos que, en la vida y en el desarrollo de las potencias del mundo contemporáneo, trabajan en favor de la guerra». Y pedía «que una mínima parte del presupuesto militar de todos los países se dedique para ayudar a los minusválidos».

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