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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los precios del petróleo

LA MODERACION y unificación impuesta en los precios del petróleo por Arabia Saudí puede entenderse como una respuesta inmediata a la aprobación por el Senado de Estados Unidos de la venta de aviones AWACS al viejo reino de la península Arábiga. La coincidencia es un hecho, y, de algún modo, debe interpretarse como un gesto de reconocimiento por los saudíes ante el gran capital político que ha tenido que gastar la Administración Reagan.Sin embargo, no se puede olvidar que las condiciones objetivas propiciaban la iniciativa saudí para imponer sus exigencias. Por un lado, la elevación de dos dólares, de 32 a 34, del precio del barril de la calidad arabia ligero supone un alza de casi un dólar para el conjunto de países de la OPEP. Por otro, en un mercado momentáneamente de compradores, con un exceso de producción, la decisión de Arabia Saudí de reducir su producción de 10 a 8,5 millones de barriles diarios aporta una tranquilidad a los productores, que veían disminuir sus ventas. En efecto, la estrategia saudí de mantener cómodamente abastecido el mercado y aplicar unos precios inferiores a los de otros productores había reducido las expectativas alcistas de los países más exigentes y desviado las compras de los importadores.

Naturalmente, Argelia y Libia han reclamado la posibilidad de mantener sus diferenciales de 3,5 a 4 dólares para sus calidades, pero esta posibilidad se encuentra también comprometida por la sustitución del petróleo libio por el nigeriano. Nigeria, en cuanto importador, es un país con un enorme potencial de absorción de mercancías, en virtud de sus cuarenta millones de habitantes, y en cuanto exportador de crudo cuenta con capacidad de producción y tecnología suficientes para aumentar su ritmo de extracciones. Ambas circunstancias influirían en su elección por un buen número de compradores de petróleo. Nigeria además, a diferencia de Libia, cuenta con un Gobierno interesado en evitar sobresaltos y revueltas en el Africa negra, sin que esta postura le haya impedido mantener una actitud muy radical en el tema de la República Surafricana, lo que es política apreciada en Occidente.

Con todo, la estrategia del petróleo seguirá manejándose por Estados Unidos y Arabia Saudí. La estabilidad en Oriente Próximo después de la muerte de Sadat exige reforzar la postura prooccidental de los árabes moderados. Así, el paso siguiente a la venta de los equipos bélicos sofisticados puede ser el intento de respaldar el plan de ocho puntos del príncipe Fahd, que ha contado con el visto bueno de los europeos. La visita del presidente del Consejo de Ministros de la CEE, lord Carrington, a Arabia Saudí y el regreso del negociador norteamericano Philip Habib a Oriente Próximo serán dos piezas claves de presión sobre saudíes e israelíes.

La previsible estabilización de los precios del petróleo durante los próximos catorce meses proporcionará un gran respiro a las economías occidentales. La crisis no se agudizará y se dispondrá de un mayor sosiego para aumentar la ayuda económica a países como Egipto y Sudán. De este modo, se trataría de contrarrestar la influencia de Libia, demostrando que la cooperación con Occidente no se limita con carácter exclusivo al terreno militar. Si la demanda de petróleo no sube de manera inesperada los intereses de americanos y saudíes proporcionarán además en este terreno una calma beneficiosa para países como España, muy dependientes de los suministros y de los precios del crudo.

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